La Quimera del Oro
- Creado por admin
- El 9 marzo, 2010
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De repente el tablero se dio vuelta. Viendo las cifras de dinero que financian a las “negacionistas del cambio climático” y las que van a parar a los bolsillos de los calentadores, se revela que los pobres del pueblo son los escépticos y los calentadores como Greenpeace defienden a la Banca Rotschild. Los vientos cambian.
Navegando en un barco lento a la China por la internet, uno se va enterando de cosas que, aunque las imaginaba, no teníamos la certeza de ello. De la información que vamos recogiendo se comprueba que los escépticos están peleando una guerra contra una industria de miles de millones de dólares alineada a un esquema de venta de bonos de carbono de varios BILLONES de dólares.
La presunta diabólica influencia del Gran Petróleo ha sido exageradamente superada por Gran Gobierno, y esos miles de millones se los están fagocitando Gran Banca. “Lo sospeché desde un principio,” decía Chapulín Colorado. “Y ahora, quién nos salvará?”
Para desprestigiar a los escépticos, los calentadores siempre han impulsado al mito de que los escépticos escriben sus críticas porque están pagados por las petroleras. Dicen también: “Sigan la ruta del dinero”, y eso es lo que muchos hicieron –para desgracia de los calentadores. Y lo que se ha encontrado da escalofríos y pone los pelos de punta. Los ecologistas tienen que darse cuenta de una buena vez de que, cuando ellos atacan a los escépticos, le están haciendo el juego al enriquecimiento de las gigantescas corporaciones financieras.
El Olor del Oro
Dinero para los escépticos: Greenpeace buscó el origen del financiamiento para los escépticos y descubrió que Exxon Mobil había pagado us$23 millones a lo largo de 10 años, pero que ha dejado de hacerlo en 2006. Quizás Greenpeace no descubrió otras compañías petroleras que hacían lo mismo, pero esté seguros que ellos buscaron hasta debajo de las piedras. Quizás las petroleras preferirían que las emisiones de CO2 no fuesen comercializadas en el mercado, pero no es algo que vaya a perjudicarles demasiado. Si a todos los combustibles fósiles se les pusieran impuestos, los consumidores los pagarán igualmente, y los pasados aumentos del precio del crudo sugieren que los consumidores no bajarán el consumo, de manera que las ganancias de las petroleras no disminuirán tanto. Quizás el primer mes, pero después la sed de energía recortará gastos e inversiones en otras áreas y no se privará de seguir usando petróleo.
Pero al final todo el mundo está gastando más en iniciativas “amigables del carbono” que en los escépticos –aún Exxon: us$100 millones para el Proyecto Clima Global y Energía de la Universidad de Stanford (donde Stepehn Schneider y Paul Ehrlich obtendrán su cuota petrolera), y us$600 millones para investigación en biocombustibles. Algunos se quejarán de que Exxon es un gigante y su “compromiso verde” es una mínima parte de sus ganancias, pero el asunto es que Exxon gastó muchísimo menos en los escépticos!
Dinero de los contribuyentes
El gobierno de EEUU gastó us$ 79.000 millones en financiar investigaciones del clima y tecnologías verdes desde 1989. Esto pagó estudios científicos y satélites, pero es 33.500 veces más que cualquier cosa orecida a los escépticos que siempre han estado en “dique seco” en lo que ha recibir dinero se refiere. El dinero del impuesto contribuido por la legión de crédulos ciudadanos americanos ha comprado vagones de apoyo, una constante lluvia de partes de prensa alarmistas, e incluye dinero para los departamentos de Relaciones Públicas de instituciones como NOAA, NASA, el Programa del Cambio Climático, y el Programa de Tecnología del Cambio Climático. Esos $ 79.000 millones no incluyen el dinero aportado a la industria del calentamiento por parte de otros gobiernos del mundo, industrias privadas, y no están ajustados por inflación. Es decir, la cifra recibida para promocionar al fraude del calentamiento global es descomunalmente más grande.
En campañas publicitarias nomás, el gobierno australiano gastó us$ 13,9 millones en sólo una rápida campaña alarmista. No hay dudas de que hay una financiación mucho más abundante para quienes promueven la catástrofe causada por el hombre que para aquellos que hacen notar los fallos y errores en la teoría del calentamiento.
El gran problema es que no hay dinero para que los científicos demuestren que el CO2 tiene muy poco efecto sobre el clima. No hay Institutos del Cambio Climático Natural, pero hay mucho dinero dirigido a Fuerzas No Naturales. Se trata de lo que en economía se conoce como “monopsomio”, o como lo definen las enciclopedias: “un comprador, muchos vendedores – condición del mercado en la que solamente hay un comprador para un producto o servicio vendido por muchos – del griego – mono = uno + opsona = compra de provisiones”, y el punto importante es los científicos no están necesariamente corrompidos por el dinero o el estatus (aunque parece haberle ocurrido a algunos que ya conocemos), pero no hay grupo o gobierno financiando a científicos para que expongan fallos en la teoría o en los métodos científicos de los demás. La ausencia de una auditoría sistemática del IPCC, NOAA; NASA/ GISS, el CRU del East Anglia, deja un enorme vacío que cada día se llena más de dudas.
