Kaizen Plus
- Creado por admin
- El 26 septiembre, 2005
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Las empresas japonesas están impregnadas de kaizen, se respira y vive constantemente pensando en la mejora continua. Una mejora continua que comienza con los individuos, los cuales son los artífices de las posteriores mejoras en los sistemas, procesos y actividades de la empresa. Mejoras que no se circunscriben sólo a la calidad de los productos o servicios, sino también a la productividad, los niveles de calidad, la seguridad, la satisfacción al cliente, los costes, los plazos de procesamiento y la velocidad de respuesta.
Concentrar el esfuerzo en la mejora continua de la manera descrita conlleva no sólo a la mejora de la performance financiera, sino a robustecer el valor de la marca, sino piénsese en lo que hoy valen marcas como Toyota, Honda, Seiko, Casio, Sony, Toshiba y Yamaha entre muchísimas otras, las cuales han hecho de la búsqueda constante de la calidad, los costos y la entrega, objetivos fundamentales en su estrategia de negocios.
Esta mejora continua está ligada en sus proyectos estratégicos a las curvas de experiencia y de aprendizaje, lo cual conlleva a fijarse como metas importantes incrementos en la producción, destinado ello a acelerar los procesos destinados a mejorar drásticamente en la menor cantidad de tiempo posible los niveles de calidad, costes, productividad y satisfacción, con lo cual generan un mayor valor para los consumidores mediante productos y servicios de mayor calidad y a menores precios. Esto tiende a establecer una ventaja estratégica con lo cual desplazan del mercado a aquellas empresas que no han sabido, no han querido, ni han podido mejorar sus destrezas en cuanto generar un mayor valor agregado para los clientes y consumidores.
Es a ésta metodología que ha permitido a los japoneses penetrar y dominar en muchos mercados, como los correspondientes a relojes, calculadoras, automóviles, motocicletas, equipos de audio, videos entre muchos más, a lo que se denomina el Kaizen Plus, pues es este sistema de mejora continua sumada a una clara estrategia competitiva y de penetración, en la cual se tiene en cuenta tanto al consumidor (marketing) cómo a los competidores (inteligencia competitiva) lo que permite hacerse de un “plus” en cuanto a atraer unas mayores cuotas de mercado.
La gran pregunta es: ¿en qué medida las empresas que no sean japonesas o del sudeste asiático pueden aplicar el kaizen? La respuesta es clara y contundente, depende de la ética de trabajo, de la ética empresaria como de la gubernamental. Gobernantes, empresarios, trabajadores, estudiantes, educadores y sindicalistas compenetrados de la mejora continua como una forma de mejora a través de la cual se conseguirá mejorar la calidad de vida de los habitantes, generando más y mejores puestos de trabajo, reduciendo con ello la desocupación y los niveles de pobreza, mejorando la calidad educacional y cívica de sus habitantes. La pregunta entonces es: porqué no se pone ello en práctica? Por muchos motivos, desde aquellos producto de los paradigmas y mentalidades de la población, pasando por las mezquindades e inmoralidades de sus clases dirigentes, a los sistemas políticos que sólo pueden mantenerse en pié con pobladores viviendo en la pobreza, la marginalidad y la incultura. Cuando a los habitantes se les enseña el valor de la mejora continua, exigirán cada día más valor por sus contribuciones, exigirán y serán más exigentes con sus gobernantes, y elegirán a aquellos que en sus mensajes se concentren en temas tales como la productividad, la calidad y la mejora de los servicios.
Un país que no tenga como objetivo primordial la mejora de la productividad, no puede aspirar a aumentar su riqueza, ni combatir realmente la pobreza. Sus gobernantes se limitarán a redistribuir la pobreza entre pobres, y a generar un marco en el cuál los más capaces tenderán a emigrar, los capitales realmente productivos no llegarán nunca, y se hace del trabajo improductivo de la administración pública la única fuente generadora de empleos, que en realidad no hace otra cosa más que crear un alto desempleo encubierto.
Las empresas europeas y norteamericanas han sabido tomar las enseñanzas del kaizen y las han adaptado a su cultura, generando con ello un resurgimiento en sus niveles de competitividad. Hoy les toca a los países latinoamericanos despertarse de su letargo, asumiendo sus propias responsabilidades. No es a través del lavado de dinero, ni de las corrupciones públicas y privadas, ni de la desidia por la calidad y la productividad, como estos pueblos saldrán de la pobreza, y en muchos casos de la extrema pobreza en la cual se hayan insertos, sino a través de una nueva forma de educar, pensar y planificar, destinado a hacer de la mejora continua su forma de vida y un objetivo estratégico.
Resulta imposible que las empresas latinoamericanas con raras excepciones puedan competir y desarrollar un modelo exportador sin cambiar las formas de pensar de sus dirigentes y trabajadores. A los trabajadores y estudiantes les cabe la responsabilidad de exigir la implantación de sistemas que lleven a mayores niveles de productividad. Sólo así los trabajadores tendrán la seguridad de conservar sus fuentes de empleo y tener la posibilidad de desarrollo, y para el caso de los estudiantes es la única forma de ser mejores y poder no sólo aspirar a puestos de trabajo bien remunerados, sino además hacerlos realidad. No es con el facilismo cómo se mejora la calidad de vida. Para los pueblos latinoamericanos nunca ha sido tan cierta ésta famosa frase: “Si sigues haciendo lo que siempre has hecho, seguirás obteniendo lo que siempre has obtenido”.
Por: Mauricio Lefcovich
Consultor en Administración de Operaciones
Especialista en Kaizen
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