La sustentabilidad: una tendencia en alza en la industria automotriz
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- El 3 mayo, 2013
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Si se quiere hablar de sustentabilidad en materia de transporte, claramente debe destacarse el uso de la bicicleta y el transporte público, junto con la peatonalización de las calles, como las estrategias de movilidad más amigables con el medio ambiente. Pero lo cierto es que, hasta el momento, hay recorridos que no pueden realizarse a través de ninguna de estas tres alternativas, y no queda otra opción viable más que el automóvil.
Cuestionado por su emisión de dióxido de carbono (CO2) y por el ineficiente uso que de él se hace (1,2 es el promedio de pasajeros por automóvil en Buenos Aires), durante los últimos años muchas compañías de la industria automotriz decidieron
basar su producción, su producto y su contacto con el público consumidor en el concepto de sustentabilidad.
Lejos de llegar a un grado cero de impacto (imposible en toda acción humana), se apunta a diseñar y producir un vehículo que no sólo cumpla una función óptima de traslado, sino que también sea un medio amigable para con el medio ambiente y la comunidad.
Fabricación eficiente
Para hablar de un producto más amigable con el medio ambiente, una de las condiciones sine qua non es que su proceso de producción también lo sea. En este sentido, la industria automotriz ha realizado numerosas modificaciones en los últimos años a fin de disminuir el impacto ambiental de sus plantas y contribuir a la generación de modelos más eficientes en lo técnico y ambiental. La introducción de la norma ISO 14.001 en Sistemas de Gestión Ambiental contribuyó a que las compañías establezcan políticas verdes propias para adecuarse a la normativa.
Al respecto, podrían destacarse cuatro grandes áreas de cambios dentro de las plantas industriales: consumo de energía, aplicación de tecnología, elaboración del vehículo y tratamiento de residuos.
La iluminación y el funcionamiento de los motores de las maquinarias son la principal causa de consumo de energía en el sector. Para disminuir dicho el consumo en la iluminación, varias compañías han implementado distintas estrategias prácticas.
Por ejemplo, según Javier Vernengo, director de Relaciones Externas y Comunicación de Fiat, su empresa utiliza luceras naturales, de bajo consumo con tecnología LED y de energía inducida. En tanto, para reducir el consumo en motores, Fiat les ha cocolocado variadores de velocidad que permiten llegar a niveles muy bajos en el uso de energía.
“Entendemos que la mejor forma de conseguir los objetivos ambientales es incrementando al máximo la eficiencia de los procesos”, reconoce Eduardo Kronberg, gerente de Relaciones Públicas y Responsabilidad Social de Toyota Argentina. La firma se basa en el lema “cero producción, cero consumo”, a partir del cual busca optimizar el consumo de energía durante la producción. Cuando no se produce, el consumo es cero.
La aplicación tecnológica es un segundo eje a destacar como base del desarrollo sustentable en el sector. Si bien es una condición para que todos los otros ejes sean posibles, hay dispositivos innovadores que marcan un diferencial. En Fiat, por ejemplo, se instalaron ecotubos, láminas reflectantes que se colocan en los tubos fluorescentes para reducir el consumo y, asimismo, el importe a pagar por el servicio de luz. En relación con las emisiones de CO2, Ford comenzó a medir y publicar su inventario de carbono, según los lineamientos del GHG Protocol, para aplicar acciones que lo reduzcan. Misma política implementó Toyota, que monitorea las emisiones de todo el transporte interno.
Datos destacados de las empresas
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-asocia do al traslado de piezas y vehículos- y de los camiones de logística de su predio industrial de Zárate.
Desde el inicio
Este proceso de producción más sustentable, gracias a la aplicación de tecnología, lleva a que el producto también tenga características innovadoras más amigables con el entorno. “El cuidado del medio ambiente comienza en el desarrollo del producto, etapa en la cual se definen características clave de aerodinámica, peso y eficiencia”, explica Carlos Galmarini, director de Relaciones Institucionales de Ford Argentina. Al respecto, Vernengo describe dos de los aportes de Fiat: “La tecnología MultiAir permite controlar la entrada del aire en el motor de manera exacta y óptima, y el llenado de los cilindros modificando el tiempo de apertura de las válvulas. Por otra parte, la tecnología Eco Drive garantiza una mayor eficiencia en el manejo a través de un software que programa un nivel de conducción aceptable para el ambiente y el cliente”. Toyota ofrece una tecnología similar a MultiAir a través de su Sistema VVT-i (Variación inteligente de sincronización de válvulas) que otorga un 8% de eficiencia y economicidad a sus motores; y Honda por medio del sistema i-VTEC de distribución variable y control electrónico de válvulas.
