Geología – Su importancia en las auditorías de traspaso
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- El 1 enero, 2000
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La geología es una ciencia auxiliar de fundamental importancia en la determinación de los pasivos contingentes o deuda ambiental.
Si bien el estudio de impacto se realiza en un espectro mas amplio, ya que considera no solamente el medio físico y biológico sino también el entorno socioeconómico, es solamente en el suelo y en los recursos hídricos donde podemos encontrar las pruebas físicas taxativas de un daño ambiental.
Aquí se debe tener en cuenta que estamos haciendo referencia a la etapa final de la actividad de un establecimiento industrial, ya sea por el abandono definitivo o por cambio de propietario.
En cualquiera de estas circunstancias se debe “entregar” el espacio físico sin daños o al menos con las restauraciones o remediaciones terminadas a satisfacción de la autoridad de aplicación.
Para una mejor visualización de lo que antecede desarrollaremos a continuación un ejemplo teórico.
Supongamos que tenemos una industria dedicada a la fabricación de fertilizantes.
En sus años de vida activa el establecimiento debió almacenar materias primas e insumos de riesgo químico y, en sus operaciones, seguramente utilizó combustibles, solventes, amoníaco, mezclas fosforadas y eventualmente otros compuestos peligrosos.
Obviamente, en sus procesos industriales generó gran cantidad de residuos y efluentes.
En la etapa final, de cierre o de traspaso, pueden suceder dos cosas a saber:
a) Que la empresa no haya producido ningún pasivo ambiental.
b) Que la empresa SI tenga un pasivo.
En el caso “a” es cuando una firma estuvo bien asesorada y realizó todas sus tareas dentro del principio del DESARROLLO SUSTENTABLE y se manejo en el marco jurídico correspondiente de una gestión ambiental adecuada.
Es decir que sus materias primas estuvieron acopiadas convenientemente, no se produjeron derrames de combustibles ni accidentes con los materiales corrosivos y sus residuos y efluentes estuvieron contenidos o tratados de la manera más adecuadas.
Es decir que en sus años de actividad no produjo deterioros en el recurso hídrico subterráneo ni contaminó sus ductos de vuelco, ni mucho menos derramó compuestos químicos o residuos peligrosos en el suelo natural ni efluentes gaseosos a la atmósfera.
Por supuesto que esto es sólo una pequeña parte de los cuidados y gestiones que se deben realizar en el transcurso de la vida útil pero sirve para el ejemplo.
El caso “b” sería el de una empresa que en algún momento descuidó su gestión ambiental y se produjo un daño en el medio circundante.
Las circunstancias y los tipos de deterioros pueden ser de variada naturaleza y magnitud pero no ceñiremos a un ejemplo típico de contaminación de suelos por mala disposición de los residuos.
Puede suceder que por ignorancia o por desidia se acopien tambores conteniendo aceite usado sobre el suelo natural. En algún momento estos aceites se derraman, por cualquier causa, y trasciendan al terreno natural contaminando el suelo con hidrocarburos.
Ahora bien ¿qué tiene que ver la geología en todo esto?
Sucede que en cualquiera de los dos casos usted tiene que hacer los estudios geológicos tendientes a demostrar que el estado de los suelos y de los recursos hídricos no ha variado en el transcurso de sus actividades.
En el caso “a” usted deberá realizar un mínimo de pozos de la napa freática y unos pocos cateos de suelos en los horizontes superiores para poder mostrar que no tiene responsabilidades ante la autoridad de aplicación y puede vender su propiedad o cesar sus actividades de inmediato.
En el caso “b” el Geólogo auditor encontrará que los horizontes superiores a los permitidos por la normativa vigente y deberá ordenar estudios axhaustivos para determinar el grado de la contaminación y definir la zona afectada.
Para esto se harán nuevos sondeos y a mayor profundidad para obtener muestras representativas y poder perseguir el contaminante en su dispersión horizontal y vertical.
También deberá asegurarse estadísticamente que el agua de la primer napa no esté involucrada ya que es naturalmente el agente de transporte y en su escurrimiento puede ir deteriorando propiedades vecinas.
Luego de finalizada esta segunda etapa de estudios y definida cada área afectada se deberá dar parte a las autoridades y proponer un sistema de remediación o restauración.
Mientras tanto el predio no se puede vender ni es posible dar de baja al establecimiento.
En fin, esto es sólo un pequeño ejemplo, pero es fácil entender la gran diferencia de costos y el riesgo jurídico en el cual se incurre al tener un pasivo contingente o deuda ambiental.
Como conclusión se debe apreciar la importancia de contar con un asesoramiento profesional responsable y una gestión ambiental coherente.
Lic. Ricardo José Timón
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