Es necesario revalorizar Urugua – í
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- El 16 marzo, 2012
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Deben existir pocos casos recientes de alguna obra tan importante, estratégicamente valiosa, eficiente y positiva; a la que injustamente y en varios casos con manifiesta malicia, se le haya construido tan mala fama, montada en base a infundios, distorsiones y falsedades; como sucedió con la Central Hidroeléctrica de Urugua-Í.
Para entender esta obra se debe conocer el contexto, además de algunos números elementales de su producción.
Las carencias del Sector Eléctrico han sido constantemente los factores más determinantes del secular atraso económico que caracterizó a Misiones.
Sin entrar a detallar aquí –en mérito a la brevedad- la interesante historia eléctrica de Misiones, desde mediados del siglo pasado en adelante (tema expuesto en forma sintética en un par de mis libros), es muy interesante destacar que la construcción de esta importante central hidroeléctrica rompió el monopolio de la generación termoeléctrica, que muy caro le había costado a Misiones, desde lo económico, lo social y lo ambiental.
Antes de concretarse Urugua-Í –mérito en buena parte a la visión y al coraje cívico del entonces gobernador Barrios Arrechea, que no se dejó arredrar por los personeros del sector termoeléctrico, y los eternos predicadores “prudentes” del “no se puede, no se debe”- Misiones había intentado constantemente utilizar parte de nuestro enorme potencial hidroeléctrico de los ríos y arroyos interiores, para producir energía barata, renovable y limpia; pero sistemáticamente los tecnócratas “portuarios”, afines al liberalismo económico y vinculados con los poderes de las usinas movidas a petróleo o gas; interponían “condicionamientos técnicos” que eran simples excusas interminables, las que obligaban a padecer serias carencias eléctricas, solucionadas malamente instalando de apuro usinas convencionales, las que son grandes devoradoras de combustible.
El cuadro se agravó a comienzos de los años ’70, cuando se cerró la planta almacenadora de YPF en Posadas, terminando de un plumazo el transporte fluvial de combustibles, obligando desde ese momento a depender del costosísimo y muy contaminante transporte carretero, creando un gran negocio para los empresarios camioneros…a costa del erario estatal, a la vez que contribuía a destruir las rutas nacionales 11 y 12, esta última por esos años recién pavimentada.
Ya en oportunidad de elaborarse el Plan Energético Provincial 1980 –cuyos equipos técnicos tuve oportunidad de formar parte- en contra de las muy fuertes presiones del estabishment, intentamos aprobar la construcción de las hidroeléctricas Piray II (cruce ruta 20) y Urugua-Í.
Amañadas y a veces muy explícitas presiones, por parte de tecnócratas del lobby termoeléctrico –claramente vinculado con los resortes del poder económico ultra liberal que manejaba la economía argentina en esos aciagos años- obligaron a adoptar criterios de evaluaciones financieras de corto plazo (una década es corto plazo en el Sector Eléctrico), con lo que en los papeles prefabricaron una supuesta “eficiencia financiera” de las usinas termoeléctricas (movidas a petróleo), por sobre las alternativas hidroeléctricas, las que muestran sus notables ventajas en el largo plazo, al generar sin ningún consumo.
La alternativa de máxima de los tecnócratas liberales, era hacernos aprobar la instalación de tres ciclos combinados, de 60 MW cada uno, mientras que los representantes provinciales –conocedores de la verdad del tema- pugnábamos por aprobar ambas hidroeléctricas: Piray Miní de 67 MW y Urugua-Í de 116 MW.
Luego de muy duras y extenuantes jornadas, lograron imponer como “conveniente” una Central de Ciclo Combinado (CCC) reemplazando a Piray Miní, pero conseguimos que a regañadientes se incluyera Urugua-Í como parte fundamental del Plan Energético Provincial 1980.
Misiones tuvo el dudoso privilegio de instalar la primera CCC de todo el país, lo cual sentaría el precedente para la masiva avalancha de equipos similares instalados con inusitada rapidez en los años ’90, cuando se derrocho gas natural con la falsa premisa que “teníamos de sobra”, casi como un supuesto “Kuwait del gas”.
Pero respecto a Urugua-Í, aún quedaba un largo camino por recorrer. En un par de informes oficiales de la Secretaría de Energía, posteriores a la aprobación del Plan Energético Provincial 1980 de Misiones, “curiosamente” Urugua-Í estaba excluida, ¡”casualidades” que por su recurrencia dejan de serlo!
Faltaba que alguien en Misiones tuviera la visión de estadista y el coraje de iniciar la obra, y en junio de 1985 se dio inicio a la obra, la cual comenzó a generar en 1990.
Central considerada modelo en su tipo en Íbero América, continúa trabajando eficientemente dentro de los parámetros constructivos, luego de más de dos décadas ininterrumpidas, y tal como es usual en este tipo de centrales eléctricas, con mínimos mantenimientos superará holgadamente el siglo de eficaz generación de energía eléctrica para el sistema provincial.
Estando totalmente amortizados sus costos de construcción, hoy brinda –prácticamente a perpetuidad- la energía más económica que dispone el Sistema Interconectado Provincial.
Es hora de barrer amañados prejuicios instalados con mucha mala fe, por ciertos “operadores” al servicio de otros intereses que fueron afectados, al reemplazar Urugua-Í a varias usinas “devoradoras de combustibles”, con las consecuentes economías de combustibles, lubricantes, repuestos, fletes, e incluso las reposiciones de las usinas termoeléctricas –pues éstas, al ser motores que trabajan a muy altas temperaturas-, están muy sujetas a intenso desgaste-.
En la vida útil que lleva transcurrida, Urugua-Í evitó quemar aproximadamente 2.000 millones de litros de combustible pesado, lo cual evitó a su vez movilizar 67.000 equipos de transporte (camiones tanques con semirremolques), los cuales puestos en fila uno tras otro, tendrían una longitud de 13.400 kilómetros de largo.
Otro activo energético de similar calidad, hubiese sido contar con la Hidroeléctrica Piray Miní, que hoy seguiría funcionando eficientemente. En cambio, el Ciclo Combinado (CCC) que nos obligaron a instalar, hoy ya no existe, pues fue vendido por moneditas en 1995; por lo que desechar la hidroeléctrica Piray Miní fue un pésimo negocio energético y ambiental, por donde se lo mire.
¿Por qué “no ven” estas gruesas realidades, los vociferantes fundamentalistas del ecologismo cavernario, encerrados en sus falaces dogmas “anti represas” a ultranza?
¿Cuándo despertará Misiones, valorando el aporte al desarrollo que es Urugua-Í; y a la vez se mostrará la central y el embalse, como orgullo de los misioneros, sumando a la vez con ello otros atractivos turísticos?
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mboror
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