La polución electromagnética ambiental
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- El 1 enero, 2000
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En 1975, una librera londinense, Srta. Winifred Whitermann, había escuchado hablar de nuestra historia. Habiendo hecho anteriormente investigaciones sobre este tema, a causa de un accidente que le ha sucedido en el pasado y a causa de la electricidad, ella nos envía una lista de científicos que efectuaban investigaciones sobre los efectos biológicos de los campos electromagnéticos a extremamente bajas frecuencias en Occidente. La lista era sumamente larga y, además, era descorazonado de constatar que ninguno de estos científicos trabajaban en el Reino Unido. Nosotros repartimos la lista por consiguiente entre nosotros para tomar contactos, y resulta que la primera carta que yo escribí se coronó de éxito. Ella había sido dirigida a Andrew Marino, un biofísico que trabajaba entonces para el gobierno americano con el Dr. R. O. Becker, un cirujano ortopedista. Les había sido preguntado de estudiar los efectos biológicos de los campos electromagnéticos ELF (quizás debido a los descubrimientos del proyecto Sanguíneo) y, en su laboratorio, trabajos realizados sobre ratas y ratones habían mostrado paradas de crecimiento y caídas de fertilidad en tres generaciones.
Además, el Dr. Marino y el Dr. Becker testificaron a este momento preciso en una auditoria larga y muy punzante contratada por la comisión de empresas y de servicios públicos del Estado de Nueva York, acerca del proyecto de línea de alta tensión de 765 KVoltios destinada a cruzar el estado para establecer una conexión con la red canadiense. La decisión de testificar había sido tomada completamente por el Dr. Becker y el Dr. Marino en calidad de médicos científicos responsables. Esto no sólo les costo años de trabajo, pero también calumnias sobre el plan profesional y mismamente la amenaza de perder su empleo. En el caso del Dr. Becker, quizás eso también le ha costado el Premio Nóbel por el cual el habían sido retenido debido a sus trabajos sobre la reparación de facturas y sobre la reducción de œdèmes por la aplicación externa de los campos electromagnéticos a frecuencias extremamente bajas. De hecho, es precisamente a causa de este trabajo que el Dr. Becker que había decidido testificar en la auditoria. Él había observado, cómo milagrosamente, de tales campos magnéticos estimulan las células en su proceso de reparación y en su reinserción en su sistema tisular, pero el formulaba serias dudas en cuanto a los efectos similares saludables sobre los tejidos sanos, normales, involuntariamente sometidos a tales campos. Estas dudas son ahora largamente justificadas.
Después de la auditoria del Estado de Nueva York, el escribía un libro “Electromagnetism and life” (Electromagnetismo y la vida) en colaboración con el Dr. Marino, el libro era científicamente el más completo y el mejor científicamente documentado hasta entonces (11). Más tarde, él publica un segundo trabajo “The Body Electric” (El cuerpo eléctrico) (12) que es el testimonio del trabajo de su vida y sugiere una teoría biológica nombrada a cambiar nuestra comprensión.
Cuando el Dr. Marino contestaba a mí primera carta, él ajuntaba testimoniajes del Dr. Becker (que ponía en guardia sin equívoco contra los riesgos de la exposición de organismos sanos a los campos electromagnéticos ELF) y de sus propias exploraciones contradictorias, aún incompletas. Más adelante, cuando yo me encontré con el Dr. Marino, yo hice algunos comentarios sobre este tema y él me dice que él había pasado un diploma de derecho, porque él estimaba, en tanto que biofísico que había peligros en nuestro ambiente actual, que era necesario que alguien calificado para testificar en nombre de los usuarios. Saber que nosotros teníamos personas de una tal envergadura con nosotros, esto representaba un recurso inesperado.
Desgraciadamente, las autoridades británicas, como aquéllas de los EE.UU. no entendía de la misma forma. En 1976, nuestro miembro del Parlamento había organizado una reunión privada entre los residentes de Fishpond y la Oficina Central de Producción de Electricidad (CEGB) para hablar de nuestro expediente, cuando nosotros presentamos los elementos que nosotros habíamos recaudado, con tantas dificultes, un alto comisionado tomó la cabeza en manos y gemidos: Vean lo qué da la educación pública !. “El Dr. Becker y el Dr. Marino estaban desafiados como “agitadores”. Es esta actitud que nos ha decido ayudar a los lugareños de Innsworth en su encuesta pública.
