La sed del futuro
- Creado por admin
- El 1 enero, 2000
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JOHANNESBURGO, Sudáfrica.- Si hacemos girar un globo terrestre, nuestro mundo parece rebosante de una infinita cantidad de agua. Una paradoja, entonces, es la agenda de crisis del tercer Foro Mundial del Agua, realizado entre el 16 y el 23 de marzo último en Kyoto, Japón, y dedicado al tema del futuro de nuestro planeta como una sed creciente. Aunque el 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua, el 97,5% de esa agua es salada. Del 2,5% restante, el agua fresca de la que depende la sociedad humana, casi tres cuartas partes están congeladas.
No es sorprendente que los recursos de agua sean causa de conflicto entre comunidades y territorios. Pero la necesidad exige que el agua sea compartida para asegurar la supervivencia de todos. Por la fuerza se convierte en un catalizador de la cooperación internacional: el agua es también un agente de la paz.
Foto Kandahar, Afganistán: niños que acarrean bidones con agua – Foto: E. Hoshiko / AP |
Somos pródigos en el uso del precioso licor de la vida. En el siglo XX, el consumo de agua creció el doble que el porcentaje de crecimiento de la población mundial. La volubilidad de las estaciones, la polución, la deforestación desmedida, el drenaje de tierras húmedas… todo ello contribuyó a ese colosal despilfarro.
Mientras la extravagancia y el derroche fueron y siguen siendo el estilo de vida de algunos países, más de un billón de personas no tiene acceso a un suministro constante de agua limpia. Y al menos 2 millones y medio de personas, casi siempre de los países en desarrollo, mueren cada año a causa de enfermedades provocadas por la impureza del agua que se ven obligadas a beber. Mueren alrededor de 6000 niños por día -me interrumpo sobrecogida al escribirlo- por la misma causa.
El acceso al agua potable afecta aspectos menos obvios de la pobreza. Mientras las campañas proporcionan drogas para prolongar la vida de los afectados de sida en Africa, el éxito del tratamiento depende de la resistencia física estimulada por condiciones de vida decentes… y esas condiciones empiezan por el agua potable. El mandato resumido en El agua es la vida tiene muchos matices. Abastecer de agua a una comunidad es sólo la mitad de la solución. La ausencia de efectivas medidas sanitarias significa que el suministro de agua pueda contaminarse con filtraciones de materia fecal. La sed queda saciada, pero las enfermedades entran por la boca. Así, la aplicación de medidas sanitarias efectivas es la segunda parte del proceso que ahora se reconoce como esencial para satisfacer las necesidades humanas. En la actualidad existen términos pomposos que vinculan el suministro de agua con otros aspectos, y que constituyen el concepto general de mantener un entorno vivible, ahora y para el futuro: desarrollo sostenible, diversidad biológica, distribución de recursos, racionalización de existencias. Y también se enfatiza el buen gobierno, algo que deben implementar las políticas territoriales e internacionales.
El año último, en el lanzamiento de la Unión Estratégica Afro-europea para el Agua y los Servicios Sanitarios, los presidentes de Sudáfrica y Nigeria, Thabo Mbeki y Olusegun Obasanjo, y los presidentes de la Unión Europea y de la Comisión Europea, Anders Fogh Rasmussen y Romano Prodi, hicieron pública una declaración señalando que “el control de los recursos de agua debe tratarse a todos los niveles” y que “el equilibrio entre la necesidad de agua y las necesidades del medio ambiente puede contribuir a terminar con la pérdida de recursos ambientales para el año 2015”. El documento subrayaba que esa meta depende de “la nueva sociedad estratégica a largo plazo entre los gobiernos… los interesados en cuestión … la sociedad civil y el sector privado”. De hecho, se refieren a todos los que alguna vez abrieron una canilla o llenaron un vaso de agua. La declaración incluso especifica que el desarrollo de los recursos de agua debería ser “sensible al género”. Aunque esta última afirmación pueda parecer un asentimiento que concede a las feministas la igualdad en cuanto a la experiencia de la sed, en realidad se trata de un serio reconocimiento de la (literalmente) pesada responsabilidad de las mujeres en los sistemas de distribución de agua en vastas áreas del mundo.
A ellas les corresponde la categoría bíblica de proveedoras de agua. Y con demasiada frecuencia, y en demasiados países, las mujeres acarrean el agua en cántaros que llevan sobre sus cabezas a lo largo de muchas millas.
El rol que han desempeñado durante generaciones dentro de lo que podríamos llamar construcción de redes humanas ha sido más importante en el continente africano. En Sudáfrica, simultáneamente con el Foro del Agua de Japón, el Departamento de Agua y Forestación presentará el premio Las Mujeres y el Agua, destinado a “exaltar y promover la participación de las mujeres en el control de los recursos de agua”, tanto por su antigua condición de acarreadoras como por su nuevo rol de supervisoras, educadoras de la comunidad en cuanto al reparto y la conservación del suministro de agua fresca. El Informe Mundial del Agua, del foro, extraerá sus conclusiones a partir de 100 proyectos destinados a la conservación de los recursos hídricos mundiales, intentando asegurarse de que el uso de esos recursos no favorezcan las piscinas de natación de los ricos mientras se secan las canillas de los pobres.
Una de las propuestas más importantes presentadas en el foro es el programa de desarrollo de las Naciones Unidas titulado Iniciativa comunitaria por el agua, con un presupuesto de 500.000 dólares para este año, y 50 millones de dólares destinados a los próximos cinco. Esta iniciativa respaldará “enfoques innovadores, a nivel de las comunidades, con respecto a abastecimiento de agua, medidas sanitarias y control del derroche, en un número importante de países en desarrollo, como manera de reducir a la mitad, para 2015, el número de individuos que carecen de suministro de agua potable”. Existen demasiadas amenazas a nuestra continuidad; casi ni necesitamos nombrarlas.
Algunas afectan a países o regiones específicos definidos por los grupos que los controlan y tienen poder en ellos. Están decididos a provocar desastres en ciertas partes del mundo. Y si podemos mantener nuestra parte del planeta libres de ellos, creemos que podemos salvarnos y florecer para las generaciones siguientes. Pero una sola de esas amenazas, en realidad, nos amenaza a todos. Si no reconocemos que nuestra vida depende del agua, moriremos de sed en un planeta agostado.
Por Nadine Gordimer
The New York Times/LA NACION
Abastecer de agua a una comunidad es sólo la mitad de la solución. La ausencia de medidas sanitarias significa que el suministro puede contaminarse con filtraciones de materia fecal. La sed queda saciada, pero las enfermedades entran por la boca. La aplicación de medidas sanitarias efectivas es la segunda parte del proceso, que ahora se reconoce como esencial para satisfacer las necesidades humanas
La Nación – Revista
Domingo 6 de Abril de 2003
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