HIROSHIMA y NAGASAKI: lecciones aprendidas
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- El 24 mayo, 2006
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Los efectos de las radiaciones atómicas
Durante los sesenta años transcurridos desde el lanzamiento sobre Japón de las dos bombas atómicas que terminaron con la Segunda Guerra Mundial, se ha escrito mucho sobre aquella trágica decisión. Por los terribles efectos de las radiaciones atómicas que se pusieron en evidencia en aquel momento, este “pecado original” de la tecnología nuclear ha permitido aprender algunas lecciones basadas en la información obtenida de aquel desgraciado experimento. Aunque posteriormente la capacidad destructiva atómica continuó creciendo con nuevos dispositivos y miles de explosiones realizadas para perfeccionarlos, nunca volvieron a ser utilizadas en contra de seres humanos. Pero como consecuencia de los ensayos para el desarrollo de explosivos mas poderosos, a comienzos de la década del cincuenta comenzaron a dispersarse materiales radiactivos sobre el planeta, originando una gran preocupación en todo el mundo por los efectos que las radiaciones podían tener sobre el ser humano y el ambiente. Estos efectos a gran escala, por aquel entonces eran prácticamente desconocidos.
Ante esta situación, la Asamblea General de las Naciones Unidas constituyó en 1955, el Comité Científico sobre los Efectos de las Radiaciones Atómicas (UNSCEAR por sus iniciales en ingles), como un organismo auxiliar para estudiar la precipitación radiactiva originada por los ensayos nucleares y los niveles, efectos y riesgos de las fuentes de radiación naturales y artificiales a las que esta sometido el hombre. Una cuestión que merece ser destacada, es que el Comité no debía establecer, ni recomendar normas de seguridad, limitándose solo a proporcionar la información científica que permitiera establecerlas a los organismos que tienen dicha responsabilidad.
A partir de entonces, las miles de personas que sobrevivieron al desgraciado experimento de Japón y sus descendientes, han sido objeto del mayor estudio científico que se haya realizado sobre los efectos inmediatos y a largo plazo de las radiaciones en los seres humanos. Después de cincuenta años de detallados estudios UNSCEAR constituye uno de los pocos ejemplos de como un organismo sólidamente establecido, puede realizar en forma consistente un trabajo sobresaliente y de gran valor, tanto para la comunidad científica que utiliza sus informes como fuente de máxima de autoridad para la elaboración de normas de protección, como para los políticos que han encontrado en ellos, sólidos argumentos para la confección de numerosos tratados conducentes a prohibir y limitar las explosiones nucleares.
El acceso a la información
Si bien el UNSCEAR recopila y evalúa la información disponible sobre las fuentes y efectos de las radiaciones y la pone a disposición del mundo entero, lamentablemente pocas veces esta ocupa un lugar destacado en la opinión publica. Con frecuencia las organizaciones ambientalistas antinucleares utilizan argumentos emotivos, parciales y no pocas veces tendenciosos para fundamentar su posición. También los propios defensores de la tecnología nuclear frecuentemente brindan solo amables reaseguros desde una posición distante del conocimiento de la ciudadanía en general. Los hechos indican que las radiaciones atómicas, suministradas en grandes cantidades pueden causar la muerte por los graves daños que produce en las células de los seres vivos. También en cantidades menores pueden inducir cánceres, leucemias y aún efectos genéticos que afectan a los descendientes de las personas expuestas. Sin embargo, las radiaciones de origen atómico que producen estos efectos no son las que generalmente preocupan a la población.
En la actualidad las fuentes radiactivas mas importantes son las que existen en la propia naturaleza del planeta. Las aplicaciones muchas veces cuestionadas de la tecnología nuclear, solo representan una parte muy pequeña de la exposición del ser humano a las radiaciones. Actividades mucho menos controvertidas, como las aplicaciones con fines médicos producen exposiciones mayores a las radiaciones. También otras actividades cotidianas, como viajar en avión, vivir en casas térmicamente aisladas o quemar carbón, pueden causar un aumento significativo de la exposición de la población a las radiaciones. A partir de los estudios del UNSCEAR surge que la mayor preocupación y las mayores posibilidades de reducir la exposición del hombre a la radiación, están ligadas a algunas de estas actividades generalmente no cuestionadas y ampliamente ignoradas en el debate cotidiano.
Exposición de la población a las radiaciones
Como parte de la información suministrada por el UNSCEAR y cuyo análisis puede sorprender a quienes no han tenido la oportunidad de realizar anteriormente las correspondientes comparaciones, se muestran a continuación los porcentajes de las distintas fuentes de radiación a las que esta expuesto el ser humano en la actualidad:
- Radiaciones de origen natural (terrestres y cósmicas): ………………………………………. 82.61 %
- Radiaciones originadas en las aplicaciones médicas: ……………………………………….. 16.52 %
- Radiaciones por la precipitación radiactiva de los ensayos de armas nucleares: …… 0.83 %
- Radiaciones originadas en la producción de electricidad por centrales nucleares: …. 0.04 %
Como puede deducirse de estos valores, los riesgos originados en las radiaciones que mas preocupan al ciudadano común no son siempre los mas elevados. Esto se debe a que generalmente no se tiene en cuenta que las radiaciones han constituido el medio ambiente natural en que se ha desarrollado la especie humana desde sus orígenes y que las aplicaciones médicas constituyen la fuente artificial de exposición mas importante.
Por: Hugo R. Martin
Lic. en Física
Subgerencia Asuntos Institucionales CNEA
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