Algunas compañías emplean materiales reciclados en la fabricación de sus vehículos o materias primas alternativas para disminuir el impacto. Ford, por caso, apostó por las fibras naturales. Galmarini explica las propiedades y los beneficios de una de ellas,la espuma de soja. “Supera los estándares de calidad, reduce las emisiones de CO2 durante su fabricación y tarda entre 90 a 120 días en degradarse”, precisa.
En cuanto a la emisión de CO2, los últimos avances han sido alentadores. Fiat Auto, de hecho, redujo su promedio de emisiones en un 14% en cinco años, desde 137.3 a 118.2 gramos por kilómetro (g/km), nivel inferior a la meta establecida por la Unión Europea para 2012 (130 g/km).
Tipos de residuos
El eje o etapa final radica en el tratamiento de aquellos distintos tipos de residuos que se generan en el proceso industrial y que exigen condiciones de disposición particulares. Pueden destacarse tres tipos de residuos: los sólidos (son gestionados de forma permanente en todas sus etapas, desde la generación hasta la disposición final. Fiat recicla el 98% de lo generado. Ford pasó de enviar a relleno 28 kilogramos -kg- en 2010 a 3 kg en 2012, por cada vehículo fabricado, y el año pasado en la planta de Pacheco se logró reciclar el 94% de los residuos generados); efluentes líquidos (se trata de los efluentes derivados de la pintura empleada, cuya disposición exige un previo tratamiento físico-químico y biológico que suele tener lugar en la planta de tratamiento de aguas residuales. Así se garantizan los parámetros de volcamiento adecuados para la descarga.
Según Vernengo, la carga de efluentes a la planta de tratamiento puede disminuirse a través de su recirculación por ósmosis inversa o ultrafiltrado. Ford y General Motors supieron reducir el consumo de pintura mediante la incorporación tecnológica de robots que se ocupan del proceso de pintado y que disminuyen la emisión de aerosoles. “Además, a través del pintado por lotes de colores y el cambio de solventes por otros de base acuosa, se logró minimizar la cantidad de solventes de limpieza con su consecuente reducción de emisiones VOC”, explica Bernardo García, gerente de Comunicaciones y Responsabilidad Corporativa de General Motors); y efluentes gaseosos (la aplicación de tecnología permite asegurar una calidad de aire adecuada. Fiat cuenta con hornos postcombustores que incineran los compuestos orgánicos derivados de la pintura).
El correcto tratamiento y disposición de estos residuos contribuye a un eficiente funcionamiento y rentabilidad de las empresas. En Toyota, la tasa de reciclabilidad de sus residuos es del 80%, incluyendo metales, papeles, cartones, solventes, aceites vegetales y minerales, plásticos y nylon. Por su parte, en General Motors, los nuevos vehículos de Chevrolet pueden reciclarse entre un 80 y 90%.
Cabe destacar que esta última compañía cuenta con la primera planta que ha sido declarada “libre de residuos” (landfill-free) en la región, ubicada en Rosario. “El reconocimiento implica que todos los procesos utilizados a su interior están alineados para cuidar el medio ambiente y no generar residuos que puedan ser enviados a rellenos sanitarios públicos, ya que la totalidad de los mismos son reciclados o reutilizados”, explica García. Además, dispone de una planta de tratamiento de efluentes cuya capacidad de procesamiento alcanza los 60.000 litros por hora.
