Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos. Parte 2
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- El 26 mayo, 2015
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Por: Lorena Schejtman – Micaela Cellucci |
Articulación interjurisdiccional
Además de la articulación entre actores dentro de una comunidad local, la mejora en la gestión de los RSU requiere de la articulación con otros municipios y con distintos niveles de gobierno.
Si bien la gestión de los RSU es competencia de los gobiernos locales, la articulación con otros niveles de gobierno es una práctica deseable al momento de pensar en el desarrollo de una gestión integral. Los desafíos ambientales exceden los límites locales y se manifiestan tanto a nivel regional y provincial como nacional. El caso de los residuos es una cuestión ambiental aún no resuelta a nivel nacional. Aún no se evidenciaron soluciones profundas al problema en ningún distrito o jurisdicción, y para lograrlo se requiere una articulación interjurisdiccional que permita generar saltos cualitativos en términos de sustentabilidad, tanto ambiental como social y económica.
Esta articulación interjurisdiccional puede darse de diferentes formas, todas deseables: (a) entre municipios, (b) entre un municipio y la provincia, (c) entre provincias y (d) entre la Nación, las provincias y los municipios.
Los acuerdos intermunicipales fomentan prácticas más sustentables. Municipios cercanos con características y problemas similares pueden crear e implementar iniciativas en conjunto, lo cual no solo permite reducir los costos sino que, además, promueve la construcción de un conocimiento colectivo y, por lo tanto, conduce a la resolución comunitaria de los problemas sociales, ambientales y económicos vinculados con las fallas en la gestión de los RSU. Estos acuerdos pueden promover la regionalización y mejorar las capacidades de los municipios para la gestión integral de residuos sólidos urbanos, para aportar a la construcción de un gobierno local tanto ambiental como social y económicamente sustentable. Las asociaciones para la disposición final en rellenos sanitarios, sobre todo en áreas metropolitanas, son ejemplos de este tipo de acuerdos. Para ser exitosas estas asociaciones, sin embargo, es fundamental contar con acuerdos sólidos que trasciendan los aspectos políticos y que sostengan la mirada integral, a través de la incorporación de todas las etapas de la gestión de los residuos. Además de la disposición final, es factible promover acuerdos para el estudio del tipo de residuos y tasas de generación, para operar plantas de separación, para impulsar precios competitivos al momento de vender el material separado, para estimular la cooperación con las empresas e industrias de la región y para escalar los costos de adquirir materiales.
Las políticas públicas vinculadas con la gestión de los RSU no son ajenas a las dificultades tributarias y presupuestarias que tienen los municipios argentinos. Por eso, la articulación con el estado provincial o el nacional puede ser una de las alternativas que permita mejorar las condiciones en las cuales los gobiernos locales se desenvuelven. Este tipo de acuerdos debe garantizar la autonomía municipal para ajustar las políticas a las necesidades locales. El apoyo económico o de gestión por parte de los gobiernos provinciales o el nacional es un insumo fundamental para los municipios, muy escaso actualmente. El diseño e implementación de políticas de articulación nacionales o provinciales para la gestión de los RSU promovería respuestas generales e impulsaría la adopción de políticas sustentables en todo el país para alcanzar soluciones ciertas.
El enlace interjurisdiccional es una de las herramientas que abre camino para el fortalecimiento institucional de los municipios. Este fortalecimiento no es una cuestión menor ya que son muy pocos los que poseen áreas específicas con capacidad técnica para la gestión de los RSU.
Buenas prácticas: políticas existentes para la promoción de la gestión integral de los residuos sólidos urbanos
Disposición inicial y separación
La primera etapa del proceso de gestión integral de RSU se conoce como generación y consiste en la producción de residuos de los hogares y empresas e incluye la disposición inicial que los vecinos hacen en la vía pública o en contenedores. En esta etapa la injerencia de los ciudadanos, empresas, comercios e instituciones locales es central, ya que son ellos mismos, junto con el municipio, los que generan los RSU. La relación con el Estado municipal es directa porque la basura que se produce en los hogares, comercios y empresas es recolectada por el gobierno o por medio de un servicio tercerizado a empresas recolectoras de residuos.