Durante el verano de 1978, había por coincidencia leído un artículo, sobre los trabajos de la Dra. Leslie Hawkins de la Universidad de Surrey en Guilford que estudiaba la iotización anormal del aire y sus efectos (13). Nosotros le escribimos para preguntarle de venir a Fishpond a medir los niveles de ionización debajo de las líneas de alta tensión. Nos contestó que estaba muy interesada, pero que no sabia precisamente cuando podía venir. Esto fue a principios de octubre, que la investigación de Innsworth había comenzado. Yo abandonaba entonces la encuesta y volvía a Fishpond para encontrarle. Los descubrimientos del Dr. Hawkins tenían un tal carácter de excepción, de más, en un día callado y soleado de otoñó, que él estima que ellas necesitan de ser confirmadas, su material de medida podía haberse desajustado por los campos. Él no sólo descubrió equilibrios anormales de Iones en el aire, estirando sobre todo una preponderancia de Iones positivos, como antes de una tormenta, o en presencia de ciertos vientos debilitantes, tales como el Mistral o la Santa Ana, pero también el fenómeno extraordinario, sólo debajo de las líneas de alta tensión de una total ausencia o supresión de Iones positivos y negativos, condiciones en las cuales animales de laboratorio murieron en los tres meses. Aunque el Dr. Hawkins ha tenido elaborado un modelo teórico de una situación similar a esa de Fishpond, sin saber que ella existía realmente, es este resultado que lo alarmó, de tanto más que él se aturdió de los efectos de las líneas de alta tensión sobre su aparato.
De hecho, nadie puede estar cierto hoy día, mismamente de la performancia de su computadora de iotización en un tal medio ambiente. Fondos destinados a perseguir estos estudios han sido prometidos por las organizaciones como el Comité Nacional de Protección Radiológica (NRPB) pero extrañamente nunca han sido depositados.
Desgraciadamente, el día de la visita del Dr. Hawkins a Fishpond, (sin la cual yo hubiese participado a la encuesta pública de Gloucestershire) yo he recibido una llamada telefónica de un físico, el Dr. David Smith del Colegio Universidad de Gales del Norte en Bangor. El había oído hablar aparece ser entes en una emisión de la radio BBC sobre nuestro caso, en el cual el Dr. Marino había sido entrevistado como también un representante de la Oficina Regional de Electricidad, que atribuían nuestros síntomas a rehechos imaginarios. El Dr. Smith fue interesado y prende una correspondencia con la C.E.G.B sobre este tema, después, habiendo remarcado a que punto la encuesta de Innsworth tenia poco eco en la prensa nacional, él telefonea para pedir se él podía testimoniar, porque estimaba que un elemento tan importante estaba disimulado por las autoridades. Este elemento es llamado “Crecimiento del Campo Eléctrico” es conocido de todos los estudiantes en física, pero no del publico en general. Los campos eléctricos generalmente medidos debajo de las líneas a Fishpond alcanzaron los 6 kVoltios por metro a su máximo (lo que ya estaba por encima a las normas de seguridad soviética alrededor de líneas de alta tensión). Pero estas medidas se han tomado al nivel del suelo con contador equipado de un mago largo. En el sentido, ellas estaban por consiguiente más teóricas que practicas porque, como lo explica el Dr. David Smith en el momento de testimonio, un campo medido de esta manera seria descrito como “no-perturbado”, es decir, no envolvió un objeto.
Cuando un objeto es plazado en un campo eléctrico, el campo se comporta más bien como una cortina y constituye “pliegues” por encima del objeto, dejando un espacio libre debajo. El campo así “plegado” pueden alcanzar valores superiores hasta cien veces superiores a el valor ambiental de campo no perturbado. En las condiciones ordinarias de trabajo o en las situaciones de la vida corriente, el objeto puede ser el tejado de un automóvil, al nivel de la cabeza de una persona que se pone de pie al lado, una barrera o un elemento de concentración cualquiera que sea situado de la misma manera a la altura del corazón, una escena para niño o un carruaje de bebé al interior. Las aplicaciones biológicas de un tal crecimiento de campo son los considerables.
Aunque en Innsworth hubiesen perdido su encuesta pública, de manera que las líneas fueran reforzadas y acercadas más a las casas y a las escuelas, este evento fue una etapa importante. La más importante, y de lejos, fue la ayuda personal e intelectual ofrecida por el Dr. David Smith, pero nosotros también hemos recibido muchas cartas de estímulo de otras personas en situaciones similares. Éstas, como nosotros, no podrían imaginar lo que les sucedería. Algunos elementos complementarios interesantes surgieron.
