Greenpeace confunde Pianos con Alpargatas
- Creado por admin
- El 1 enero, 2000
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Greenpeace realiza un trabajo eficiente en lo que se refiere a difamación y a darla a conocer ampliamente.
A partir de una noticia de la agencia DYN del 9 de junio del 2002 se generó el artículo que adjunto sobre la tecnología que aplica Greenpeace…
La dirección de la cual fue tomada es: http://mitosyfraudes.8k.com/Articulos.html en la sección Política.
Greenpeace ante la FAO: Argentina es un gran exportador de alimentos pero millones de argentinos padecen hambre.
BUENOS AIRES, jun 9, 2002, (DyN) – Representantes de Greenpeace de Argentina presentaron hoy ante la Cumbre Mundial de la Alimentación de las Naciones Unidas, que se realiza en Roma, un informe en el que destacó el contraste que significa que el país sea el quinto exportador mundial de alimentos mientras millones de personas sufren hambre.
Por la filial argentina de Greenpeace, Emiliano Ezcurra presentó ante el encuentro de la organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, un documento titulado “Cosecha récord, hambre récord”, informó hoy la
entidad mediante un comunicado.
La organización ambientalista destacó que “la industria de los transgénicos viene prometiendo que la aplicación de sus tecnologías solucionará el problema del hambre en el mundo, pero el informe de Greenpeace señala que en la Argentina ha sucedido todo lo contrario”. En ese sentido, destacó el informe, “bajo el poder de multinacionales como Syngenta o Monsanto, que buscan ser los nuevos amos mundiales de los alimentos, desde los campos hasta la mesa, nuestro país ha puesto su seguridad alimentaria en altísimo riesgo”, sostuvo Ezcurra.
“Funcionario y empresarios dijeron que los transgénicos acabarían con el hambre”, pero esto, destacaron, “es falso: la gran diseminación de transgénicos en el país no ha hecho nada para mejorar esta situación, sino que ha encerrado a la Argentina en un negocio equivocado, un modelo agro-exportador insustentable y alimentariamente inseguro”, remarcó.
Finalmente, Greenpeace resaltó el contraste que significa que, si bien “Argentina es el quinto exportador mundial de alimentos en el mundo” la mitad de la población “es pobre, padece hambre y no puede satisfacer sus necesidades básicas”, de forma tal que “18 de los 37 millones de argentinos viven bajo la línea de la pobreza”, concluyó.
Greenpeace Confunde Pianos con Alpargatas
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Como es su costumbre, Greenpeace, como artista de la desinformación y el engaño, nos entrega una nueva muestra de su arte, donde se demuestra su creencia en que el mundo está poblado por retrasados mentales -cosa que, visto el aparente éxito que tienen sus campañas y sus denuncias, parecería ser cierto. Es necesario entonces, para beneficio de aquellos que Greenpeace considera mentalmente disminuídos -pero son apenas gente con insuficiente información- que analicemos sus dichos y agreguemos algunos datos.
De acuerdo a esta burda presentación de Greenpeace a la Cumbre Mundial de la Alimentación, los transgénicos son los culpables del hambre en la Argentina (y por ende, podrían serlo también en el resto del mundo). En su costumbre de confundir pianos con alpargatas, Greenpeace quiere ocultar el hecho comprobado de los inmensos beneficios que presenta la tecnología de la modificación genética de plantas detrás de una argumentación
notoriamente falaz.
Ignora, o si lo sabe deja de lado, las causas del hambre que hoy padecen cientos de miles de argentinos: una pésima y corrupta actuación de los políticos que estuvieron “gobernando” al país, en asociación con, y en beneficio, del establishment corporativo de los Estados Unidos y Europa.
La gente lo conoce mejor con el nombre de “multinacionales”, donde están, por supuesto, las corporaciones que forman al Cartel granelero mundial –Archers Daniels, Dreyfus, Cargill, Bunge & Born, etc. , y sus colaterales en el campo de la química y la experimentación genética, Monsanto, Syngenta, CIBA, Hoestch, ICI, BAYER.
Que a las corporaciones multinacionales sólo le interesan las cifras de sus balances, no resulta misterio para nadie. Que los seres humanos de los países pobres figuran en sus balances como simples “bits y bytes”, tampoco es ignorado por nadie. Decir que los políticos que se han hecho dueños de los gobiernos de todo el mundo son corruptos en todas partes, es una perogrullada innecesaria. Que las políticas económicas que se implementan en el Tercer Mundo son forzadas a través de vergonzosos tratados comerciales como el NAFTA, o el GATT; o por explícitas políticas recesionistas exigidas por el FMI y el Banco Mundial, también es conocido hasta el hartazgo.
