La última locura: Gualeguaychú contra el mundo
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- El 22 octubre, 2009
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La salud mental de los dirigentes de la Asamblea Ciudadana Ambiental Gualeguaychú (ACAG) es un tema que las autoridades deberían estudiar con mucha atención. Se autotitulan “ambientalistas” y nada hacen por controlar el lamentable estado de la contaminación que produce el Parque Industrial Gualeguaychú, que está conduciendo a la muerte al arroyo del mismo nombre y contaminando a su muy querido Río Uruguay. Querido en los papeles y de la boca para afuera porque en los hechos las cosas son totalmente diferentes. Como dice la Sagrada Biblia: “Por sus frutos conocerás al árbol.”
Hoy dan un paso más hacia la demostración total del incorrecto funcionamiento de sus cerebros: denuncian al Congreso Mundial Forestal, que se reúne en Buenos a partir del domingo 18 de octubre, como si estuviesen cometiendo un espantoso delito. Y para peor, en el colmo inaudito de su caradurismo consuetudinario, invocan en su ayuda… a la Constitución Nacional! Cosas vederes Sancho, que no habrás de creerlas!
Dice la página de Radio Máxima, cómplice de los delitos de la ACAG en su edición del 17 de octubre, 2009:
LA ASAMBLEA PROTESTARÁ FRENTE AL CONGRESO FORESTAL EN BUENOS AIRES [Fuente: Radio Máxima]La Asamblea Ciudadana Ambiental Gualeguaychú resolvió rechazar con un comunicado y una manifestación la realización del Congreso Forestal Mundial que se realizará en Buenos Aires en los próximos días.
La Asamblea anunció que se movilizará el miércoles próximo, cuando se realicen las rondas de negocios en el congreso internacional.
“El modelo foresto industrial celulósico que avanza sostenidamente desde las últimas décadas, será rubricado en la ronda de negocios”, denunció la organización.
“Denunció la organización”. En la justicia normalmente se “denuncian” delitos, irregularidades, coimas, cohechos, estafas, discriminaciones, y otros tipos de delitos que, curiosamente, la ACAG viene cometiendo desde hace tres o más años. Y la justicia de Gualeguaychú, ¿qué hace para evitar esos delitos, cortes de ruta, desmanes, intimidaciones, irregularidades, y aún homicidio “culposo”? Según parece la justicia en esa ciudad tiene muy mala fama, siempre de acuerdo con la encuesta que hace la misma página de Radio Máxima: ¿Qué tan conforme está con la Justicia en Gualeguaychú?. La respuesta no deja duda alguna:
Los “muy conformes” son los dirigentes de la ACAG. ¿Cómo no van a estar muy conformes si se vienen salvando de la cárcel desde hace tres años? Pero no toda la culpa de eso la tiene la justicia local. La Justicia Federal carga con la mayor responsabilidad de que los patotores sigan en libertad. Sigue la noticia de Radio Máxima:
El manifiesto que será entregado en la protesta, indica que “entre los países auspiciantes del Congreso se encuentran Suecia y Finlandia, ambos con intereses en la forestación para el abastecimiento de plantas de celulosa, como las que proyectan instalar en Brasil y Uruguay, entre otras destinadas a nuestra región”.
¿Cuál será el motivo para extrañarse? Entre las varias decenas de países que practican la industria forestal como Estados Unidos, Canadá, México, Chile, Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, todos los de América Central, una inmensa cantidad de Asia y Oceanía, Europa y África -¿qué tiene de extraño que estén incluidos Suecia y Finlandia?
Sería para denunciar a la policía si todos estos países se reuniesen en un Congreso Mundial de Productores de Cocaína y Opio –cosa que países que se dedican a eso no publicitan, por cierto- pero protestar contra un Congreso donde se reúnen para tratar temas como la explotación racional de los recursos para hacerla sustentable, la aplicación de tecnologías modernas para reducir los riesgos de los trabajadores forestales, o nuevas tecnologías para la fabricación de pulpa de papel para eliminar la contaminación en grado extremo, me parece que está totalmente fuera de toda justificación.
