Eólicas y solares en los “Países Modelos”
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- El 22 junio, 2012
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Son poco conocidas por no especialistas en el tema, las muy fuertes operaciones de lobbies realizadas por diversos opinantes, a favor de las supuestamente extraordinarias “nuevas fuentes”, “fuentes alternativas”, “renovables” y otros clichés varios y distorsionados; sobre todo a favor de las “estrellas” de esas tecnologías, las energías solar y eólica. Pero si se analiza el tema con detenimiento, esas presiones surgen nítidas.
Tal como se explicó en artículos anteriores, existen varios intereses en juego, pues al exagerar las reales posibilidades de esas tecnologías, sus implantaciones y sus consecuentes limitaciones, hacen necesarias las instalaciones de nuevas usinas de generación del tipo termoeléctrica –las movidas en base a combustibles fósiles- que pasan a ser necesarias para funcionar como indispensable respaldo de las eólicas y solares.
Eso significa que al promocionar a ultranza las eólicas y solares, están a la vez promoviendo en forma encubierta las instalaciones de más usinas termoeléctricas, grandes consumidoras de combustibles fósiles, y por ello grandes contaminadoras.
Curiosamente, los militantes del ecologismo fundamentalista y las empresas vinculadas a las tecnologías solar y eólica, guardan densos silencios acerca de las nuevas “devoradoras de petróleo y gas” que se instalan silenciosamente, al amparo de las limitaciones técnicas insalvables, de las usinas solares y eólicas.
Como muletillas repiten los “grandes ejemplos” de los que son presentados como “países modelos” de las “grandes ventajas” de las generaciones solares y eólicas. Analicemos esos casos.
Alemania, por el notable prestigio de su industria y su tecnología, y por ser “la locomotora de Europa” (hoy con el “tren” descarrilándose), es mencionada como “el modelo ambiental a seguir”. Se enfatiza su desarrollo eólico –es uno de los líderes mundiales en la materia-, y su decisión de paralizar su plan nuclear, que incluye la posibilidad de cerrar anticipadamente sus centrales nucleares en operación. Pero lo que “ciertos sectores” (del ecologismo cavernario) se cuidan muy bien de señalar son varios hechos contundentes, que cambian rotundamente la realidad, falsamente presentada como “el sueño verde” (o el paraíso ultra ecologista…mostrado en muchos casos por añorantes del “paraíso” soviético, como son varios de los más revulsivos militantes del patoterismo pseudo ecologista). Esos hechos son:
– La generación eólica es absolutamente marginal en Alemania.
– La directa consecuencia de paralizar el plan nuclear, fue consumir más carbón (¡¿ecológico¿!), más gas natural (ídem anterior), e importar más energía eléctrica de sus socios de la UE.
– El notorio desbalance en la matriz eléctrica germana, obligó a multiplicar las importaciones de gas natural ruso, para lo cual por motivos geopolíticos (evitando pasar por Polonia), debió financiar un muy costoso (y ambientalmente ruinoso) gasoducto submarino en el Mar Báltico. Claro está que eso acentuó la extrema dependencia a un abrupto “cierre de grifos”, quedando a merced de la voluntad del “Oso Ruso”. Además es muy caro, y se está quemando un recurso natural no renovable, el gas. ¿No lo ven los “ecologistas”?
Japón, la tercera economía mundial, con el talón de Aquiles de su pobreza en recursos naturales, está en una muy incómoda dependencia de cuantiosas importaciones de petróleo y gas natural.
Los problemas mayúsculos derivados del maremoto (tsunami), provocaron destrozos y muertos a granel, afectando a la Central Nuclear de Fukushima, la cual –debe enfatizarse- no provocó mortandades masivas ni tampoco serios cuadros de contaminación radioactiva. Pero los efectos del miedo socialmente instalado, provocaron el cierre preventivo de todo el importante parque de generación nuclear de Japón. Una medida como esa nunca es neutra ni gratuita. Japón estuvo al borde del colapso eléctrico, debiendo incrementar en forma superlativa sus ya antes muy importantes volúmenes de importaciones de gas natural. De hecho, si el cierre de las nucleares fuese hipotéticamente definitivo, ello obligaría a instalar masivamente grandes usinas termoeléctricas. Ya el cambio temporario de la matriz eléctrica japonesa (sustituyendo energía nuclear por termoeléctrica a gas), causó la pérdida de la balanza comercial favorable; las importaciones superaron las importaciones, lo cual es una amenaza más, ante el prolongado estancamiento de la economía japonesa. Adviértase que ni la eólica ni la solar son consideradas como alternativas serias para reemplazar a la nuclear.