Esta primera etapa está directamente relacionada con las prácticas de consumo cotidiano que mantiene la población. También se la conoce como etapa de origen” dado que es cuando los materiales consumidos se convierten en residuos y son descartados por sus productores.
Ahora bien, no todos los desechos son basura. Gran parte de los residuos que se generan pueden ser reducidos o minimizados, es decir, el volumen de residuos que genera cada productor (vecino o empresa) puede disminuir. “La reducción o minimización debe ser uno de los objetivos principales de una gestión integral por lo que el municipio debe ser capaz de encontrar la manera de disminuir los volúmenes de residuos generados así como de aumentar, mediante los medios económicos y ambientales más apropiados localmente, la separación y el aprovechamiento de los materiales recuperables” (Schejtman e Irurita, 2012). Esto debe constituir una instancia prioritaria en la gestión de los residuos.
Es destacable, en este punto, que una de las políticas que suelen producir mejores resultados respecto de la gestión sustentable de residuos no son el foco habitual de las intervenciones. “La reducción y reúso se consideran unas de las estrategias más trascendentes para reducir el creciente volumen de residuos sólidos. Cuantos menos residuos se generen en los hogares, menor será la necesidad de espacio para disponerlos y la cantidad de recursos necesarios para su gestión y tratamiento” (Schejtman e Irurita, 2012).
Así, las políticas que promuevan la separación domiciliaria de los residuos son una de las principales iniciativas que el municipio puede impulsar para mejorar la gestión de los RSU. Para ello, es fundamental contar con canales de comunicación fluidos, regulares, sostenidos y constantes, que informen a los productores en qué porciones deben separar los residuos (reciclables y no reciclables, húmedos y secos, por ejemplo) y cómo deben hacerlo (en contenedores diferenciados, en bolsas de distintos colores, entre otros).
La separación en origen permite potenciar cualquier política de reciclaje que se encare en el municipio, mejora notablemente las condiciones de trabajo de los recuperadores o cartoneros y promueve prácticas de consumo sustentables en los hogares y empresas. Mediante la aplicación de políticas de separación en origen, la población toma un rol activo en la gestión de los residuos y se transforma en un sujeto consciente de su aporte al ambiente y al espacio público. Promover el involucramiento activo de la sociedad y organizaciones de la sociedad civil en esta etapa, especialmente de las organizaciones que reúnen recuperadores, es una manera de incentivar la participación y promover prácticas democráticas.
En este sentido, como buena práctica para la etapa de la generación de residuos, cabe destacar el programa SEPARE, Centros de Recepción en Instituciones y Comercios, implementado por el municipio de Rosario, provincia de Santa Fe (ver caso 1). El programa SEPARE es un buen ejemplo de una política articulada en materia de promoción de la separación de residuos en la instancia de disposición inicial, sostenida a lo largo del tiempo (más allá de la existencia de posible retrasos o frenos) y ampliada en forma progresiva. Esta política articula distintos espacios y actores de la ciudad de Rosario por lo que promueve la intersectorialidad, al incluir escuelas, universidades, empresas de recolección y recolectores urbanos.
