La tontería del mes: geoingeniería para evitar la acidificación del mar
- Creado por admin
- El 10 julio, 2009
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La revista online Physorg.com publica un estudio sobre geoingeniería para combatir al calentamiento global. No parecen estos “científicos” haberse percatado de lo que sucede en el mundo real: viven en un mundo virtual de modelos computados, verdaderos juegos de video al estilo PlayStation®, que son incapaces de predecir el tiempo de las próximas dos semanas, y se ufanan de predecir el clima de aquí a 100 años. El lamentable “estudio” se titula:
no ayudarán a los corales, dicen científicos. Por Christine Blackman – Julio 3, 2009 http://www.physorg.com/news165847604.html
(PhysoOrg.com) – Experimentos en “Geoingeniería” propuestos para reducir el calentamiento global bloqueando la luz del sol mediante la inyección en la atmósfera de partículas, podría enfriar al mundo pero seguiría dejando niveles de dióxido de carbono peligrosamente elevados, dicen científicos de Stanford.
Partículas que bloquean la luz del sol no resolverían los problemas de la acidificación de los océanos y la mortandad de corales, dos significativas repercusiones del cambio climático, de acuerdo con un estudio de Ken Caldeira de la Universidad de Stanford y de la Carnegie Institution, Damon Mathews de la Universidad Concordia, y Long Cao de la Carnegie Institution. El dióxido de carbono atmosférico se disuelve en el agua de los océanos haciéndola más ácida y difíciles para que los animales construyan sus caparazones o esqueletos, especialmente los corales.
Los proponentes de la geoingeniería hacen un llamado para inyectar pequeñas partículas reflectantes en la atmósfera para bloquear de manera parcial la luz solar y enfriar la Tierra, tal como lo hacen los volcanes en erupción. El clima más rico en dióxido de carbono haría que las plantas crezcan más vigorosamente, absorban más dióxido de carbono y lo liberen menos a los océanos. Pero la diferencia con sería lo suficiente para alterar fundamentalmente el padecer de los arrecifes de coral, dijo Caldeira.
El resto del artículo carece totalmente de importancia y sólo demuestra que se trata de otro estudio destinado a ser levantado por los medios para entregarlo al gran público –que de clima sabe nada más que el sol sale por la mañana, se pone por la tarde; los veranos son más cálidos que los inviernos; que algunos años hay sequías, y otros años lluvias copiosas, y que un lindo día soleado invita a hacer un asadito en las riberas de un arroyo de las sierras. Y en base a esos conocimientos acepta alegremente cualquier desinformación de los medios, y así colabora en la manufactura de la cuerda con la que serán colgados…
Notables errores
El error más notable del estudio es ignorar totalmente al mundo real, las últimas observaciones científicas, y creer que el mundo está poblado únicamente por idiotas dispuesto a creer cualquier cosa que lleve el rótulo de “estudio científico” –rótulo dado por la prensa, no por el contenido del estudio en sí. Veamos:
La primera desinformación se relaciona con el término “acidificación“. La escala de que mide la acidez/alcalinidad va de 1 a 12, siendo 7 el valor neutro. La del agua destilada. Los océanos tienen un pH, o grado de acidez/alcalinidad, que varía de 8.2 hasta 8.6, dependiendo de las regiones. En química eso se llama: “alcalino“. De acuerdo con el nuevo “cuco” que se le quiere imponer al público, está la “acidificación” de las aguas de los mares. De las mediciones constantes que se hacen sobre ese asunto, se observa que el grado de alcalinidad se redujo en algunas décimas, por ejemplo, en algunas regiones ha descendido de pH 8,4 a pH 8,2 –pero siempre los mares se mantienen un grado de leve alcalinidad. Cuando los mares reduzcan su pH por debajo de pH 7.0, entonces podemos hablar de “acidificación” de los océanos. Pero para que ello suceda deberían pasar algunos millones de años y tener niveles de CO2 en el aire similares a los que existieron en épocas pasadas, cuando las concentraciones de CO2 variaban de 2.600 ppm a 10.000 ppm, unas diez o treinta veces más que ahora.