Dinamarca es otra de las “estrellas” de la eólica, promocionándose ampliamente sus molinos instalados en los tempestuosos mares Báltico y Del Norte. ¡Pero omiten expresar que la base de su sistema de generación es la termoelectricidad…consumiendo carbón (lo más contaminante)! Tampoco se dice que comparado con las vastedades de Argentina, Dinamarca es un pañuelo, y que además cuenta con el respaldo del denso mallado eléctrico de la UE, que estabiliza a las inestables e impredecibles eólicas. ¡Y ocultan también los altísimos costos y cortas vidas útiles de las nada “ecológicas” eólicas marítimas danesas!
España, recurrentemente citada como paradigma de las “nuevas energías”, principalmente la eólica y la solar, está pasando por serios cuestionamientos a los elevados subsidios sin los cuales serian imposibles esas tecnologías de generación eléctrica. En épocas de bonanza, los subsidios pasaban desapercibidos, pero en la actual aguda recesión, los bajos rendimientos, las bajas confiabilidades (por no poderse prever sus despachos, que dependen de factores aleatorios) y sus muy altos costos por kWh, han bajado el prefabricado prestigio montado por sus fabricantes y organizaciones de corte ultra ecologista. Además se vinculan a operaciones de sobre facturación, como solares que “producen” de noche, y se asocian a nuevas usinas movidas a gas, petróleo o carbón, como imprescindible respaldo, lo cual tira por tierra sus dotes pseudo ecologistas. Hoy España se debate entre importar más gas natural, o montar nuevas nucleares. Posiblemente deba hacer ambas cosas, pues no tiene recursos hidroeléctricos sin utilizar (hizo todas las hidros posibles) y no posee hidrocarburos.
Europa Occidental es muy pobre en hidrocarburos, no puede instalar más hidroeléctricas pues las construyó a todas las posibles, y más allá de los complementos de las eólicas, solares y otras, en los hechos se abocó al saqueo directo de reservas extranjeras de hidrocarburos, mediante agresiones militares de la OTAN, disfrazadas de “motivos humanitarios” o “democráticos”.
EEUU apela sin duda a todas las fuentes (lo cual es tecnológicamente correcto), pero las bases de sustentación para abastecer sus cuantiosas y crecientes necesidades de energía son el carbón, el petróleo, el gas y las usinas nucleares. Incluso buscan petróleo y gas en parques nacionales, como en Alaska, ante la pasividad de las transnacionales de la ecología fundamentalista. Aún está fresco el recuerdo de la tremenda crisis eléctrica de California, que promocionaba las “nuevas fuentes”, ante cuyo fracaso hubo serios problemas en el servicio, y estafas como la cometida por la transnacional ENRON, vinculada en Argentina con las privatizaciones de Cavallo. Es el país con mayor cantidad de hidroeléctricas en funcionamiento, con muy poco más por construir. La eólica es un mero complemento, y la solar es irrelevante.
China diversifica su matriz eléctrica, apelando al carbón, del cual tiene reservas importantes, compra crecientes cantidades de petróleo y gas, construye aceleradamente centrales hidroeléctricas y nucleares, y marginalmente apela a las eólicas y otras, pero solo como complementos.
Los ejemplos siguen. No se citan más en mérito a la brevedad.
En Argentina, después de focalizarse desmesuradamente la matriz eléctrica en el gas natural, en los siniestros años ’90, bajo el falaz supuesto de “país gasífero” (éramos solo un país con gas, que es otra cosa diferente), se están haciendo esfuerzos por diversificar las fuentes de generación eléctrica, con fuertes inversiones en hidroeléctricas, nucleares, marginalmente eólicas, y pequeñísimas solares e incluso una geotérmica; todas interconectadas al SADI (el sistema interconectado).
El riesgo es sobreestimar las capacidades de las eólicas, solares y otras, pretendiendo que asuman el rol de “alternativas” (para lo cual adolecen de insalvables limitaciones técnicas), en vez de simples energías complementarias, que difícilmente cubran más del 10 % de la generación total, y a altísimos costos, encubiertos en costosas subvenciones, tal como esas “nuevas fuentes” operan en todo el mundo.
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – F.I. UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – EN10
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – ICM
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