Caso 1. Separación en origen. Programa SEPARE, municipalidad de Rosario
Buena práctica: separación en origen PROGRAMA SEPARE Municipalidad de Rosario, provincia de Santa Fe El Programa SEPARE, que se enmarca dentro de una iniciativa integral de residuos, tiene como objetivo promover “la separación en origen de la basura con el objetivo de lograr una gestión responsable y sustentable de los residuos generados en el ámbito de la ciudad”. Esta política impulsa la separación y minimización de los residuos por medio de tres dispositivos de intervención: (a) islas de separación en la vía pública, (b) recolección puerta a puerta y (c) centros de recepción en instituciones. Las (a) islas de separación en la vía pública se componen de dos tipos de contenedores (naranjas y verdes) para la disposición diferenciada de los residuos por los vecinos. Esta iniciativa fue lanzada en 2012 y cuenta con 350 islas ubicadas en el macro y microcentro de la ciudad. La (b) recolección puerta a puerta es un servicio que se ofrece a demanda, en el que se recogen los residuos una vez por semana directamente de las casas de los vecinos. En esta instancia, las cooperativas de recuperadores urbanos cumplen un rol esencial. Ambos dispositivos se complementan con los (c) centros de recepción que funcionan en diferentes instituciones como clubes, escuelas, universidades, dependencias oficiales y otros espacios de alta concurrencia de público. Rosario cuenta con más de 450 centros de recepción en la ciudad. Más información: Dirección General de Planificación y Gestión Ambiental de la Secretaría de Servicios Públicos y Medio Ambiente. Av. Pellegrini 2801, Rosario, Santa Fe. Fuente: www.rosario.gov.ar
Concientización y educación ambientales
Junto con las políticas participativas, la educación ambiental es otra de las alternativas que tienen a su alcance los gobiernos municipales para promover la mejora de sus propias capacidades en la gestión de los RSU.
En muchos casos, los ciudadanos no tienen conocimiento sobre lo que ocurre con los residuos generados una vez que se deshacen de ellos. Por eso, no siempre conocen las maneras en las que pueden contribuir a la mejora de la gestión de los residuos. Incluso, aunque contaran con un saber teórico, los ciudadanos no tienen cómo conocer las políticas específicas que diseña cada municipio para la gestión de sus residuos: los que se recolectan y separan no son siempre los mismos, ni el sistema de recolección es igual ni el grado de involucramiento de los recuperadores es equivalente en cada ciudad.
La concientización acerca del circuito de los RSU y las ventajas de la separación, reciclado y reutilización es una iniciativa que pueden implementar tanto el gobierno municipal como la sociedad civil. Algunas las actividades que permiten promover la educación y concientización ambientales son: talleres en las escuelas, charlas informativas para la comunidad, instancias de formación docente, cursos cortos específicos, campañas de comunicación y prevención, entre otras.
Es fundamental que la educación ambiental y las campañas de concientización sean articuladas, sostenidas y constantes. Es inútil impulsar una campaña de comunicación masiva de corta duración, porque promover cambios conductuales con actividades cotidianas como la basura es un trabajo progresivo.
La educación ambiental requiere, fundamentalmente, del trabajo intersectorial, y, por ello, el Estado municipal tiene un rol central como líder de este proceso. También es necesario contar con información de calidad para comunicar. Conocer detalles acerca de los desafíos de la gestión ambiental en el ámbito local colabora con el diseño de campañas de comunicación y concientización ambientales adaptadas al entorno y a la realidad de cada municipio.
Ejemplo de esta propuesta es la política Escuelas Verdes (ver caso 2), desarrollada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Si bien esta jurisdicción no es un municipio, comparte con ellos la territorialidad de las políticas que implementa, por lo que se considera como una buena práctica imitable por otros gobiernos locales del país. Cabe destacar esta iniciativa porque articula una serie de instancias para llevar a cabo un programa de educación y concientización ambientales en el marco de las escuelas porteñas. Así, caso 2 impulsa la disposición de residuos diferenciada en las escuelas, implementa un servicio de recolección diferenciada exclusivo para ellas en articulación con las cooperativas de residuos y enmarca estas actividades con talleres para niños y niñas y capacitaciones para docentes.
