Empresas y Compromiso Ambiental

Aparecieron problemas que antes no se tenían en cuenta, como la disminución de la capa de ozono estratosférico, el efecto invernadero, la lluvia ácida sobre zonas boscosas, el aire irrespirable de ciertos lugares como México DF, la deforestación, el vertido incontrolado de petróleo en los mares, la desertificación por sobre pastoreo, la extinción de innumerables especies animales, etc.

Algo estaba pasando. Múltiples flancos de nuestro planeta mostraban los signos inequívocos del abuso, la desaprensión, el maltrato sistemático. Se debía tornar cartas en el asunto. Tanto por parte de gobiernos y autoridades, como empresas y población en general.

Los países desarrollados, con Estados Unidos y Alemania a la cabeza, estudiaron e implementaron planes de acción. En California se instaura, en zonas costeras, la generación de energía mediante el empleo de sistemas de aprovechamiento eólico. La fuerza natural del viento daba solución a las necesidades humanas de progreso, y esta iniciativa cantó con el apoyo gubernamental.

Otras áreas demostraban su deterioro. La lluvia ácida atacaba los bosques de coníferas y abetos de Europa Central, produciendo efectos devastadores. Además, los escapes de automóviles contribuían también, en forma negativa, sobre zonas arboladas. Urgía implementar sistemas de filtrado y control de las emisiones industriales, de generación de energía y otras, a fin de contener la creciente destrucción de los ecosistemas.

Por otra parte, se consideró seriamente el impacto ambiental de las industrias y fábricas, no sólo en cuanto a su situación geográfica en centros urbanos, sino a la medida en que los procesos productivos y sus desechos, afecten al entorno.

En tal sentido, muchas empresas han elaborado planes muy organizados, a la par de movilizar recursos y personal, con el fin de reducir el impacto ambiental. Pero esta actitud no solo se refleja en la forma de reciclar y/o procesar los residuos industriales que se originan; va más allá, comprende el diseño y fabricación de componentes y equipos destinados a combatir la contaminación pertinaz.

Estas empresas, de trascendencia mundial, implementan controles en sus plantas, sobre eliminación de gases, en el tratamiento de residuos, en los efluentes y en todo material o proceso que pueda incidir sobre el medio. Además, instaura normas para el reciclado de materiales.

Algunas, desarrollaron nuevos catalizadores y sistemas de control inteligente de motores, tendientes a producir automóviles que afecten en menor medida al ambiente, controlando los gases de escape que los mismos producen.

La generación de energía constituye otro foco importante de atención, puesto que, como afirma la política de la empresa, debe ser eficiente, económica y de bajo impacto ambiental. Este criterio, hoy aceptado en la casi totalidad de los países desarrollados, involucra una toma de conciencia fundada en el simple hecho de que no se puede exponer más al ambiente, a la sobrecarga desmedida ni al abuso desaprensivo.

Por ello, los modernos catalizadores para centrales de energía y el desarrollo de tecnologías de vanguardia como la “superconducción”, permiten disponer de perspectivas más favorables. La investigación sobre centrales solares y eólicas abre nuevos rumbos hacia un aprovechamiento sostenido, sin forzar la capacidad de carga del planeta.

Asimismo, el diseño y puesta en marcha de instalaciones tendientes a reciclar la Basura ciudadana, muestra que las sociedades van tomando cartas en el asunto, presionando a sus autoridades y exigiendo que se evite la mayor contaminación posible. En tal sentido, cabe destacar que se atienden distintas necesidades tecnológicas, desde la provisión de sistemas computarizados para el control de zonas boscosas, hasta el tratamiento de descargas industriales. Todos, tendientes a proveer una verdadera ingeniería ambiental.

Muchas empresas, a nivel mundial, han tomado ejemplo de firmas que, como las líderes, se comprometen cabalmente en aquellos temas que involucren un mundo más sano, donde pueda legarse a las nuevas generaciones un futuro que no asuma la imagen de ríos muertos ni grandes extensiones desiertas. Este compromiso no constituye algo utópico, sino algo perfectamente realizable. Por nosotros, y por las generaciones venideras.

Por Juan Javier Álvarez
ambiente-ecologico.com