Sin embargo, los corales se formaron y vivieron alegremente precisamente en esa época, cuando los niveles de CO2 eran tan elevados que, de acuerdo con Caldeira, no podrían haber prosperado. ¿Según quién? Según sus modelos, por supuesto. Esos jueguitos de video con que se entretienen durante el día, y que no son evidencia de nada. Los últimos estudios realizados in situ sobre la Gran Barrera de Coral de Australia indican que el corales no han sufrido daño alguno y que están en franco crecimiento. Lo que se ha determinado es que no es el pH de las aguas lo que los afecta como tampoco la elevada temperatura de las aguas –precisamente los corales viven en aguas cálidas, porque el calor les favorece. Es la interacción entre algas y otros organismos marinos lo que regula y favorece el desarrollo y la buena salud de los corales.
Por ejemplo, R. Berkelmans y M.J.H. van Oppen (2006), en su estudio “El rol de zooxanthellae en la tolerancia térmica de los corales. Una pepita de oro de esperanza para los arrecifes de coral en una era de cambio climático,” (Proceedings of the Royal Society B 273:2305-2312), los dos científicos encontraron que los corales adultos, “son capaces de adquirir una creciente tolerancia térmica y que este aumento de la tolerancia es resultado directo de un cambio en el tipo simbionte dominante en sus tejidos por el Symbiodinium del tipo C al D”, e informan que “el nivel de la creciente tolerancia ganada por los corales por el cambio del dominante simbionte tipo al D es de alrededor de 1 a 1,5ºC”.
¿Qué significa todo esto? Que los corales se adaptan a los cambios de temperatura por la acción de los organismos zooxanthellae y su interacción con las algas que florecen sobre los corales. Ni la inexistente “acidificación” ni la temperatura más elevada los afecta de manera catastrófica e inmediata. Los organismos se adaptan. Lo estuvieron haciendo durante más de 90 millones de años.
CO2 natural en exceso; demasiado poco el humano
Los océanos del mundo contienen muchas (muchísimas) veces más dióxido de carbono disuelto en sus aguas que el que existe en la atmósfera. Se calcula que la cantidad es del orden de las 38 BILLONES de toneladas de CO2. Pero los calentones tienen miedo de que unas pocas decenas o centenas de millones de CO2 adicionales añadidas por los humnaos, de alguna manera “acidificarán” a los océanos y harán imposible la vida marina. Tamaña sandez, viendo los niveles de CO2 atmosféricos en el pasado y que la vida marina se desarrolló sin problemas hasta nuestros días.
Es claro que la inyección de partículas en la atmósfera causaría una hecatombe colosal, si la hacen como la proponen estos alucinados. Actualmente la temperatura global de la Tierra ha dejado de aumentar y está en un franco descenso, por lo menos es lo que cualquiera puede ver en el gráfico de las temperaturas desde 1979 a Junio 2009 publicado por la Universidad de Alabama, Huntsville, donde se reciben los datos del satélite Acqua de la NASA y son usados por todos los centros de investigación del mundo. En Junio 2009 estamos de vuelta a las temperaturas de 1979, es decir, de vuelta a foja cero –pero con una notoria tendencia al enfriamiento.
Fuente: June 2009 Global Temperature Anomaly Update: 0.00 deg. C
De acuerdo con las previsiones de muchos astrónomos y astrofísicos, además de la opinión de gran cantidad de geólogos y paleoclimatólgos, la Tierra está ingresando a un nuevo ciclo de frío que podría durar entre 70 y 300 años. Si se inyecta la cantidad suficiente de partículas que impidan la llegada del calor solar hasta la superficie de la Tierra, lo que se conseguirá es empeorar la situación, y de una Nueva Edad de Hielo al estilo de la ocurrida entre 1400 y 1850, pasaríamos a una Nueva Glaciación, donde la humanidad sería exterminada sin remedio. Las cosechas del mundo se reducirían a una estrechísima franja en el ecuador, y en el poco espacio libre de hielo no cabrían los casi 7000 millones de personas que hoy viven en la Tierra.
Es hora de de comience a haber un poco de supervisión adulta sobre los jueguitos de video que los “científicos” en algunas universidades usan para matar sus horas de ocio en lugar de ponerse a trabajar como personas responsables.
Por: Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
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