Parece más un ejercicio de calistenia, de flexión de músculos, de mantener el entrenamiento en la práctica de la protesta por la protesta en sí, no importa contra qué. “Protesto porque quiero, no porque tenga motivos reales para protestar.” Además, si no protesto pierdo el lucrativo negocio que me permite asistir a La Haya para hacer lobby. Ridícula pretensión, por cierto: ¿Ante quién? ¿Ante los jueces? ¿Creerán que su presencia puede presionarlos? ¿Creerán que tienen alguna posibilidad de que la corte de La Haya falle a favor de ellos? La misma gente de Gualeguaychú no parecer ser de la misma opinión. Radio Máxima tiene otra encuesta en sus páginas que no resulta sorprendente. Lo que es sorprendente es que la tengan publicada!
¿Cree que el dictamen de La Haya será a favor de Argentina?. Y la respuesta de la gente no nos extraña:
Luego los dirigentes de la ACAG ingresan al vasto territorio del dislate:
La Asamblea menciona el conflicto binacional por la pastera Botnia, y asegura que Finlandia es el “país culpable del conflicto entre dos pueblos hermanos, por el emplazamiento inconsulto e ilegal de Botnia en la cuenca del Rio Uruguay”, y critica al gobierno argentino y repudia “enérgicamente la presencia de este Estado agresor finlandés en este evento organizado por el Gobierno Nacional, de Cristina Fernández de Kirchner con todos los Ministerios y Secretarias a su cargo y dentro de ellos Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, porque un desarrollo sustentable basado en la proliferación del bosque implantado (cuando la implantación industrial de árboles tiene como fin casi en su totalidad las fábricas de celulosa) es una falacia y va en detrimento de la soberanía alimentaría de todos los argentinos, vulnerando derechos y garantías expresamente enumerados en la Constitución Nacional”.
Lo dijeron de un tirón, casi sin detenerse a respirar (sólo dos comas en el parrafazo), y amontonaron todas las falacias en un compacto paquete –como si así fuese más fácil tragarlo. ¿Soberanía alimentaria? ¿Qué demonios es “soberanía alimentaria”? ¿Será que las plantaciones de eucaliptos harán que nos ordenen desde el extranjero qué y cuánto tenemos que comer los argentinos? Hay pavadas que he escuchado en mi vida, pero esta…
Los culpables originales del entuerto se encuentran entre quienes exigieron coimas fabulosas para permitir la instalación de Botnia del lado argentino. Sabemos sus nombres, sabemos las cifras, todos los sórdidos detalles. Luego vino la venganza cuando Botnia se fue a un país más lógico, más serio. Greenpeace interviene con sus activistas acróbatas y convence a la pobre gente de Gualeguaychú que serán envenenados hasta los tuétanos, que tendrán generaciones de cancerosos y bebitos deformes, y todo tipo de mentiras descaradas. Nada hay peor para cerrar la inteligencia y el funcionamiento del cerebro como un miedo irracional. Buen trabajo hizo Greenpeace. Deben de sentirse muy orgullosos. El próximo gobierno honesto que tengamos los argentinos debería expulsarlos del país por actividades antinacionales, y hacerlos responsables por frenar el desarrollo, la industrialización y la creación de puestos de trabajo.
¿Qué decir del brulote sobre el:
“…porque un desarrollo sustentable basado en la proliferación del bosque implantado (cuando la implantación industrial de árboles tiene como fin casi en su totalidad las fábricas de celulosa) es una falacia y va en detrimento de la soberanía alimentaría de todos los argentinos, vulnerando derechos y garantías expresamente enumerados en la Constitución Nacional”
El bosque implantado para los fines que sean es la base más segura de un desarrollo sustentable fundado sobre un aprovechamiento racional de los recursos. El argumento de la ACAG es un DISLATE absoluto, es casi el epítome de la perfección en dislates y fracaso total de los mecanismos de la lógica y el raciocinio.
Y la frutilla de la torta la ponen al invocar para su uso exclusivo a la Constitución Nacional, queriendo que la gente ignore que han estado violando de manera impune al Artículo 22 de esa misma Constitución invocada, además de varios otros como el 14 y el 18, y numerosos artículos del Código Penal. Parafraseando al ex presidente Ricardo Alfonsín: “A ver, un psiquiatra allá, en Gualeguaychú!”.
Por: Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
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