La contaminación por plomo: una amenaza “pesada”
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- El 15 marzo, 2007
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Las fundiciones y la caza deportiva de palomas son las fuentes de contaminación más importantes por este metal nocivo para la salud
Hasta no hace mucho, los buenos vinos tenían una cubierta de plomo envolviendo la tapa y el corcho. También había soldaditos de plomo, caños de plomo… Si bien el plástico tuvo que ver con su reemplazo, también influyó que el plomo es un metal pesado nocivo para la salud. Por eso, también se suprimió su uso como antidetonante de las naftas (como tetraetilo de plomo).
Este metal sigue teniendo usos industriales: por ejemplo, los acumuladores de autos se fabrican con placas de plomo. Por eso hay fundiciones que reciclan ese metal. El problema es que cuando se funde el plomo, emite gases tóxicos, de olor dulzón. También, las escorias contaminan el suelo y son consideradas residuos peligrosos, según la Ley 24.051. Por presuntas irregularidades en el manejo de los residuos peligrosos y emisiones gaseosas, en Córdoba se cerraron o clausuraron fundiciones en las localidades de Bouwer, Colonia Tirolesa y General Cabrera, entre 2005 y 2006.
El plomo produce una enfermedad llamada saturnismo. Es particularmente tóxico en niños de 6 meses a 6 años, produciendo en ellos retraso del crecimiento y desarrollo, pues compite con el calcio y el hierro. Produce diversas afecciones en el sistema nervioso que derivan en dificultades en el aprendizaje durante la infancia. Asimismo, se acumula en huesos y distintos órganos y tejidos, produciendo anemia y trastornos renales. Por esto, hay que prevenir la contaminación por plomo.
Hace un par de años, en Córdoba se detectó fehacientemente otra fuente de contaminación que no es industrial, sino el producto de una actividad turística: la cacería deportiva de palomas. Desde hace quince años, en las Sierras Chicas y el Norte de Córdoba, existe una intensa actividad cinegética, por la que se calcula que se deposita sobre sus suelos entre 300 a 1.000 toneladas de plomo anuales, lo que multiplicado por 15 años, arroja la magnitud de 4.500 a 15.000 toneladas de plomo que ya fueron esparcidas en los campos.
Es importante decir que el plomo de los perdigones desparramados en el suelo con el paso del tiempo sufre transformaciones químicas que hacen que pueda ser captado por los seres vivos. De acuerdo a estudios realizados por la Universidad Nacional de Córdoba con el uso de biomonitores (en este caso se analizan plantas epífitas, que acumulan en sus tejidos contaminantes que sólo pueden provenir del aire), los niveles de plomo en estas plantas fueron varias veces superiores en las zonas donde se realiza caza de palomas comparados con los del resto de la provincia. Como el plomo no se descompone por ser un elemento químico, podrá estar contaminando los lugares donde fue depositado durante décadas o siglos.
Por eso, es imprescindible la sanción de una ley que prohíba el uso de municiones de plomo en actividades cinegéticas, tal como lo demandan los vecinos de Salsipuedes, reemplazándolo por otro metal o aleaciones que no tengan efectos perjudiciales sobre la salud humana y el ambiente, como medida imprescindible para frenar la irreversible contaminación por plomo en las sierras.
Por Biól. Prof. Federico Kopta
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