La minería es Mendoza
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- El 13 agosto, 2007
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En memoria del Dr. Mariano Ramírez, querido amigo, gran maestro del Derecho Minero. Por su preocupación y estudio del desarrollo de la minería y la preservación del medio ambiente.
Cuando se descubre el fuego, los restos de madera se han transformado en carbón vegetal, que es el primer paso para descubrir otras sustancias, que al calor de las llamas, comienzan a transformarse.
Así nacen los primeros instrumentos de origen metalífero. Se crean las herramientas de laboreo agrícola, fijando al hombre en la tierra y en el espacio.
Las culturas (que viene del término cultivo, es decir cultivar la tierra), han evolucionado y nosotros nos hemos quedado atrás en la minería, a pesar de las técnicas extractivas en la actualidad.
Mendoza tiene un mapeo fotoaerométrico hecho hace más de treinta años y cuenta con información satelital. Seguimos postergados, frente a otras provincias y a otros países, que precisamente, con el tema del “cuidado del medio ambiente” y el detrimento de nuestro ecosistema, se posterga sine die cualquier inversión local o foránea. Los ecologistas (unos bien informados, otros no tanto) hacen de esta incidencia una cuestión capital, que indudablemente lo es, pero nunca al punto de que tales premisas impidan el desarrollo de nuestra minería. Se deben complementar los distintos sectores y no excluirse.
Sólo pueden arriesgarse capitales con políticas de largo alcance, que nada tienen que ver con la equívoca afirmación de la protección del medio ambiente que, por otra parte, sí debe cuidarse.
Es mano de obra local que se pierde y el capital privado mendocino no lo puede llevar a cabo.
Estamos frente a un chauvinismo, un nacionalismo estéril que sólo favorece a otros, ya que los capitales buscarán otras latitudes, con el consiguiente perjuicio para la provincia toda.
Los pirquineros siguen su suerte y el Estado permanece ausente en todos estos lugares, donde debería estar defendiendo la actividad, para hacer de la minería la industria madre de Mendoza.
No nos damos cuenta de que la erosión de la tierra cada día se incrementa, precisamente, en detrimento de los suelos que se dicen fértiles, cuando no lo son o ya han dejado de serlo.
La extracción del petróleo ha continuado por firmas argentinas y/o extranjeras. Advertimos que la destilería de Luján, primero de YPF y ahora de Repsol, sigue craqueando y destilando el oro negro.
La construcción de esa destilería, hace más de cincuenta años, más allá de los aspectos negativos, lo mismo se hizo. Esto constituye un ejemplo de la contradicción entre los distintos intereses, que impiden el desarrollo de la minería y de sus fábricas. Todo esto conforma el cuadro de la desorganización administrativa, legal y de factibilidad, poco serios respecto del impacto ambiental, que carcome toda iniciativa, para un no hacer la minería y su explotación.
Luego del debate judicial, se ha construido en Luján la Penitenciaría Provincial, donde los estudios de impacto ambiental resultaron favorables. La Suprema Corte avaló todos los estudios previos que se hicieron al respecto y ninguna voz se alzó en contra de tal resolución, como no podía ser de otra manera, lo cual demuestra que el debate allí quedó concluido.
El medio ambiente será para el análisis de especialistas en la materia. Los organismos, que están en condiciones de hacer estudios previos y luego continuar el control del impacto ambiental, fijarán las pautas para eliminar los efluentes químicos, evitando la degradación ambiental.
El costo de los tratamientos adecuados es significativo y afecta la viabilidad económica al tener que aumentarse la inversión, cualitativa y cuantitativamente.
La contaminación ambiental es una condición sine qua non para cualquier proyecto. Si no es viable, por no evitar la misma, no es viable y punto, el proyecto no se lleva a cabo. Si es aprobado, es imprescindible que haya un mecanismo de control serio, competente, confiable y no coimeable, que asegure la aplicación de la tecnología propuesta.
En esto hay un doble estándar, hemos vivido por décadas con situaciones graves, caso del Riachuelo, por nombrar una de las tantas que existen en el país y también en la provincia.
El escape de los motores diesel del transporte público va directamente a los pulmones de la población. Poco se hace al respecto. Ahora se está viendo algún control con las nuevas tecnologías, pero ello en nada ha modificado el microcentro de la ciudad de Mendoza; es suficiente ver la calle Patricias Mendocinas, donde la intoxicación está pegada en los muros de los edificios y casas que se ubican sobre tal calle. La Municipalidad y la Provincia no han impedido esta verdadera degradación, que afecta a miles de mendocinos.
El cianuro y el ácido sulfúrico, entre otros, son elementos degradantes de la vida humana, animal y vegetal. Existen numerosas formas para tratar esos químicos, que nos los da la naturaleza sin afectarla. Sin contar las distintas fórmulas que se pueden producir, con una tecnología de avanzada, que ya existen y son de plena aplicación.
La falta de control y la ausencia de esos tópicos es la que nos lleva a la degradación del medio ambiente, pero no en sí la exploración y la explotación de la minería.
Tenemos minerales sin explotar. Nuestros representantes ponen el grito en el cielo para callar las voces de los que pretenden ser afectados. En ello hay también un fin electoral y son los tontos que dan de comer a los vivos sin darse cuenta de la postergación de la Provincia y sus habitantes (el 80% vive en ciudades y el 20% en el campo). En ningún supuesto quedarían desprotegidos si se aplican las modernas técnicas de preservación del ambiente.
Por: Arturo Enrique Cardoso Abogado
Fuente: Los Andes
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