Incidente nuclear en Japón: Fukushima no es Chernóbil
- Creado por admin
- El 18 marzo, 2011
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Daniel Rodríguez Herrera
Libertad Digital.com
Marzo, 13, 2011
Nos aterroriza cualquier incidente en cualquier central nuclear. Pero ni siquiera un terremoto y un tsunami han producido un accidente grave.
Fukushima es el primer incidente serio en una planta nuclear desde el desastre de Chernóbil. Desde entonces hemos oído muchas veces que aquel accidente no podría repetirse en ninguna central construida al modo occidental, es decir, tomando algunas medidas de seguridad que los comunistas se preocuparon de obviar porque, en fin, la preocupación por el ser humano nunca estuvo entre sus principales prioridades.
Esas diferencias quedan claras cuando se estudia el accidente de Three Mile Island, ocurrido en Estados Unidos en 1979, y en el que se produjo la fusión de parte del núcleo del reactor, entendiendo fusión no como fusión radiactiva, sino como paso de sólido a líquido del material radioactivo. Aquel reactor estaba enclaustrado en una estructura de acero llamada vasija, como sucede en Fukushima y en los demás construidos en Occidente, de modo que el material radioactivo se quedó ahí. Se produjeron fugas, pero no se encontraron consecuencias ni para el medio ambiente ni para los habitantes de las cercanías, aparte del estrés. La media de radiación recibida por estas personas fue de 8 milirem, más o menos lo mismo que se recibe al hacerse una radiografía.
No obstante, el accidente, que tuvo lugar pocos días después del estreno de El síndrome de China, película protagonizada por Jane Fonda y Jack Lemon que retrata un incidente similar y en el que se exageraban los posibles peligros que podía conllevar, produjo un parón en la construcción de nuevas centrales en Estados Unidos.
Cómo funciona un reactor nuclear
Los reactores nucleares funcionan produciendo una reacción de fisión en su núcleo. Esta reacción libera grandes cantidades de energía, que es absorbida por el agua, que se transforma en vapor. Como en otro tipo de centrales, el vapor mueve unas turbinas, que es como se genera la electricidad. Esas inmensas chimeneas que algunos ponen como ejemplo de contaminación sólo emiten a la atmósfera ese vapor. Es decir, agua corriente y moliente.
El reactor de Chernóbil era del tipo RBMK, que emplea barras de grafito para absorber neutrones y así controlar la reacción de fisión que tiene lugar en el núcleo. Este tipo de reactores tienen la ventaja de que se puede extraer o introducir el combustible nuclear sin necesidad de pararlos, algo especialmente útil si lo que se quiere es producir plutonio para armas nucleares. Sin embargo, son más peligrosos porque el agua necesaria para que produzcan energía puede favorecer la reacción en lugar de moderarla.Los reactores de Fukushima, en cambio, son de agua ligera o BMK. Actualmente uno de ellos está en nivel de alerta 4 sobre 7. Acostumbrados a clasificaciones como la Defcon que tanto hemos visto en películas norteamericanas como Juegos de guerra eso puede parecer mucho, pero no lo es tanto: significa que “accidente con consecuencias locales”. Three Mile Island llegó al 5 y Chernóbil al 7. Las centrales en Japón están construidas para soportar terremotos de 8,2 en la escala de Richter, basándose en la gravedad histórica de los seísmos en la zona. Pese a la gravedad de este terremoto de 8,9 en dicha escala, el quinto mayor registrado en la historia y siete veces más fuerte que aquel para el que habían sido construidas, sólo ese reactor de los 54 que hay en el país ha tenido problemas.
Los reactores tipo BMK usan el propio agua como moderador y regulador, de modo que son más estables. Su funcionamiento es similar al de las ollas a presión que tenemos en nuestras casas. El único peligro es que no se pueda bombear agua al interior del núcleo, lo que haría que aumentara la temperatura, la presión y, eventualmente, se fundiera el material radioactivo.
La situación en Fukushima
El problema del reactor afectado en Fukushima es precisamente ese: que han fallado los motores que bombean el agua al interior del reactor, lo que ha provocado el aumento de temperatura y presión. Los reactores se pararon todos automáticamente al registrarse el terremoto, como estaba previsto. Eso significa que se introdujeron en el reactor unas barras de control compuestas principalmente de boro que permiten moderar la reacción y pararla. No obstante, pese a que el uranio se mantenga ahora estable, existen otras reacciones secundarias en marcha, y que tardan días en detenerse.
Los operarios han liberado a la atmósfera parte de los gases contenidos en el reactor para aliviar la presión, y esa ha sido la contaminación radioactiva de la que hemos oído hablar. Sin embargo, en el actual estado del reactor, se trata de isótopos provenientes de esas reacciones secundarias y con una vida media de segundos, es decir, que tardan menos tiempo en dejar de ser radioactivos que lo que usted tarda en decir “radioactivo”.
La explosión no tuvo lugar en el reactor, sino en el edificio exterior, debido a una concentración excesiva de hidrógeno. La razón más probable es que los operarios dejaran salir parte de los gases no al exterior sino a esa última barrera. No obstante, no ha afectado a los esfuerzos de contención del problema. Si se consigue bombear agua al núcleo por medio de un motor alimentado por un generador de emergencia, el incidente habrá terminado. Si no se logra antes de que empiece a fundirse el núcleo podríamos alcanzar un accidente de nivel 5 como el de Three Mile Island.
La gravedad real de un incidente de este tipo es muy pequeña. Cabe recordar que en aquella central había dos reactores y el segundo ha seguido funcionando normalmente desde entonces. El problema sería económico, pues habría que acometer una larga y costosa descontaminación. No obstante, como sucede con los accidentes aéreos, estos incidentes son noticia, mientras que cada uno de los muertos en accidente de tráfico, mucho más numerosos, no lo son. Pero la noticia, en este caso, debería centrarse en las escasas consecuencias que para las instalaciones nucleares ha tenido un desastre de esta magnitud.
Por: Daniel Rodríguez Herrera
Fuente: Mitos y Fraudes
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