Eólicas en su justa medida
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- El 27 mayo, 2011
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Se explicó en trabajos precedentes, que la energía eólica es complementaria de las energías convencionales, no teniendo aptitud técnica para operar como reemplazo de aquellas.
Con una burda pero simple comparación, dentro de la matriz eléctrica la eólica sería como la espuma que corona una buena taza de café con leche; tal vez lo más visible, pero a la vez lo menos substancioso, simples burbujas de aire con el sabor y aroma de la infusión, pero sin la contundencia del espeso y reconfortante líquido que está debajo.
En todos los sistemas eléctricos del mundo, la base de la matriz eléctrica está compuesta por las centrales más confiables, totalmente regulables por el operador, con las reservas del combustible cuantificables y perfectamente almacenables; con lo cual se le da solidez operativa al sistema eléctrico.
Esas tres tecnologías que sirven de base de cualquier sistema eléctrico son la termoeléctrica, la nuclear y la hidroeléctrica.
La termoeléctrica funciona quemando petróleo, gas o carbón, es la tecnología más contaminante, y a la vez es la más usada en todo el mundo. Esos combustibles son recursos no renovables, y sus precios previsiblemente tenderán a la suba. Es muy importante reemplazarla en la mayor medida posible, por otras tecnologías.
A los fines operativos de esas usinas, tanto los hidrocarburos, como el combustible nuclear, y el agua de los embalses, son almacenables dentro de los parámetros técnicos respectivos.
En cambio, el “combustible” de las eólicas –el viento-, por una elemental lógica se advierte que no se puede “guardar”; es una variable totalmente inmanejable por el ser humano, por lo que “los ventiladores” eólicos no tienen la previsibilidad de las usinas convencionales, y no sirven como tecnología de base de la matriz eléctrica.
Recordemos que además los vientos varían constantemente, por lo cual si la electricidad de “los ventiladores” eólicos se inyectara directamente al sistema, se producirían alteraciones de tensión, de voltaje y otras anomalías técnicas. Para evitar esos serios inconvenientes técnicos, las eólicas deben funcionar en paralelo con una central convencional (lo cual anula su pretendida “neutralidad ecológica” –sobre todo si tiene “colgada” una muy contaminante usina a petróleo, o carbón, o gas-), o alternativamente si posee el respaldo de un fuerte sistema eléctrico con una densa red mallada (tipo tela de araña).
Dentro de ese marco de limitaciones técnicas, las eólicas son viables en lugares o regiones ventosas, valga la redundancia, con vientos permanentes.
Sin ninguna duda, ese no es el caso del Nordeste Argentino, ni de Misiones en particular.
¿Puede entonces afirmarse con algo de lógica que la generación eólica es “la alternativa” para reemplazar a las hidroeléctricas? ¡Sin duda que no, por la simple contundencia de la realidad!
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mbororé
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