Caso 2. Educación Ambiental. Escuelas Verdes, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Buena práctica: educación y concientización ambientales ESCUELAS VERDES Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Escuelas Verdes es un programa del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que fomenta el desarrollo sustentable a través de la educación y la gestión ambiental en las escuelas. Las acciones están pensadas y diseñadas específicamente para cada nivel educativo, e integradas en cuatro ejes temáticos, uno de ellos la Gestión Integral de Residuos. El programa propone estrategias de mejora para los procesos de enseñanza y aprendizaje y brinda herramientas a los docentes para facilitar el abordaje y la incorporación transversal de los contenidos de educación ambiental en su planificación y sus clases. Además, aborda la gestión ambiental de los establecimientos educativos para usarla como una herramienta pedagógica, fundamentando su accionar en el conocer-hacer-ser, con el objeto de lograr una coherencia entre lo aprendido en el aula y la realidad que experimentan los alumnos en su ámbito educativo. Todas las acciones están basadas en la premisa de que a partir de la educación ambiental se refuerza la construcción de ciudadanía y se genera un cambio cultural en los ciudadanos, que permitirá construir cada día una ciudad más verde. Escuelas Verdes está dirigido a alumnos, directivos, docentes, y personal no docente. Alcanza a escuelas de nivel inicial, primario, medio, superior y especial de gestión estatal y privada de la Ciudad de Buenos Aires. Además, articula iniciativas de otras áreas del Gobierno y de organizaciones no gubernamentales, empresas o individuos vinculadas con el ambiente, lo que configura un marco para la educación ambiental de la Ciudad que sirve de guía y soporte para toda la comunidad educativa. Más información: Programa Escuelas Verdes, Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Paseo Colón 255, 4º piso, Ciudad de Buenos Aires. Fuente: www.buenosaires.gob.ar/escuelasverdes
Recuperadores urbanos
Uno de los actores centrales en el proceso de gestión de los residuos sólidos urbanos es el recuperador.
Si bien históricamente han existido personas que viven de la recolección de basura, en la Argentina, la actividad del recuperador se empieza a visibilizar a mediados de la década del noventa y se potencia notablemente a partir de la crisis de 2001-2002. En contextos de creciente desempleo y crisis económica, quienes perdieron su trabajo encontraron en la recolección de residuos una fuente de subsistencia.
La tarea que desarrolla el recuperador no suele ser tomada como relevante, por lo que no es considerado por la sociedad como un trabajador. Por lo general, si bien la concepción acerca de su quehacer cambió progresivamente, recuperar residuos es aún considerada una actividad poco digna. Sin embargo, el recuperador urbano realiza una tarea clave en el circuito de gestión integral de los residuos. Al recolectar el material con potencialidad para el reciclaje y reinsertar estos materiales en el mercado a través de su venta, integra dos eslabones clave de este proceso.
Por tanto, es fundamental avanzar en políticas de formalización del trabajo de los recuperadores urbanos. Proveerlos de los medios básicos para asegurar su seguridad personal y salubridad, otorgarles materiales para mejorar su tarea e instalaciones para separar los residuos fuera de la vía pública, brindarles medios para formalizar su situación laboral y dotarlos de transportes que les permitan realizar las tareas de recolección y traslado de materiales en condiciones dignas, son cuestiones centrales que es preciso impulsar a nivel nacional.
Avanzar en políticas de este tipo no solo redunda en una mejora de la calidad de vida del recuperador y su familia, sino que además promueve el desarrollo del mercado de materiales recuperados que en la Argentina funciona en condiciones de alta informalidad e inequidad.
Por lo general, las iniciativas que impulsaron la incorporación formal de los recuperadores urbanos en el circuito de los RSU se cristalizaron en dos formatos: la contratación de los recuperadores como empleados municipales y la formación de cooperativas de trabajo que mantienen vínculos formales con el municipio. En este caso, cabe destacar la experiencia del municipio de Morón, provincia de Buenos Aires (ver caso 3), que incorporó a los recuperadores urbanos al implementar su programa Morón Recicla.
