Herramientas para la gestión medioambiental – 1º Parte

Introducción. Las herramientas para la gestión medioambiental

Cuando hace unos años se extendió el interés por desarrollar los procedimientos basados en la calidad total (TQM), o por conseguir lo que se dio en llamar «organizaciones excelentes», se pudo constatar la necesidad de establecer un sistema de información específico capaz de ayudar a los directivos en esos procesos. Las herramientas contables habituales y los partes operativos de control no prestaban atención a determinados aspectos cuya importancia es fundamental para establecer los nuevos sistemas de gestión. Así, entre los aspectos considerados por los estándares internacionales sobre el tema (tales como las normas ISO 9000), uno de los más destacados, y entre los que más complicaciones conllevaron para muchas empresas, fue la necesidad de documentar y auditar rigurosamente los procesos establecidos.

Estos antecedentes nos pueden ayudar a facilitar la situación en la que nos encontramos cuando una organización encara la temática medioambiental. La cuenta de explotación tradicional, y la información sobre el resultado económico que de ella se deriva, no sólo es incapaz de ofrecer la oportunidad de detallar las acciones medioambientales de la empresa, sino que, además, ha sido ampliamente criticada por su no consideración de los posibles impactos medioambientales negativos de la organización. Además, algunos indicadores medioambientales tradicionalmente usados como exponente del desarrollo de la empresa en ese campo, tales como la cuantía de los gastos de una empresa en medio ambiente, pueden ser engañosos. Así, los gastos medioambientales no incluyen las mismas partidas en todas la organizaciones (por ejemplo, una empresa podría considerar como mejora medioambiental ciertas modificaciones en la maquinaria, mientras que otra podría considerarlos como avances tecnológicos) y, además, otras partidas que se suelen incluir siempre (tales como multas, indemnizaciones, o reparaciones por accidentes) están más relacionadas con una mala actuación medioambiental que con el desarrollo equilibrado de esos temas.

Todos los factores anteriormente mencionados nos permiten entender la necesidad de contar con herramientas específicas que ayuden a la gestión medioambiental de la organización y al logro de avances sostenibles. Sólo mediante instrumentos capaces de proporcionar una información fiable y una retroalimentación rápida sobre la eficacia de las acciones tomadas será posible que las decisiones medioambientales se integren en la rutina de gestión de las organizaciones.

Sólo mediante instrumentos capaces de proporcionar una información fiable y una retroalimentación rápida sobre la eficacia de las acciones tomadas será posible que las decisiones medioambientales se integren en la rutina de gestión de las organizaciones

El cuadro 1 presenta una revisión de algunas de las principales herramientas medioambientales que ya se vienen usando en las organizaciones y las clasifica en cuatro grandes categorías: «ecoindicadores», «balances medioambientales», «análisis de riesgos» y una última categoría de «varios». Los «ecoindicadores» son unos ratios construidos con información específica sobre aspectos medioambientales puntuales que pueden usarse para controlar de forma rápida la evolución de ciertos aspectos de interés para la organización tales como los relacionados con el aprovechamiento de los materiales o la energía. Los «balances medioambientales» son herramientas más sistemáticas que reúnen información medioambiental relevante sobre áreas de la organización o sobre la misma en su conjunto. Además de los balances medioambientales propiamente dichos y de la auditoría medioambiental, se suele incluir en este grupo a los balances que plantean el tema como una responsabilidad social. Los «análisis de riesgos» se distinguen de los anteriores porque el objeto de los mismos es la completa evaluación de la posibilidad de deterioros medioambientales importantes provocados por la ejecución de un proyecto, su normal desarrollo o accidentes puntuales. Finalmente, dentro de la categoría «otros» se incluye cualquier herramienta medioambiental que no pueda ser incluida en las tres categorías anteriores.

De todo ese listado, las dos herramientas medioambientales que más atención han generado han sido la auditoría medioambiental y la evaluación de impacto medioambiental (puede verse una revisión de las mismas en Aragón, 1998). Las disposiciones legales comunitarias referidas a cada una de ellas han jugado un papel fundamental para propiciar su desarrollo. En este artículo, se plantea una revisión del análisis del ciclo de vida (ACV), una de las herramientas a las que se le predice una mayor expansión futura y que, sin llegar a la popularidad de las dos anteriores, ya ha empezado a extenderse entre aquellas organizaciones que asumen su responsabilidad integral sobre los productos o servicios que generan.

En relación a esa herramienta, en primer lugar se delimitará qué se entiende por análisis de ciclo de vida y cómo se ha llegado a esa delimitación. A continuación, se precisarán los objetivos específicos que debe satisfacer la utilización del análisis. En tercer lugar, se describirán los pasos necesarios para desarrollar el análisis del ciclo de vida, tanto desde un punto de vista general como desde los planteamientos de las normas ISO. Para finalizar se realizarán algunos comentarios analíticos sobre el uso dado a la herramienta hasta la fecha.

Cuadro 1. Algunas herramientas para la gestión ambiental

Fuente: Kolluru (1994), Hopfenbeck (1993) y elaboración propia.

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