La mayor usina de energía solar del mundo
- Creado por admin
- El 4 julio, 2005
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Recientemente el matutino de mayor circulación en Argentina publicó un artículo que se refiere a la mayor usina solar del mundo, a construirse en Pocking, Bavaria, en el sur de Alemania.
Según dicho artículo, la central tendrá un largo de 16 –dieciseis- kilómetros (no especifica el ancho), y estará compuesta por 62.500 módulos de aluminio, que por su extensión de hecho consistirá en 6 centrales acopladas de 1.667 KW cada una; sumando una potencia de 10.000 KW
Siempre según el artículo, podrá abastecer a 3.300 hogares, será construida por Shell Solar a un costo de 40 millones de euros, o sea aproximadamente 52 millones de dólares.
Para poner en su justo contexto: 10.000 KW son 10 MW. Eso es tan solo el 8,62 % de la potencia instalada de Urugua-Í, o el 0,33 % de la potencia instalada que tendrá Corpus Christi, o el 1,56 % de la potencia instalada que tendrá Atucha 2. ¡Absolutamente irrelevante!
Pero sometidos dichos datos a un análisis comparativo y evaluativo elemental, se obtienen varias interesantes conclusiones.
En primer lugar, la absoluta veracidad de los datos debe ser cuestionada, pues los sueltos periodísticos no necesariamente son precisos o veraces, y en muchos casos como suelen “mechar” datos técnicos con comentarios no necesariamente exactos.
De este artículo pongo en duda que sea la mayor del mundo, pues tanto en California (EEUU) como en España, ya existen centrales solares de magnitudes similares; las que dicho sea de paso son experimentales, de muy discutibles resultados económicos y de muy bajos rendimientos técnicos. Téngase presente la mega crisis eléctrica de California, muy pegada a una declamatoria adhesión a las “nuevas fuentes de energía” y basada de hecho en una desregulación extrema que resultó catastróficamente cara al erario estatal californiano.
El costo de construcción por KW instalado es aproximadamente seis (6) veces más caro que el de una mega central hidroeléctrica promedio, y resulta aproximadamente veinte (20) veces más caro que el de una central termoeléctrica de gran potencia.
Dichos descomunales costos de instalación, solo son posibles de solventar en base a las generosas subvenciones del presupuesto germano, en base a las presiones del “Partido Verde”, que integra la coalición que sustenta al Premier Schroeder.
Pero además, los costos económicos y ambientales de esta “gran” centralita solar, se patentizan con solo evaluar la situación con detenimiento. Se debe cubrir una enorme extensión de tierra (16 kilómetros de largo) que queda inutilizada para todo otro fin social o económico durante los 20 años estimados de vida útil de una central de este tipo. Y todo ello solo para proveer las necesidades eléctricas mínimas de solamente 3.300 casas.
Adicionalmente debe considerarse que la energía solar se produce solo de día (obviedad no siempre tenida en cuenta por nuestros enjundiosos y no siempre técnicamente fundamentados ecologistas vernáculos). Pero el pico del consumo residencial se da a partir de la puesta del sol hasta las 22 o 23 horas aproximadamente. Como almacenar la electricidad es un proceso muy ineficiente y sumamente costoso (lo que tornaría sideral el costo por KWh de este proyecto), lo más probable (y que omite el breve artículo periodístico) es que la poca energía que produzca realmente esta central sea inyectada al respectivo sistema interconectado, para ser “canjeada” a la noche por energía generada por centrales convencionales y mucho más confiables, seguras y económicas (léase termoeléctricas, hidroeléctricas y nucleares).
Pero como si esto fuera poco (tal como se escucha en la tele), todavía hay más para evaluar.
Es bien conocido que el rendimiento de los paneles solares es muy bajo, no alcanzando a aprovechar el 10 % de la energía que el Sol hace llegar a la tierra; energía que además es bastante menor en las altas latitudes (como las de Alemania), respecto a los mejores rendimientos obtenidos en las zonas tropicales cercanas a la línea del Ecuador.
Por otra parte, los días de baja insolación (nublados, lluviosos o tormentosos), hacen decrecer o anular el funcionamiento de las centrales solares, disminuyendo aún más sus ya pobres rendimientos.
Y para obtener esos rendimientos energéticos bastante pobres y desmesuradamente caros (si se mide en términos económicos), el costo ambiental a incurrirse también es muy alto.
¡Si!, leyó bien amigo lector; las supuestamente “limpias” centrales solares son indirecta pero realmente muy contaminantes! Y esa contaminación en los análisis muy superficiales de los grupos ambientalistas de corte fundamentalista siempre es omitida sistemáticamente, porque ese dato técnicamente bien fundamentado comete el “sacrilegio” de poner al descubierto la insanable falsedad de uno de los “dogmas sagrados” del neopaganismo ultra ambiental: la supuesta “limpia” generación en base a paneles solares.
En efecto, los costos ambientales principales de las centrales de paneles solares se vinculan al propio proceso de generación eléctrica, pero se incurren antes y después de la vida útil efectiva de la central.
Los costos ambientales “ex ante” tienen que ver con el muy alto costo energético que se debe soportar para la construcción de cada panel. No debe soslayarse que tanto el aluminio, como otros compuestos minerales y sintéticos que conforman cada panel solar, son de construcción electrointensiva. O sea que demandan comparativamente mucha electricidad; la cual es desproporcionada si se considera el bajo rendimiento real de los paneles solares.
Los costos ambientales “ex post” provienen de la sumatoria de costos del proceso de desmontaje de la central y del desguace posterior de los paneles. Si todo esto no se efectúa cuidadosamente (lo cual es caro en términos energéticos y económicos), los componentes tóxicos que forman parte de los paneles solares terminan degradándose por oxidación, y pasan a contaminar la tierra, las aguas superficiales y por percolación (escurrimiento), las aguas subterráneas.
Como puede advertirse, la ecuación económica es muy mala, solo soportable en base a las fuertes subvenciones del económicamente poderoso Estado Germano.
Y la ecuación ambiental dista de ser “pura y limpia” como la “venden” los fundamentalistas de la ecología, enrolados en el nefasto proyecto de “crecimiento cero” orquestado por el Club de Roma desde 1968. En realidad la ecuación ambiental es bastante poco eficiente, si se la calcula correctamente.
Finalmente cabe destacar que la empresa que construye esta “centralita” solar es el mismo consorcio petrolero anglo holandés que financia el accionar de Greenpeace, y que como tal tiene interés en “mostrarse” como de tendencia “verde”, “vendiendo” la imagen de cuidadoso ambientalmente, aunque el grueso de sus negocios tengan que ver con el negro y muy contaminante petróleo.
Al respecto, es conocido que camaleónicamente Greenpeace actúa de hecho al servicio de los grandes intereses hidrocarburíferos transnacionales (petróleo, gas, carbón); poniendo trabas a las grandes centrales hidroeléctricas y nucleares, que son la única alternativa técnica y económicamente viable para reemplazar a las usinas termoeléctricas; que precisamente queman hidrocarburos y son causantes principales del efecto invernadero.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Docente – Investigador – Facultad de Ciencias Económicas
U.Na.M.
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