Pero decir que una tecnología, comprobada como productora de elevados rendimientos en la agrícultura y reductora de costos y precios finales es la culpable del hambre en cualquier parte del mundo es MENTIR, y mentir de la manera más infantil posible, porque los hechos científicos comprobados en todo el mundo así lo demuestran. Con un argumento tan burdo y pueril, pretenden que la gente crea que puede tocar “Para Elisa” con una alpargata.
La intención declarada de Greenpeace, según antiguos fundadores de la misma, como Paul Watson, Patrick Moore o Robert Hunter, es “la destrucción de la industria”, es decir, detener el progreso de las naciones que quieren, pero no pueden, no se les permite, desarrollarse industrialmente.
Para ello, una de las armas más efectivas, además del FMI, el Banco Mundialy las exigencias de la Reserva Federal, ha sido el uso abusivo de la idea ambientalista, de la Ecología como herramienta ideológica de dominación geopolítica. Con la excusa de “proteger al ambiente” se está llevando acabo una monstruosa política eugenésica y genocidio a escala mundial.
También dijeron algunos de sus fundadores, alejados ya de sus filas por una natural repulsión, cosas como Paul Watson, quien desertó de Greenpeace en 1977: “El secreto del éxito de McTaggart (“dueño” por muchos años de la organización), es el secreto del éxito de Greenpeace: no importa cuál sea la verdad; lo único que importa es aquello que la gente quiere creer que es la verdad”.
Robert Hunter, mentor espiritual y fundador de la organización afirmó: “El maquiavelismo y el misticismo jugaron roles iguales en la formación de la conciencia que Greenpeace expresaba. Corporizaba, algunas veces, un fervor religioso, otras veces una crueldad que lindaba con el salvajismo. La corrupción y la grandeza jugaron cada una sus partes, y cada una recogió su cosecha…”
O como afirmó E. Bennet Metcalfe, un veterano fundador de Greenpeace: “Por la forma en que comenzamos y la forma que es ahora, me veo a menudo como una especie de Dr. Frankestein que creó un monstruo que tiene ahora vida propia.” O peor aún, cuando Bjorn Oekern, renunció a la presidencia de Greenpeace Noruega porque los tribunales de su país habían demostrado que Greenpeace International había falsificado la información contenida en una famosa documental que mostraba a cazadores de focas torturando a los animales, fundamentó su renuncia con “…nada del dinero recaudado fue usado por Greenpeace para protección del ambiente”, agregando que, en realidad, Greenpeace era “un grupo eco-fascista”. En realidad, la filmación había sido montada por Greenpeace, y los torturadores de focas habían sido pagados por la organización para filmar la documental usada para recaudar fondos. Algo realmente repugnante. Pero, cuando “los fines justifican los medios”, cualquier cosa es posible, y se recurre a cosas como el Axioma de la Propaganda, elaborado por Joseph Goebbels, en la Alemania Nazi: “Mentir, mentir y mentir… que algo siempre queda!”.
Así, a medida que muchos antiguos miembros de Greenpeace fueron “viendo la luz”, las deserciones se fueron multiplicando y las revelaciones de escándalos y manejos turbios se fueron sucediendo, como su ex-jefe de contadores Franz Kotte, quien proprcionó los números de las cuentas secretas en bancos Suizos que tenía el grupo. O la más reciente y notoria, la deserción de Bjorn Lomborg, profesor de estadística de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, quien se ha convertido en quizás la peor espina clavada en el costado de Greenpeace. Su excelente libro “El Ecologista Escéptico: El Verdadero Estado de la Tierra”, que demuestra la falsedad e hipocresía que reina en el movimiento ecologista mundial, ha provocado una conmoción cuyos alcances son impredecibles y todavía se están evaluando.
A todo esto se le debe agregar la gran cantidad de reveses sufrido por Greenpeace en los tribunales de muchos paises, como la mencionada Noruega, o en Brazil, donde debió suspender sus falsedades acerca de la energía nuclear, o en Canadá, donde los tribunales le retiraron su condición de “organización sin fines de lucro”, y la de “organización de caridad”, por lo que deberá pagar impuestos por sus actividades -sumamente rentables, como es público y notorio.
Por todo ello, su intención de presentarse como una organización seria y creíble, y que sus denuncias sean consideradas “científicas”, es una pretensión que sólo la pueden creer aquellos que viven dentro de un termo, sin contacto con la realidad ni los hechos cientificos. O por aquellos cuya religión adoradora de Gaia, les hace ver la verdad científica como una herejía que debe considerarse anatema. Por desgracia para todos, parecería que gran parte de la gente vive en ese estado, para negocio y provecho de Greenpeace y de muchas otras organizaciones “ultra-facho-ecologistas”.
Autor: Dario Jinchuk
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