En la primavera de 1978, seis meses antes de la investigación de Innsworth, por lo menos cuatro personas habían sentido en Fishpond sensaciones extrañas y laboriosas en él espacio de una semana. Uno de estas personas era un visitante que se desvanecía sobre su bicicleta mientras pasaba debajo las líneas eléctricas. Él cayó y se rompió de las costillas. Un otro era mí hijo de catorce años que nunca había padecido síntomas similares y no había dicho nada hasta que nosotros descubrimos que nosotros todos habíamos estado en el mismo caso, pero sin hablar entre nosotros, todo esto nos parecía misterioso. Para un otro lugareño, fue una serie de vértigos. En mí caso se trataba de un episodio indescriptible al curso del cual la luz parecía ponerse negra (todavía, yo continuaba a ver) y yo estaba completamente desorientado, incluso cuando yo me encontraba en mí jardín, yo no podía decir cual era el camino de casa, ni mismamente si era más arriba o mas abajo.
Esto evidentemente suscita bromas en nuestros oposantes, cuando yo describía esto durante la encuesta a Innsworth, pero más tarde, durante el curso de esta investigación, nosotros aprendimos de un ingeniero que no había estado presente ese día de mi deposición y no había leído mí testimonio, que era a este momento preciso que el circuito de 275 kVoltios de Fishpond había pasado a 345 kVoltios (14). La investigación de Innsworth no comprendía ni si quiera un sólo médico independiente como asesor y sin termino en diciembre de 1978 sin que ninguno de los dos inspectores hubiesen tomado la decisión uno del (Departamento de la Energía, el otro del Departamento del Medio Ambiente). El informe del inspector concernía la encuesta de Innsworth que comprende un cierto numero de errores por ejemplo en la sección 25.51, él esta mencionado que tres lugareños solamente, además de mí mismo han enviado cartas que relataban efectos, considerando que ha circulado una carta firmada y presentada por veinte lugareños y mencionando diversos motivos de quejas. En la sección 25.52, los inspectores declaraban que yo me había retractado a propósito de mí archivo medical, considerando que yo he explicado al funcionario medical de la Oficina Central de la Producción de Electricidad (C.E.G.B) el Dr. Bonnel, vía el abogado de Innsworth que ellos eran los bienvenidos para consultar mis archivos medicales tan largo como ellos lo desearan, así como los archivos de todos aquéllos que han formulado las quejas.
Esto fue muy tarde, en 1978, que un juicio consiguió acerca de la auditoria de la Comisión de los Servicios Públicos del Estado de Nueva York. A pesar de la polémica y a veces calumniadora de procedimientos, la reglamentación del estado de Nueva York ha impuesto a las sociedades de electricidad de prever un corredor de 320 metros alrededor de líneas y contribuir a razón de cinco millones de dólares a un proyecto independiente de investigación llamado “Proyecto de línea de alta tensión del Estado de Nueva York” a fines de estudiar los efectos biológicos de los campos electromagnéticos a frecuencias sumamente bajas (ELF) (15). Aunque los primeros descubrimientos de Becker y Marino, acerca de las disminuciones de crecimiento y las bajas de fertilidad y la disminución de la esperanza de vida, fueron violentamente contestados, investigaciones independientes lo han confirmado.
En septiembre 1986, durante una conferencia a Toronto titulado “Efectos sobre la salud de los campos electromagnéticos a extremamente bajas frecuencias” (ELF) investigaciones, comunicaciones y regulaciones, el Dr. Richard Phillips que realizaba investigaciones en este dominio en los laboratorios de Batelle Pacific Northwest a Richland, en el Estado de Washington, ha confirmado que tales campos se revelan biológicamente activos.
Cuando el asistente le preguntó si aceptaría de vivir a lo largo de un pasaje de una línea de muy alta tensión, sin hesitar, él declara, en acuerdo con el Dr. Marino que rehusaría (16). En 1983, un estudio sueco puso en evidencia la disminución de embarazos normales entre los familiares de obreros de subestaciones, esto debido a un crecimiento de malformaciones congéniales (17) el Dr. José Delgado, trabajando en el departamento de bioelectromagnetismo de la Universidad de Madrid, había observado en 1982 malformaciones de polluelos y abortos a partir de huevos expuestos a radiaciones a extremamente bajas frecuencias. Granjeros del Estado de Nueva York han explicado durante una emisión de televisión en 1984 sobre el canal 4, titulado “El bueno, el malo y el indefendible”, que sus gallinas que viven bajo las líneas de 765 kVoltios pusieron huevos estrellados. Otros elementos también empezaron a intervenir en el debate.
