Estudio de la proporción de accidentes direccionada a las fatalidades. Revisión No. 1
- Creado por admin
- El 6 enero, 2009
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Comentaba en el ensayo, “Estudio de la proporción de accidentes direccionada a las fatalidades” , publicado en este portal el 21 de Enero de 2008, que el ILCI (International Loss Control Institute) en uno de los apartes de su manual, “La Administración Moderna de la Seguridad y Control de Perdidas” , presentaba una pirámide titulada. “Estudio de la Proporción de Accidentes” (figura No. 1), en la que, desde la cúspide hasta su base, relacionaba en 4 niveles, que por cada lesión seria o grave (incluye fatalidades, incapacidad, pérdida de tiempo o tratamiento médico) estadísticamente se han dado 10 lesiones menores, 30 daños a la propiedad de todos los tipos y 600 incidentes sin lesión o daño visible (cuasi–accidentes o escapadas milagrosas).
En ese mismo ensayo comentaba, que a pesar de lo ilustrativa que encontraba dicha pirámide, desde que la conocí empecé a preguntarme ¿a cada fatalidad, tomada por separado, cuántas lesiones graves, lesiones leves, daños a la propiedad y cuasi-accidentes correspondía?
A fin de empezar a desentrañar este interrogante, recientemente, después de unos 15 años de haberme hecho esta pregunta, y basado en la accidentalidad de las motocicletas de Bogotá y Cartagena de Indias (Colombia) de los años 2005 y 2006 y otros, con ciertas limitaciones, ya que las estadísticas reseñadas lo que listaban eran las fatalidades y el número total de lesiones, y no así las lesiones graves y las leves por separado; apoyándome entonces en la proporciones mostradas en la pirámide del ILCI, en la que plasma, que los accidentes graves son la décima parte de los leves, y soportándome igualmente en las restantes proporciones mostradas en ella, pude, por fin, en una primera aproximación, armar una pirámide, ahora de 5 niveles, en la que, por separado, incluía las fatalidades.
De esta manera resultaba que a cada fatalidad le precedía 3 lesiones graves, 30 lesiones menores, 90 daños a la propiedad y 1.800 cuasi-accidentes (figura No. 2).
Pero debido a que para esta nueva distribución me había soportado en las estadísticas de accidentes de motocicletas para deducir sus 3 primeros niveles (fatalidades, accidentes graves y leves) y de los porcentajes del ILCI para materializar los 2 niveles restantes (daños a la propiedad y cuasi-accidentes), enfatizaba en el ensayo referido, que debido a ello guardaba mis reservas sobre este resultado, y en consecuencia, los mantendría abierto a futuras revisiones.
En este orden de ideas, les comento, que el diario “El Tiempo” de Bogotá del 21 de octubre de 2007, publicó el siguiente artículo, “Accidentes otra tragedia del país” , en la que, en uno de sus apartes, comentaba, que al 15 de septiembre de 2007 en Bogotá se habían presentado 26.188 accidentes de transito, los cuales reportaban 395 fatalidades, 12.840 lesionados, y de ellos, 1.536 habían sufrido un tipo de lesión delicada (grave), y que en el mismo periodo en el 2006 se habían dado 24.185 accidentes, 342 fatalidades y 11.925 lesionados.
Como podrán observar los accidentes del 2007 en Bogotá discriminan las lesiones graves de las menores, no así las del 2006, pero, en lo que respecta a los estudios que me encuentro desarrollando, las estadísticas del 2007, por lo de la separación de las lesiones graves de las leves, son un aporte sumamente importante en mis investigaciones, por lo que, de inmediato, reactive los cálculos de las proporciones en la pirámide en estudio ¿Y qué encontré?
Bueno, vayamos por parte. Lo primero que hice con las estadísticas del 2007 fue restar los 1.536 accidentes graves del total de lesiones, quedando 11.304 lesiones leves; y cuando divido el total de las fatalidades 395, por si mismo, por las lesiones graves (1.536) y por las lesiones leves (11.304), me encuentro con las siguientes proporciones: 1, 3.9 y 28.6, como quien dice, 1, 4 y 30; por cada fatalidad una lesión grave más que la propuesta en mi primera pirámide, y prácticamente igual número de lesiones menores de las propuestas en esa ocasión.
En cuanto a las estadísticas del 2006 a la misma fecha, en la cual solo se relacionan las fatalidades 342 y el total de lesiones 11.925 y no las graves, lo que hice fue tomar, de acuerdo al ILCI, la décima parte del total de las lesiones como lesiones graves (1.193) y restar este número del total de las lesiones para así obtener las lesiones leves (10.732). Al dividir las fatalidades, las lesiones graves y las leves por 342, las siguientes fueron las proporciones que obtuve de dichas operaciones: 1, 3.5 y 31, con las lesiones graves a medio camino entre las 3 y las 4, y con las leves ajustadas a la relacionada en la primera pirámide (30).
Les comentó que antes de llegar a la versión numérica publicada en el primer ensayo referido, se me generó un conflicto de proporciones mayúsculas al momento de decidir si por cada fatalidad tomaba 3 o 4 accidentes graves, ya que en unos y en otros cálculos de las diferentes estadísticas con las que contaba en ese entonces, alternativamente se aproximaban a una u otra de estas cifras. Aunque en este nivel una unidad de más o de menos aparentemente no representa gran cosa, si repercute sustancialmente en los cuasi accidentes, los que, en consecuencia, se ven incrementados en (600) unidades, las originales en la pirámide del ILCI para producir una lesión grave.
En ese primer ensayo, después de un largo y arduo discernimiento, terminé inclinándome por los 3 accidentes graves en correspondencia por cada fatalidad, pero la cabeza me siguió dando vueltas alrededor de la posibilidad de que fueran 4 y no 3. Pero, con el apoyo del registro de Bogotá (año 2007) en el que figuraban discriminados los accidentes graves y los leves, con toda la libertad del caso, por cada fatalidad, sin que por ello me temblara el pulso, me incliné, no por los 4, sino por lo de ampliar el margen, ya sean de 3 los accidentes graves o de 4 por cada fatalidad, llevando esta misma proporción, tal cual, hasta los incidentes; manteniéndome, eso si, abierto a análisis estadísticos más precisos, si es que estos se dan.
En consecuencia, a cada fatalidad (1), estadísticamente hablando le corresponde (3-4) lesiones graves, (30-40) lesiones leves, (90-120) daños a la propiedad y (1.800-2.400) cuasi-accidentes (figura No. 3).
Lo esencial en cualquiera de las tres pirámides propuestas, es que tengamos presente, que cada cuasi-accidente, cuenta y suma a futuro, en la materialización de una fatalidad ¡No lo perdamos de vista nunca!
Por: Ricardo López Solano
[email protected]
Cartagena – Colombia
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