Los residuos no sólo son un tema de interés durante el proceso de fabricación sino también al interior de la empresa en otras áreas de trabajo. “La compañía busca concientizar en todas sus sedes sobre el cuidado de medio ambiente bajo la regla de las tres R: Reciclar, Reusar y Reducir”, asegura Martín De Gaetani, gerente de Relaciones Institucionales de Honda. Para ello, han colocado cajas clasificatorias para la separación de residuos y contribuir con la recolección de tapitas de gaseosas y papel en la Fundación Garrahan y el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Modelos excepcionales
El elevado costo de la tecnología para su fabricación, la falta de garantías gubernamentales para una eficiente competencia en el mercado y la ausencia de una demanda significativa por parte de los consumidores son algunos de los factores que explican la escasez de inserción que los modelos híbridos y eléctricos han tenido en Argentina.
“Fuimos la primera compañía en el mundo en lograr la producción en serie de un vehículo híbrido que rápidamente se convirtió en el símbolo de un vehículo con `conciencia ambiental´”, reconoce Kronberg. El Toyota Prius está equipado con el sistema Hybrid Synergy Drive (HSD), que combina de manera inteligente y continua las ventajas de un motor eléctrico y un motor de combustión en un mismo vehículo. La sinergia en el funcionamiento conjunto de ambos motores aumenta su efectividad y garantiza un consumo eficiente del combustible.
“El sistema HSD cuenta con una batería híbrida que actúa como acumulador energético almacenando la energía sobrante que se genera al frenar o bajar una cuesta”, explica Kronberg. “Este sistema permite la recuperación de la energía cinética que en los vehículos convencionales se disipa en forma de calor”, agrega. Además, la tecnología HSD emite un 44% menos de CO2 que los vehículos de similar cilindrada y equipados con dispositivos de control de emisiones. El 95% del modelo de 3º generación es recuperable, el 85% reciclable y el 95% de los componentes de la batería reutilizables.
Cabe destacar que, desde su lanzamiento, lleva vendidas más de 3 millones de unidades en todo el mundo. Esto le permitió posicionar a Toyota como el responsable del 80% de las ventas de híbridos en el mundo y reducir las emisiones de CO2 en 19 millones de toneladas.
En la Argentina, se han vendido más de 200 unidades a un perfil de cliente que valora los autos tecnológicos de avanzada. Sin embargo, frente a lo que ocurre en otras partes del mundo, donde la tecnología amigable con el medio ambiente se ve favorecida por exenciones impositivas u incentivos, en nuestro país no se cuenta con esa ventaja competitiva en el mercado. “Al inicio de su comercialización se otorgó un beneficio similar, pero hoy no está disponible porque se agotó su cupo. Por lo que el vehículo paga los mismos impuestos que cualquier otro modelo importado”, comenta el directivo.
¿Qué ocurre después?
Tanto la fabricación como el producto final obtenido han recibido positivamente el concepto de sustentabilidad durante los últimos años. Pero, como es de público conocimiento, aparecen modelos de autos constantemente y, luego de diferentes usos, hay vehículos que ya no funcionan. ¿Qué sucede entonces cuando el auto pierde su vida útil?
“La vida útil del producto se sigue en todas sus etapas, garantizando que cada uno de los componentes alcance una correcta disposición final, sin causar un impacto ambiental negativo significativo”, expresa Vernengo. Para que ello sea posible, las compañías destacan la necesidad de trabajar en conjunto con los concesionarios y clientes para involucrarlos en la responsabilidad sobre el vehículo y sus partes. La clave es la comunicación desde la empresa a sus diferentes clientes y consumidores.
La disposición final del vehículo dependerá también del tipo de materias primas y de las características empleadas durante su fabricación. “La utilización de materiales sustentables, reciclados y reciclables busca mejorar las operaciones de reciclado al fin de la vida útil del vehículo”, explica Galmarini. Además, la mayor parte en peso la representa el acero, cuyo grado de reciclaje es alto.
En Toyota se trabaja de manera preventiva con otro de tipo de materia: las sustancias químicas. La empresa cuenta con normativas internas que prohíben su uso en las partes a fin de incrementar las posibilidades de su posterior reciclado. Sin embargo, cabe destacar la falta de un apoyo jurídico a nivel nacional, tal como señala Kronberg: “Lamentablemente en la Argentina no existe una ley sobre la vida útil de los vehículos, comparable con la existente en los países europeos”
RSE, la clave
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Fuente: Revista Futuro Sustentable
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