La legionelosis: un riesgo biológico en ambientes laborales

La preocupación y la sensibilidad de la sociedad en relación con la seguridad y la prevención de riesgos, generan en el presente una creciente demanda de servicios altamente especializados en el ámbito de la Seguridad y de la Higiene en edificios e instalaciones de diversa índole y condición. Parte importante de las actividades enfocadas a satisfacer esta demanda se basan en el desarrollo y aplicación de protocolos específicos de Prevención y Control de la Legionelosis, cuyos principios de desempeño en la práctica han de ser llevados a cabo aplicando técnicas y procedimientos idóneos de actuación, respetando simultáneamente el ámbito legislativo y las normas que los orientan hacia la obtención de las máximas cotas de eficacia y seguridad.

AGENTE CAUSAL

La Legionelosis es causada por la bacteria Legionella pneumophila, que fue identificada por primera vez en 1977 por el CDC como la causa de un brote de neumonía que causó 34 muertes en 1976 durante la Convención de la Legión Americana en Filadelfia. L. pneumophila sin duda había causado previamente brotes de neumonía, pero el lento crecimiento del microorganismo y las especiales necesidades para su crecimiento y dispersión impidieron su descubrimiento con anterioridad.

Más de 34 especies de Legionella han sido identificadas, y más de 20 relacionadas con las enfermedades humanas. L. pneumophila es la causa de la neumonía conocida como “Enfermedad del Legionario”, y de la gripe denominada “Fiebre de Pontiac

”. L. pneumophila también se ha asociado a infecciones de heridas, pericarditis y endocarditis sin síntomas de neumonía. L. pneumophila es una bacteria del tipo bacilos Gram-negativos que existen en un número de serogrupos distinguibles. Cada uno de los subtipos del serogrupo contiene, además, estructuras diferentes en la superficie de la membrana celular, y se distingue por pruebas especiales. La evidencia indica que algunos serogrupos de Legionella son más virulentos que otros. L. pneumophila serogrupo 1 es la forma más frecuentemente identificada de la bacteria aislada en pacientes con la enfermedad del legionario, aunque otros serogrupos y subtipos de la bacteria son también frecuentemente aislados en aguas.

SINTOMAS La enfermedad del legionario

tiene un período de incubación de dos a diez días. Los rangos de gravedad de la enfermedad van desde una tos leve y fiebre baja, a neumonía rápidamente progresiva y coma. Los primeros síntomas incluyen malestar general, dolores musculares y dolor de cabeza leve. Más tarde, los síntomas incluyen fiebre alta, tos seca y dificultad para respirar. Los síntomas gastrointestinales como vómitos, diarrea, náuseas y dolor abdominal, son también comunes.

La fiebre de Pontiac

es una neumonía que se manifiesta como la gripe. Esta enfermedad tiene una “tasa de ataque” de 90% o superior entre las personas expuestas, y un período de incubación corto, de 1 a 3 días. La recuperación completa generalmente ocurre en 2 a 5 días sin la intervención médica.

COLONIZACIÓN Y REPRODUCCION

Legionella spp es un microorganismo ambiental que vive de manera natural en el agua; en este medio consigue nutrientes aportados por otros microorganismos: bacterias (Pseudomonas, Acinetobacter, Flavobacterium, Alcaligenes), amebas (Acanthamoeba, Naegleria, Hartmanella, Vahlkamphia y Echinamoeba), protozoos (Tetrahymena), ciliados, y otras fuentes. Su presencia en la misma debería ser absolutamente normal. Sin embargo, en lugares donde existen factores que favorecen la colonización, reproducción y dispersión del hospedero o inóculo, como son las instalaciones diseñadas por el hombre que utilizan agua en su funcionamiento, puede llegar a multiplicarse hasta niveles infectivos.

INSTALACIONES SUSCEPTIBLES DE DISEMINAR LA LEGIONELOSIS De mayor Riesgo

• Torres de Refrigeración y condensadores evaporativos.
• Sistemas de agua caliente sanitaria con acumuladores y circuitos de retorno.
• Sistemas de agua climatizada con agitación constante y recirculación a través de chorros de alta velocidad o inyección de aire.
• Centrales humidificadoras industriales.

De menor Riesgo

• Sistemas de agua fría de consumo humano.
• Sistemas de agua caliente sanitaria sin acumuladores ni circuitos de retorno.
• Equipos de enfriamiento evaporativo que pulvericen agua.
• Humectadores.
• Fuentes ornamentales.
• Sistemas de riego por aspersión.
• Sistemas de agua contra incendios.
• Elementos de refrigeración por aerosolización al aire libre.
• Otros sistemas o aparatos que acumulen agua y puedan producir aerosoles.

MECANISMO DE TRASMISIÓN

La enfermedad se trasmite por vía aérea, mediante la inhalación de aerosoles vía respiratoria de bacterias de Legionella mezcladas con agua en gotas menores de 5 µm. No se ha descrito hasta la fecha la contaminación por beber agua, ingerir alimentos, de persona a persona, ni por contagio de animales a personas, pero cualquiera de estas fuentes puede estar contaminada o ser un reservorio de dicha bacteria.

REQUISITOS PARA QUE SE PRODUZCA EL CONTAGIO

1. Que el microorganismo tenga una vía de entrada a la instalación.
2. Que se multiplique en el agua hasta un número suficiente para constituir un riesgo.
3. Que sea dispersado al ambiente en forma de aerosol o micro gota.
4. Que sea virulento para el hombre y viable.
5. Que existan individuos susceptibles expuestos.

Generalmente la enfermedad no se produce cuando el inoculo es bajo y los mecanismos de defensa de los individuos expuestos están intactos. La probabilidad de contagio es mucho mayor en casos de salud comprometida.

En España se registran unos 45 brotes de Legionelosis al año, que generan alrededor de 1.400 casos de infección. Hasta el momento, se han logrado importantes avances científicos tanto desde el punto de vista médico como de la prevención. En concreto, se ha acumulado una amplia experiencia al respecto, pero acceder a esta información, al igual que lo que ocurre con otros temas, suele ser muy complicado para los responsables que gestionan o mantienen instalaciones.

Frente a la Legionelosis no existe riesgo cero pero con la combinación de una serie de prácticas se pueden conseguir excelentes resultados en la prevención de brotes y episodios de la enfermedad. Entre estas prácticas, cabe mencionar las siguientes:

• El buen diseño de las instalaciones susceptibles de riesgo.
• La correcta selección de materiales y equipos para las instalaciones.
• El adecuado montaje de dichos materiales y equipos.
• El apropiado mantenimiento de las instalaciones de riesgo.
• La aplicación de esquemas de utilización de las instalaciones ajustados a rigurosos criterios de prevención, que presten especial atención a las áreas críticas de riesgo.

Por: Álvaro González Santos
Fuente: www.prevencionintegral.com

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