La minería, motor del desarrollo
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- El 26 julio, 2007
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Resulta imposible imaginar un mundo sin minería. Prácticamente todo elemento del que nos servimos diariamente contiene elementos minerales. Desde el filamento de una lamparita de luz, los cubiertos con los cuales comemos, las herramientas con las que trabajamos, los materiales de equipamientos médicos para cuidar nuestra salud, los fertilizantes que permiten fabulosas cosechas al agro y a la industria vitivinícola, hasta los cables y chips de los que se provee la informática, sumados a la generación y distribución de energía eléctrica, todos contienen sustancias minerales.
La Argentina asiste desde comienzos de 2000 a lo que podríamos denominar un boom minero. Los emprendimientos en el país se multiplicaron y el crecimiento que experimenta el sector constituye una oportunidad inigualable para nuestro desarrollo. Al tratarse de materias primas, que al igual que nuestros granos y nuestra carne consume el mundo entero, la amplitud del mercado implica una expansión continua de la demanda.
La necesidad y el requerimiento de minerales existen y está en nosotros abastecernos y exportar al mundo. Asirnos a esta oportunidad nos permitirá aprovechar el efecto dinamizador que tiene la actividad minera en una economía. Dista de ser casualidad que haya sido esta industria uno de los motores propulsores del desarrollo de algunos países cuya calidad de vida nos debe servir de ejemplo, como Australia, Canadá y Estados Unidos.
Tenemos la posibilidad concreta, real y presente de construir un círculo virtuoso de inversiones, trabajo y crecimiento sustentable sobre la base de la actividad minera. Nuestros recursos mineros están, en general, en regiones muy alejadas y, por ello, cerca de comunidades postergadas en su derecho a mejorar su calidad de vida. Las posibilidades de crecimiento de estas poblaciones se centran en el empleo que genera la minería directamente o a través de empresas proveedoras.
Impacto ambiental
Como toda industria, la minería tiene impacto ambiental (que no es, como algunos pretenden confundir, sinónimo de contaminación). Pero es una de las industrias más respetuosas del medio ambiente. No sólo porque practica el concepto de explotación sustentable, dado que se trata de recursos no renovables, sino también porque la minería en la Argentina es la única actividad que tiene una ley regulatoria que controla el impacto ambiental que genera (ley nacional 24.585).
El Gobierno ha mantenido leyes federales que regulan la actividad creando un ambiente favorable para la inversión en esta industria. La minería respondió con creces a la expectativa que las autoridades depositaron en ella también en cuanto a la generación de recursos fiscales genuinos para la Nación y las provincias.
En el caso de Minera Alumbrera -donde trabajo hace diez años-, la empresa ha pagado al Estado nacional más de US$ 630 millones por el impuesto a las ganancias en los últimos tres años. Entre pago de regalías -que en buena parte se distribuyen en los municipios que rodean el proyecto- e impuestos directos en la provincia de Catamarca, genera más del 70% del ingreso fiscal de dicha provincia.
Sin perjuicio de la demostrada responsabilidad ambiental con que se opera, algunas autoridades provinciales, en una actitud por cierto reprochable, han limitado mediante la sanción de normas inconstitucionales el libre ejercicio de una industria lícita. Por cierto, agrava la situación que dichas determinaciones se han tomado sin el correspondiente análisis, y sobre la base de reclamos minoritarios e infundados, pero, eso sí, hechos públicos mediante el ejercicio de la fuerza -por ejemplo, cortes de rutas-, a la que varias autoridades, en una actitud demagógica, ceden sin mayor consideración. No es prohibiendo actividades productivas y lícitas como se va a permitir a los habitantes de nuestro país alcanzar su merecido desarrollo.
También les corresponde actuar con responsabilidad a quienes objetan la actividad. Están en su derecho, pero éste debe ser ejercido dentro del marco razonable del disenso, donde debe prevalecer el diálogo por sobre la agresión.
Los argentinos, en especial los trabajadores, técnicos y profesionales, queremos desenmascarar la hipocresía de quienes injurian la actividad por supuestos incumplimientos ambientales sin argumentos técnicos sólidos.
Los mineros hemos demostrado que esto puede hacerse respetando el medio ambiente y la ecología, y conviviendo pacíficamente y de manera compatible con otras actividades. Hoy la industria minera es parte del proceso renovador que vive la Argentina. Queremos hacer oír nuestra campana, la del trabajador minero que apuesta a crear riqueza, que quiere un presente próspero y un futuro mejor para sus compatriotas.
Por: Julián Rooney
Para LA NACION
El autor es vicepresidente de Xstrata Copper, operadora de Minera Alumbrera Argentina
Fuente: La Nación
http://www.lanacion.com.ar
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