Formación y educación ambiental en las organizaciones

Las Normas ISO de la Serie 14001:96 prefijan como objetivo primordial “mantener la prevención de la contaminación y la protección del ambiente, en equilibrio con las necesidades socioeconómicas”. De allí se desprende su vinculación fundamental con la Sostenibilidad y el Desarrollo Sostenible (DS), como así también con la Ecoeficiencia, las Mejores Técnicas Disponibles, la Producción Más Limpia, el Análisis del Ciclo de Vida de los productos y otras iniciativas conexas, aplicables a las Organizaciones.

Como consecuencia de la amplia difusión y aplicación de esas Normas, los programas e iniciativas vinculados con la Formación y Educación Ambiental (EA), orientados a acrecentar el DS, han adquirido una creciente relevancia y aplicación en las Organizaciones de todo tipo. (Recordemos que según las Normas antes citadas se entiende por organizaciones a las compañías, corporaciones, firmas, empresas, autoridades o instituciones, o parte o combinación de ellas, sean o no sociedades, públicas o privadas, que tienen sus propias funciones y administración).

En este trabajo se consideran, enfocadas desde la práctica de la EA, algunas de las principales posibilidades, perspectivas y beneficios de estos programas, se examinan sus principales aspectos constitutivos, se propone un esquema organizativo básico ampliable y se impulsa su aplicación.

Acerca de la problemática que abarca y asocia el Medio Ambiente (MA) y el DS, desde hace más de una década se nota una destacable expansión del interés y de la sensibilización de la ciudadanía y de los organismos administrativos gubernamentales por la misma. Esta situación ha favorecido la puesta en marcha de numerosas iniciativas para minimizar, en lo posible, los impactos ambientales negativos. A su vez, esto hace necesario desarrollar e impulsar en la sociedad, por medio de la EA, una cultura general de consumo favorable a la aplicación de buenas prácticas ambientales y al aprovechamiento racional de los recursos naturales.

Por otra parte, desde la “Cumbre de la Tierra” (Río de Janeiro, 1992), han sido muchos los sectores y empresas que han adaptado sus procedimientos y aplican iniciativas y metodología sostenibles. Asimismo, van apareciendo constantemente nuevas ideas, normativas y políticas ambientales que promueven la puesta en práctica de medidas y procesos que tienen en la formación de la dirigencia y los trabajadores de las organizaciones un medio valiosísimo para su aplicación.

Al mismo tiempo, en las organizaciones se reconocen ampliamente los beneficios económicos que resultan de mejorar las prácticas con impacto ambiental significativo positivo, por ejemplo, el ahorro de energía o de agua, o una gestión adecuada, reutilización y reciclado de los residuos y subproductos, etc.

Por supuesto, para poner en vigencia estas mejoras es necesaria la disponibilidad de recursos humanos concientizados, capacitados y responsables, junto con la aplicación práctica de las innovaciones técnicas disponibles, en el marco de un sistema integrado de gestión empresarial. Obviamente, la formación en las empresas deberá ir adaptándose continuamente a las exigencias de los actuales problemas socio-ambientales y a las de los desafíos que deberán afrontarse en el futuro previsible, como así también a mejorar las posibilidades de dar satisfacción eficiente a las demandas de un público consumidor no especializado.

Como resultado, es cada vez mayor el número de Programas de Formación Ambiental (PFA) que se emprenden en las organizaciones. Esos programas deben ser diseñados cuidadosamente, a la medida de los requerimientos de cada organización, sobre la base de serios estudios y diagnósticos preliminares. Los objetivos a prefijar deberían considerar prioritariamente la protección del ambiente y estar dirigidos, por una parte, a asegurar la actualización y al acrecentamiento del nivel de competencias del personal, y por la otra, a aumentar su capacidad de adaptación a los cambios y a los nuevos procedimientos y dinámicas de trabajo del sistema productivo.

Las principales acciones de los PFA deben dirigirse consecutivamente a analizar tanto la capacidad y las posibilidades de aprendizaje, como las necesidades de formación del personal de la organización, a sensibilizar a los potenciales participantes -que serán considerados dentro del Programa como Participantes/ Discentes (P/D)- y a efectuar la formación en sí misma, hasta el nivel más elevado necesario. (Recordemos, de paso, que discente es quien recibe enseñanza).

Como resultado a alcanzar, se debe buscar el logro sucesivo de distintos niveles de formación: el Básico ó fundamental, el Especializado ó avanzado, el de “Facilitador” o Monitor de Formación de pares y, finalmente, el de Educador Ambiental.

Una configuración básica ampliable, recomendable para los PFA, se propone condensada en el siguiente cuadro:

Programas de Formación Ambiental (PFAs). Configuración básica.

* PFA = Programa de Formación Ambiental.
** P/D = Participante/Discente; miembro del personal de la organización que participa en el Programa y recibe formación.

Finalmente, es de destacar que estos programas promueven también la evolución del marco normativo legal y la buena disposición del sector directivo empresarial, ante las perspectivas de un mercado que se encamina a la globalización y requiere la adhesión a normas internacionales.

Norberto I. Schinitman
Master en Educación Ambiental,
Auditor Ambiental, Bioquímico
Córdoba, Argentina
E-mail: [email protected]