Caso 3. Formalización de recuperadores urbanos. Morón Recicla, municipalidad de Morón
Buena práctica: articulación intersectorial PROGRAMA MORÓN RECICLA Municipalidad de Morón, provincia de Buenos Aires Desde noviembre de 2009, el municipio de Morón, a través de la implementación del Programa Morón Recicla junto con la Organización sin fines de lucro Abuelas Naturaleza y la Cooperativa Nueva Mente, formalizó el trabajo desarrollado por los recuperadores de residuos al incorporarlos como actores clave en el proceso de promoción de separación de residuos y su recolección diferenciada. Luego de una serie de visitas informativas casa por casa en los barrios de Morón, Haedo y Castelar, los recuperadores, junto con las promotoras y los promotores de educación ambiental acordaron con los vecinos que decidieron adherirse al programa la frecuencia de visita de los recuperadores. Los vecinos separan los residuos reciclables del resto y los disponen de manera limpia y seca. Luego, los recuperadores se encargan de realizar el acondicionamiento y preparado de los residuos para su venta. Este proceso permitió hacer visible al recuperador, no solo como un trabajador formal sino como un ciudadano con derechos a un trabajo digno. Más información: Dirección de políticas ambientales, municipalidad de Morón. Fuente: www.moron.gov.ar
Tratamiento de residuos
El tratamiento de los residuos sólidos urbanos es otro de los eslabones del circuito de la gestión integral de RSU. Se denomina tratamiento al conjunto de operaciones que preparan los residuos para su valorización posterior, es decir, para lograr el aprovechamiento de los recursos contenidos en los residuos mediante su reutilización o reinserción en la industria para el reciclado. El tratamiento se realiza a través del sometimiento de los residuos a procesos físicos, químicos y biológicos y tiene la finalidad de reducir el volumen de los RSU y reducir su potencial contaminante, además de producir beneficios técnicos, operativos, económicos, ambientales y sanitarios.
Existen múltiples propuestas tecnológicas para el tratamiento de residuos sólidos urbanos. Cada una de estas opciones implica una toma de decisión respecto de la gestión de los residuos, y tiene consecuencias sobre todo el proceso. Por lo tanto, es imprescindible que las propuestas de innovación tecnológica para la gestión de los residuos sean enmarcadas dentro de un conjunto de toma de decisiones (Schejtman e Irurita, 2012) y se configuren como una política pública.
Por lo general, las iniciativas de tratamiento se centran en la recuperación de diferentes tipos de plásticos, papeles, cartones, telas, metales y vidrio. Estos materiales, en tanto residuos, se consideran reciclables. Sin embargo, cabe hacer una aclaración: el hecho de que un material sea reciclable depende no tanto de la naturaleza del material como de la tecnología disponible para su reciclaje y, sobre todo, de los precios de mercado para la venta de ese material como materia prima. Por lo tanto, la factibilidad de reciclar un material es una condición que se modifica en el tiempo. Para citar un ejemplo, si bien existe tecnología disponible para reciclar el telgopor, este no suele ser considerado un material reciclable porque los costos de la recolección diferenciada y reciclaje no son, dada la tecnología disponible en la actualidad, rentables en relación con su precio de venta.
El tratamiento de este tipo de residuos debe comenzar, idealmente, con la separación en los hogares y continuar con un sistema de recolección diferenciada. Pero éste no es siempre el caso, ya que no todos los municipios desarrollaron planes de separación domiciliaria o recolección diferenciada. Sin embargo, algunos municipios avanzaron independientemente de estos sistemas previos y desarrollaron instancias de tratamiento. Por lo general, el tratamiento de los residuos se realiza en plantas de separación, que pueden estar más o menos automatizadas e incorporar tecnología diferente según el caso. Las plantas permiten separar primero el material reciclable del que no lo es –si no fue diferenciado en etapas previas– y luego realizan una diferenciación por tipo de material. Así, el papel, el cartón, los tipos de vidrio, los metales, los distintos plásticos y los otros materiales recuperados se preparan para la venta.
