La realidad contradice a los ecologistas
- Creado por admin
- El 20 abril, 2011
- 0
Con un fervor casi religioso, muchos militantes ecologistas afirman enfáticamente que “existen muchas formas de generar energía” –lo cual es parcialmente cierto, con limitaciones técnicas y de costos-, pero llegan más allá al sostener que “todas esas tecnologías están disponibles, y son capaces de sustituir a las usinas convencionales”; y allí ya entran al campo del “macaneo” liso y llano, así sea expresado con una mezcla de candidez y fanatismo, combinados en diversas formas, según cada caso.
Siguiendo a pies juntillas las “instrucciones” de los folletines de las transnacionales del ecologismo ultra, muchos militantes o simpatizantes de la ecología, se suman a las muy agresivas campañas anti hidroeléctricas y anti nucleares; y a la hora de proponer alternativas reales, suelen perderse en imprecisiones al estilo de mencionar “al voleo” a “las nuevas fuentes”, “las renovables”, y algunos incluso “se juegan” por la eólica, la solar, o alternativamente alguna otra.
El caso concreto es que a nivel mundial existen solo tres tipos de tecnologías aptas para generar energía en gran escala y que sirvan como energía de base: termoeléctrica (quemando combustibles fósiles; o sea petróleo, gas o carbón), hidroeléctrica, y nuclear.
Ni los “ecologistas” que pecan de crédulos, o fanáticos, o ambas cosas; ni el común de la gente que les cree, suelen advertir que esa cerrada y nada inocente orientación de las transnacionales fogoneadoras del fundamentalismo ecolátrico, en forma encubierta termina haciéndoles el juego a los muy poderosos intereses vinculados con la generación termoeléctrica (grandes petroleras y gasíferas, transportistas de combustibles, fabricantes de grupos electrógenos {usinas} devoradoras de petróleo y gas, proveedores de repuestos, consultores “especializados”, políticos del establishment, etc.).
Analicemos algunos casos concretos. Tres ciudades se destacan por tener algunos muy activos y ruidosos grupos de ese tan particular “ecologismo” anti represas a ultranza; con algunos militantes virulentamente agresivos e intransigentes: Santa Fe, Goya (Corrientes), Aristóbulo del Valle (Misiones).
Si de verdad fuesen militantes a favor del medio ambiente, se opondrían frontalmente a las instalaciones de nuevas centrales eléctricas movidas a petróleo o gas natural, dado que son altamente contaminantes, y queman recursos naturales no renovables (además a muy altos costos por KWh, si bien ese “detalle” suele ser omitido por esos “ecologistas”).
Al oponerse a las construcciones de nuevas centrales hidroeléctricas y nucleares (haciéndoles “el juego” a Greenpeace, WWF – Vida Silvestre y otras transnacionales de la ecolatría), usualmente afirman que “pueden reemplazarse” con usinas eólicas, solares, y “otras”.
Pero ¿que pasó en los hechos? (la única verdad es la realidad, dijo un gran líder y estadista argentino). ¡Cuando prácticamente en las narices, se instalaron nuevas usinas termoeléctricas (grandes devoradoras de petróleo o gas natural –según el caso-, y por ende grandes contaminadores, ruidosas, malolientes y emisoras de gases tóxicos, repuestos contaminados, etc.); esos mismos “ecologistas” guardaron un absoluto y cómplice silencio!
Ese silencio cómplice y complaciente respecto a las usinas más contaminantes –las termoeléctricas que son causantes del 40 % de las emisiones gaseosas mundiales-, también implica un tácito pero muy claro reconocimiento que las “grandes soluciones” que pregonan, son simples “cortinas de humo” (eólicas, solares, hidrógeno, geotermia, biomasa, etc.). ¡De otro modo esos “ecologistas” ya habrían “puesto el grito en el cielo” reclamando que en lugar de esas usinas movidas a petróleo y gas, se montaran paneles solares, “ventiladores” eólicos, motores movidos a hidrógeno, alguna perforación para geotermia, etc.!
Pero en las narices les montaron varias usinas termoeléctricas, y los ruidosos “ecologistas sectorizados” (solo son antihidroeléctricos y antinucleares, como les mandan los folletitos de los que se nutren), simplemente “miraron para otro lado”, “se fueron al mazo”, e intentan ahora pasar desapercibidos “silbando bajito”.
Ni siquiera han demostrado -hasta ahora-, tener el gesto de reconocer que sus prédicas han sido tremendamente parcializadas (no vieron otras cosas “grossas” como los agrotóxicos, los apoderamientos de tierras del Iberá por extranjeros, las causas profundas de la miseria –que genera terrible polución y degradación humana-, etc.); absurdamente focalizadas (parecerían ser únicamente anti represas y anti nucleares); en los hechos fueron agentes al servicio del subdesarrollo crónico; y sus afirmaciones burdamente plagadas de errores e inconsistencias técnicas.
Entre otras “lindezas”, los fundamentalistas de la ecología omiten considerar las enormes limitaciones de las eólicas, que no sirven donde no hay vientos, y en La Patagonia presentan problemas de variaciones de tensión, de voltaje, de armónicas, y la falta de un denso mallado eléctrico, siendo tan solo complementarias pero no sustitutivas de las usinas convencionales.
Al menos inicialmente, no creo que los militantes del ecologismo ultra y cavernario, quieran reconocer que han estado operando como marionetas, manipuladas por las transnacionales de la ecología, las cuales a su vez son apéndices funcionales a los intereses británicos (donde fueron creadas GP y WWF), al G 7 y los megas sectores financieros globalizantes.
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – F.I. UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – EN10
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – ICM
0 comentarios on La realidad contradice a los ecologistas