Es posible que científicos honestos hayan seguido correctamente los lineamientos expresados en sus solicitudes de fondos, siempre buscando una cosa en la misma dirección, sin mirar a los costados desde donde se les apuntaban sus yerros, y cuando hicieron alguna suposición incorrecta, o cometieron errores o simples exageraciones, nadie (con voz que podían escuchar las autoridades), se las hizo notar porque tenían un trabajo haciendo otra cosa. Al final, los auditores que se ofrecieron voluntarios para el trabajo –como Steve McIntyre y Anthony Watts- eran en su mayoría científicos jubilados, porque eran ellos quienes tienen el tiempo libre y la experticia para llevar a cabo el trabajo difícil. Porque, ¿hay alguien entre los lectores que quiera analizar gratis las técnicas estadísticas de la dendrocronología o la ubicación correcta de 2.000 termómetros en lugar de jugar al golf, o comer asado con la familia?
Los Imperios Financieros
Lo que los gobiernos de EEUU y Europa han pagado a un solo lado del proceso científico palidece en comparación con el comercio de los bonos de carbono. De acuerdo con las cifras del Banco Mundial, el monto del mercado de los bonos de carbono –o indulgencias plenarias- alcanzó en 2008 la pequeña suma de us$ 126.000 MILLONES. La consultora PointCarbon estima que en 2009 la cifra haría alcanzado los us$130 mil millones. Esto no son las ganancias sino el dinero que ha cambiado de manos en el mercado. Todos los años el dinero de las indulgencias plenarias eclipsa totalmente a lo invertido en investigación de cualquier capo de ciencia. Poderoso Caballero, Don Dinero…
Toda gran corporación financiera hará gigantescas ganancias como corredores de este mercado donde se intercambian papeles que demuestra que alguien está arrepentido de emitir tanto CO2 y quiere absolver su culpa con dinero –o mejor dicho, que si no invierte en esos papeles les pondrán unas multas y unos impuestos que los harían desaparecer. No importa si usted compra o vende las indulgencias, los banqueros siempre cortan su tajada en ambos sentidos.
Los Bancos Quieren Que Siga el Corso
No debe sorprendernos, pero los bancos están haciendo lo que los bancos deberían hacer –para beneficio de sus accionistas. Están siguiendo la ruta de las ganancias y urgen a los gobiernos a adopten cualquier esquema de intercambio de bonos. No les interesa a los bancos los impuestos a las emisiones, porque aunque “ayudan salvar al planeta”, los impuestos no producen dividendos para los bancos. Es cuando hay dinero que cambia de manos que los banqueros le echan el guante y se quedan con una buena “mordida”.
Los escépticos no son sólo molestos para los científicos que están recibiendo buenas sumas para probar una teoría, sino que resultan muy peligrosos para las potenciales ganancias de Goldman Sachs, JP Morgan, la Banca Rothschild, BNP Paribas, Deutsche Bank, HSBC, Barclays, Morgan Stanley, y todas la demás que ganarán demasiado dinero como el Chicago Climate Exchange, European Climate Exchange, PointCarbon, IdeaCarbon (sigue una larga lista…), y además son peligrosos para las burocracias de gobiernos como el IPCC y muchos departamentos en Ministerios del Cambio Climático, de Protección del Ambiente, etc, etc. No hay ninguna conspiración entre estos grupos, simplemente una terrible competencia para ver quién gana más dinero –el dinero que el último orejón del tarro, el pueblo que paga impuestos, ha contribuido sin saberlo ni quererlo.
El “Commodity” Más Valioso del Mundo
Bart Chilton, el jefe del comité asesor de energía y mercados ambientales de la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), o en español, la Comisión de Intercambios a Futuro de Activos”, predijo que dentro de cinco años el mercado del carbono dejaría minimizado a cualquiera de los demás mercados que la agencia regula: “Veo al mercado del carbono como uno de us$ 2 BILLONES de dólares”. “El mercado de commodities más grande del mundo”.
Promete ser más grande que los mercados del carbón, petróleo, oro, trigo, soya, cobre y uranio. Piense un momento: más grande que el del petróleo.
Por su parte Richard L. Sandor, CEO del Climate Exchange Plc está de acuerdo con Chilton y predice que eventualmente el mercado llegará a los us$ 10 Billones AL AÑO! Y todo es dinero al que cada lector habrá contribuido, le guste o le repugne, o no se haya dado cuenta todavía.
Ahora no se trata de demostrarles a sus amigos que siguen creyendo en el calentamiento global, en la decencia de los científicos, en la honestidad de los políticos y burócratas, de que están equivocados. No se trata de que haya que demostrarles que la teoría del calentamiento está equivocada desde sus cimientos hasta la azotea; que hubo un fraude espantoso para llegar a todo esto que pretenden hacer con los mercados del carbono.
Se trata de que usted le muestre a sus creyentes amigos lo que les va a costar lo que ellos han estado apoyando y quizás promoviendo. Que vean que la catástrofe para la humanidad no viene desde el lado del clima sino del lado de las corporaciones financieras que inventaron el asunto del mercado de bonos para dejarnos a todos en “Pampa y la Vía”. Como les he venido aconsejando desde hace años: cuando vea que algo que le quieren vender lleva el rótulo de “sustentable” o “amigable con el ambiente”, huya porque lo están asaltando.
Por: Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
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