En esta instancia en particular, cabe destacar el caso del municipio de Rivadavia, provincia de Buenos Aires (ver caso 4). Este municipio logró desarrollar y mantener una planta para el tratamiento de los residuos de sus 15.000 habitantes, que se amplió y complejizó. Este caso resulta interesante porque evidencia que este tipo de iniciativas no son exclusivas para los municipios grandes. Además, logró erradicar el basural a cielo abierto y permite impulsar la separación de residuos en los hogares.
Caso 4. Tratamiento de residuos reciclables. Planta RUCALIM, municipalidad de Rivadavia
Buena práctica: tratamiento de residuos inorgánicos, reciclables o secos. PLANTA DE TRATAMIENTO DE RESIDUOS RUCALIM Municipalidad de Rivadavia, provincia de Buenos Aires Desde 1999, el municipio de Rivadavia cuenta con una planta de tratamiento de residuos denominada Rucalim. Para ello, promueve la separación de los residuos orgánicos, inorgánicos y patológicos en los hogares e implementa un programa de recolección diferenciada de residuos, a cargo de los más de veinte empleados de la planta. Los residuos orgánicos son compostados mediante lombricultura. El material inorgánico que se recupera se prepara para dejarlo en condiciones de ser vendido y reintroducido en el mercado, entre ellos el cartón corrugado y mixto, revistas, papel blanco y de color, plástico, plástico PET y PA, botellas y vidrios, chatarra, hojalata y hierro, tierra fértil y nylon. La planta cumple una función muy importante para la comunidad, ya que a partir de la erradicación definitiva del basural a cielo abierto que existía en el municipio, los vecinos deben preclasificar los residuos desde sus hogares. La cantidad de residuos que se recolecta es de un promedio de 7.000 kg. por día –700 gramos a 1 kg. por familia– de los que un 40% es reciclable. Además, la planta prevé también espacios y sectores para los residuos mayores como chatarras, escombros y cubiertas. Más información: Municipalidad de Rivadavia Fuente: www.rivadavia.mun.gba.gov.ar/rucalim.htm
Además, algunos de los procesos de recuperación se centran en la materia orgánica contenida en los residuos. Las ventajas del tratamiento de los materiales orgánicos son varias. En primer lugar, aunque el tratamiento de los residuos orgánicos no suele ser el foco de las iniciativas de recuperación y reciclado, es fundamental porque la materia orgánica representa entre el 40 y el 60% del total de los residuos generados en la Argentina. La recuperación de orgánicos fomenta la concientización de la población sobre la necesidad de la separación domiciliaria e indirectamente colabora con la recuperación de materiales reciclables. En tercer lugar, reduce los costos vinculados con la disposición final porque disminuye notablemente –potencialmente, entre un 40 y un 60%– la cantidad de residuos destinados al enterramiento, lo que extiende la vida útil de los sitios de disposición final. Promover la recuperación de la materia orgánica de los residuos disminuye a la mitad la cantidad de basura a tratar por otras vías o a disponer.
El material orgánico recuperado puede utilizarse para producir compost, biogás o, incluso, para alimentación de chancherías, siempre y cuando lo permita la normativa. Estas ventajas permiten comprender la relevancia y complejidad del tratamiento y dan cuenta de la necesidad del involucramiento de toda la sociedad local para que el proceso sea exitoso. En este sentido, la articulación intersectorial vuelve a presentarse como uno de los recursos que fomenta la gestión integral de los residuos sólidos urbanos.
La Planta de Compost del municipio de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires (ver caso 5) es una política que cabe destacar respecto del tratamiento de los residuos orgánicos.