Independientemente de la controversia científica, un medico generalista de Staffordshire, el Dr. Stephen Perry había empezado niveles anormalmente elevados de enfermedades depresivas y mismamente de suicidios entre ciertos de estos pacientes que viven a proximidad de líneas de alta tensión. Como los descubrimientos de Fishpond y los otros que lo corroboran, esta observación era completamente espontánea y realiza sin saber los efectos posibles. Hecho inhabitual entre los médicos generalistas ordinarios, el grupos de practicantes del Dr. Perry daba a sus miembros unas vacaciones bubáticas todos los seis meses cada cinco años y el Dr. Perry ha utilizado este tiempo para completar un estudio sobre este descubrimiento. Lo que era aún más desacostumbrado, era que sus resultados por la primera vez relevaban la implicación del componente magnético de los campos electromagnéticos de las líneas de transporte eléctrico (18). Esto es tan débil, mucho más débil que el campo magnético terrestre que durante la investigación de Innsworth todo el mundo ha considerado que este campo era despreciable. Mientras tanto, el estudio de Dr. Perry era uno de los primeros a sugerir que la importancia del campo magnético no sólo residía en las potencias fuertes, pero igualmente en los campos alternativos de extremamente bajas potencias, con frecuencias que entran en resonancia con las longitudes de ondas biológicas y reforzadas.
La razón por la cual sus pacientes vivían a proximidad de las líneas de alta tensión subterráneas, por consiguiente invisibles, sufrían los mismos efectos depresivos y suicidarIos que esos viven a proximidad de las líneas de transporte de corriente y visibles, no pueden escaparnos. Ella tiene a los campos magnéticos, desde que el campo eléctrico ambiente desaparece alrededor de las líneas enterradas considerando que sólo el campo magnético subsiste. Sin embargo, el estudio del Dr. Perry pudo ser el primero a sugerir los efectos biológicos de los campos magnéticos no sólo dependían de la potencia del campo, pero también de su frecuencia. Porque, el campo engendrado por la mayoría de las líneas de transporte de corriente eléctrica en el Reino Unido es alternativa. Una vez más, como por los campos eléctricos, es necesario pensar en términos de “frecuencias biológicas”. Y, puesto a parte, el aspecto trágico de los descubrimientos del Dr. Perry que no estaban de naturaleza retrospectivos pero corroborados por narraciones personales que yo había recibido, este estudio es grande importancia porque ella separa la intelectualizante según la cual las inquietudes vividas por gentes que sufren de polución eléctrica serian debido a la autosugestión histérica. Ella muestra bastante claramente que las enfermedades depresivas y los suicidios aumentaron tanto estadísticamente entre las personas que viven cerca de las líneas a alta tensión subterráneas invisibles, de cual ellas no tenían conocimiento que entre las personas que viven a proximidad de las líneas aéreas.
Este descubrimiento y el trabajo del Dr. Cyril Smith que nosotros mencionaremos aquí después, aparecen unirse a los estudios anteriores más generalmente aceptados sobre las abejas y las palomas domésticas (19). Las abejas y las palomas domésticas son censadas de poseer receptores capaces de apercibir los campos magnéticos terrestres y sus variaciones, que ellos utilicen para entretener su comportamiento de supervivencia. Mi primera experiencia personal bajo las líneas podría también relevar de este mecanismo. Yo nunca había percibido estas percepciones antes, todavía, una tarde, yo me hice fotografiarme bajo las líneas, mientras sosteniendo un tubo fluorescente en la mano durante una hora, y al día siguiente, después de una noche nocturna de insomnio, yo sentía como una sensación de quemadura en el hombro.