Caso 5. Tratamiento de residuos orgánicos. Planta de compost, municipalidad de Bahía Blanca
Buena práctica: tratamiento de residuos orgánicos PLANTA DE COMPOST Municipalidad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires La planta es el resultado de la articulación entre la municipalidad de Bahía Blanca y la Cooperativa Obrero de Consumo Limitada, que genera alrededor de 140 toneladas por día de residuos, sobre todo orgánicos. El Proyecto de Recuperación de Residuos Orgánicos surge a partir de dos cuestiones: la necesidad de generar puestos de trabajo y el deseo de recuperar material orgánico para la producción de compost. Para promover el funcionamiento de la planta se desarrolló el programa municipal ECOCANJE, organizado por el municipio en colaboración con múltiples actores. El objetivo del proyecto es generar un punto verde en el que se intercambie el fertilizante producido por la planta de compostaje por información para la concientización respecto de los desafíos en materia ambiental, particularmente en temas de residuos. Más información: Departamento de Saneamiento Ambiental de la Subsecretaría de Gestión Ambiental de la Municipalidad de Bahía Blanca. Fuente: www.bahiablanca.gov.ar/saneamiento/compost.php
Disposición final
La disposición final incluye al conjunto de operaciones cuyo objetivo es lograr el confinamiento definitivo de los residuos sólidos urbanos en instalaciones y sitios especialmente destinados para tal fin.
Más allá de los avances tecnológicos, un porcentaje importante de los residuos generados por una comunidad siempre deben ser dispuestos de manera definitiva, independientemente de los posibles tratamientos que se pudieran realizar para aprovechar los materiales reutilizables, reciclables o la energía contenida en los residuos a través de tratamientos térmicos, como la incineración.
El método de disposición final más utilizado a nivel mundial es el enterramiento. Comprende toda una gama de opciones, desde la disposición en un terreno sin ningún tipo de control –generalmente denominado basural o basural a cielo abierto– hasta la disposición adecuada en un relleno sanitario que cumpla con los requisitos necesarios para mitigar los riesgos asociados con confinamiento de los residuos. La basura que se dispone en un terreno sin ningún tipo de medida de prevención o mitigación de daños –como un cerco perimetral, un recubrimiento o el venteo de gases– es un grave peligro porque representa una fuente de contaminación del agua, a través de filtraciones a las napas, del suelo y del aire, además de un foco infeccioso para las poblaciones cercanas y las que viven de o trabajan en los basurales.
En la actualidad, el método más adecuado para la disposición final de los residuos sólidos urbanos es el relleno sanitario. Sin embargo, la planificación, su diseño operación implica una gran tarea que, en muchos casos, excede la capacidad económica y técnica de los municipios, especialmente de los de menor tamaño. Así, una lamentable realidad de la mayoría de las localidades argentinas –sobre todo de las más pequeñas-, es el basural a cielo abierto (BCA) como forma de disposición final. Los BCA son una de las principales consecuencias de una gestión inadecuada, ineficiente e insuficiente de los RSU, y constituyen una enorme fuente de contaminación para el ambiente y la sociedad, por lo que su erradicación o transformación en basurales controlados debería ser una meta prioritaria de gestión.
En este punto, cabe destacar el caso de la municipalidad de Santa Fe, provincia de Santa Fe (ver caso 6). El relleno sanitario de la municipalidad de Santa Fe es uno de los pocos que funcionan en el territorio provincial –junto con los de Rafaela y Rosario– y representa una oportunidad para disponer adecuadamente los residuos para toda el área metropolitana, que posee una población total de 500.000 habitantes. Además, es el eslabón final de una serie de políticas de mejora de la gestión de los residuos, que incorpora a la educación ambiental en las escuelas, campañas de comunicación, recolección diferenciada, trabajo con cooperativas de recuperadores, instancias que fueron articuladas en la construcción del relleno.
Caso 6. Disposición final. Relleno sanitario, municipalidad de Santa Fe
Buena práctica: disposición final RELLENO SANITARIO Municipalidad de Santa Fe, provincia de Santa Fe Inaugurado en noviembre de 2010, el relleno sanitario de la municipalidad de Santa Fe fue construido para disponer residuos domiciliarios y asimilables. Tiene una capacidad aproximad de 1.500.000 m3 y una vida útil de 12 años, prolongable a 2 años más. A diferencia del sitio de disposición final que anteriormente poseía el municipio, el relleno está en un área apartada d
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