Entre tiempo, otras singularidades han comenzado a aparecer, quizás, poco espectaculares en sí mismo, en una pequeña comunidad como esa de Fishpond, pero menos digno de ser relacionado. Un niño que había nacido en la ciudad ya había sufrido una erupción cutánea que había asombrado a los especialistas, un otro que uno tenía a menudo reencontrarlo por el suelo, fuera de carruaje, bajo las líneas que cuelgan sobre el jardín de sus abuelos (antes de que nosotros hayamos empezado nuestras investigaciones) al presente de erupciones y más tarde una epilepsia ligera. Otro niño, más viejo, que siempre había vivido en Fishpond, ha desarrollado una forma similar de epilepsia activada por una luz intermitente.
Esto condujo a un grave accidente de automóvil al curso del cual él ha parcialmente perdido la vista. En las cartas que nosotros hemos recibido después de la investigación de Innsworth, aparecía una aumentación de crisis de epilepsia, especialmente mientras que el tiempo estaba húmedo o empañado. Nuestros dolores de cabeza y nuestras erupciones eran más intensas en circunstancias que no parecían necesariamente depender del tiempo, por ejemplo, dos años seguidos, a la misma época más o menos, en mayo, yo sufría de fuertes erupciones cutáneas, una hinchazón de la cara y una inflamación al nivel de los ojos que al principio yo no lo he puesto en correlación con las líneas de alta tensión. Yo tan poco he puesto en relación con las líneas de alta tensión una alergia a la leche de vaca y al queso, recientemente aparecido. Todavía, aparece ahora más que probable que los dos fenómenos estaban activados por los campos electromagnéticos, si no directamente del menos de manera sinérgica quizás, por interacción con otros factores químicos (pesticidas, herbicidas, antibióticos) habiendo contaminado el agua local que viene de los pozos (hasta 1982, la mayoría de las casas no estaban conectadas a una red de distribución). Esta última forma de interacciones podría bien ser la causa de un aterrizador, aumentación de patologías tiroideas en Innsworth. Desde que las líneas han sido desplazadas más cerca de las habitaciones, en el corredor de algunos metros de las líneas de 400 kVoltios, por lo menos siete personas han presentado inquietudes tiroideas.
Una de las personas en cuestión, Sta. Stella Ross (que, a pesar de graves problemas dolorosos de la vista, asociado a su desequilibrio tiroideo seguía siendo un tiempo largo una personas las más activas entre los demandantes los más activos de Innsworth) escribió al Dr. R. O. Becker desde 1984, este contestó que había notado inquietudes tiroideas de varios tipos en las personas expuestas a las líneas de alta tensión, en los EE.UU es necesario notar que en Innsworth, hay un terreno de aviación comportando los equipos de comunicación y radares, esto podría proporcionar un ejemplo de un otro tipo de interacción posible sugerido por el Dr. Becker en una carta que él dirige al New York State Journal of Medicine (20).
Ya, hacia los años 1975, se pusieron obvios para muchas personas que las radiaciones de las micro-ondas eran capaces de ser dañosas sobre el plan biológico el Dr. Milton Zaret tenía que demostrar claramente (a pesar de la hostilidad que se ha vuelto habitual de las autoridades y la universidad) que tumores y cataratas anulares inhabitúales del ojo puede ser causadas por las exposiciones inconsideradas a las micro-ondas de radares y de equipos de telecomunicaciones o de fugas de hornos a micro-ondas (21). En Inglaterra, un cascador que había escalado una torre de comunicaciones de radio y televisión, fue gentilmente informado por las autoridades, que su logro lo había hecho probablemente estéril a vida, estas autoridades han admitido poco después que esta verdad la habían dicho para descorazonar otras tentativas de este tipo. Quizás ha sido más severamente afectado que sobre el plan de esterilidad, porque puede involucrar incluso su descendencia. Como lo ha escrito el Profesor José Delgado de la Universidad de Madrid, la exposición de huevos de gallinas a las micro-ondas ha producido incubaciones abortadas y polluelos mal formados, todos como lo ha mostrado la exposición al campo electromagnético a extremamente bajas frecuencias (22). Uno también se recuerda de la irradiación de la embajada de los Estados Unidos en Moscú por las micro-ondas entre los años 1953-1977 donde fallecieron 8 de 11 personas por cáncer, comparado con 14 fallecimientos de cáncer de 31 muertes en otras 8 embajadas de referencia en países del Este de Europa, este estudio de 460 paginas ha sido censurado por el Departamento de Estado de los EE.UU, el contenido del estudio ha sido alterado comparado al estudio original fechado ya hace 26 años, articulo ya publicado anteriormente !
Bruxxels (Belgium)
Francisco Gabiola Guerra
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