El vínculo entre el agua y la energía
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- El 4 agosto, 2011
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“Un río es más que un lugar placentero, es un tesoro”.
Oliver Wendell Holmes
Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos
1841-1935
El agua y la energía están vinculadas de muchas maneras: el vínculo más evidente es que aproximadamente el 20 por ciento de la energía mundial se produce de la energía hidroeléctrica. Alrededor de la mitad de toda la energía hidroeléctrica se genera en sólo seis países: Canadá, China, Brasil, Estados Unidos, Rusia y Noruega. En Noruega, la energía hidroeléctrica genera casi toda la energía; en Brasil representa el 80 por ciento y en Canadá es más de la mitad.
En Ghana, más del 60 por ciento de la electricidad generada proviene de la presa de Akosombo, que creó el lago Volta, el mayor lago artificial del mundo, que cubre el 3,6 por ciento de la superficie del país.
La energía hidroeléctrica es una energía renovable y no nociva para el medio ambiente, ya que no genera emisiones de gases de efecto invernadero, pero no está exenta de defectos. Algunas presas y embalses que generan energía hidroeléctrica dieron pie a la necesidad de reasentar a millones de personas, y algunas inundaron espectaculares gargantas y cañones. También han afectado los usos del agua río abajo y corren peligro de fracasar. Sólo en Estados Unidos, cientos de rupturas de presas han costado miles de vidas. La rotura de la presa de Banqiao en China en 1975 causó la muerte de 170.000 personas.
La oposición a las represas llevó al Banco Mundial a dejar de financiar la construcción de presas durante un tiempo, aunque la financiación se ha reanudado. En Estados Unidos y en Europa, la mayoría de los lugares adecuados para establecer grandes presas hidroeléctricas ya se han utilizado. El debate en estos países se centra ahora en el desmantelamiento de las presas, en su destrucción para devolver el agua a los ríos. Si bien las grandes presas han sido objeto de controversia, actualmente se encuentra en construcción alrededor de 1.700 presas, en particular en China y en la India. Canadá, Brasil y varios otros países, entre esos algunos países de África, tienen un gran potencial para construir presas hidroeléctricas.
No toda la energía hidroeléctrica proviene de grandes represas. Los el agua ha impulsado los molinos desde hace miles de años, y las modernas instalaciones micro hidroeléctricas utilizan los mismos principios para generar electricidad. Hay muchos sitios disponibles para establecer plantas de micro hidroelectricidad, pero la cantidad de energía generada es probable que siga siendo pequeña en comparación con la que generan las grandes presas. Las preocupaciones en torno al cambio climático han reavivado la investigación sobre la energía de las mareas y las olas, y aunque se trate de una posible fuente de energía grande, la tecnología aún está en desarrollo.
El costo energético del agua
El bombeo de aguas subterráneas, el bombeo de agua a grandes distancias y el tratamiento del agua para eliminar los contaminantes o la sal exigen grandes cantidades de energía. A medida que desciende la cantidad disponible de agua subterránea, el bombeo para el riego de cosechas precisa aún más energía. En la década de 1970 en el estado de Gujarat (India), se utilizaban bueyes para bombear agua desde una profundidad de menos de diez metros, pero a medida que se bombeó más agua y las cantidades disponibles disminuyeron, los agricultores tuvieron que perforar pozos más profundos e instalar bombas más grandes. Los agricultores que pueden pagar bombas de agua de 55 caballos de fuerza las utilizan para perforar a profundidades de más de 200 metros. A medida que se agotan estos pozos, los agricultores los abandonan y se marchan a la ciudad.
Miles de aldeas de la India han sido abandonadas por esta razón. Si bien es difícil encontrar cifras exactas, una estimación indica que la cantidad de electricidad utilizada para bombear agua subterránea es casi igual a toda la energía hidroeléctrica que se produce en el país. Los gobiernos municipales han subvencionado la electricidad para los agricultores hasta que, en algunos casos, se les acabó el dinero. El nexo entre las aguas subterráneas y la energía ha dado lugar a crisis de gobierno en algunos estados de la India, como Gujarat.
El tratamiento de las aguas, en particular la desalinización, es un proceso muy intensivo en su consumo de energía. El costo de la desalinización moderna –proceso según el cual el agua traspasa membranas ultrafinas a gran presión– se ha reducido de varios dólares estadounidenses, a entre 50 centavos y un dólar por metro cúbico, dependiendo del contenido de sal en el agua y el precio local de energía. Más del 80 por ciento del costo es para energía.
Las proyecciones de costos indican que en las próximas décadas la desalinización se utilizará comúnmente en las islas, en ciudades costeras de zonas áridas y en los hoteles de lujo emplazados en lugares aislados. La misma tecnología de membrana –utilizada en combinación con la desinfección ultravioleta – es la base de una industria de tiendas, en auge en las Filipinas e Indonesia, que venden agua embotellada tratada en el lugar a precios asequibles para poblaciones de bajos ingresos. De este modo, la desalinización puede desempeñar un papel en el desarrollo y en la lucha contra la pobreza.
Los biocombustibles
La seguridad energética, la balanza comercial y las preocupaciones sobre los gases de efecto invernadero han despertado interés en la sustitución de la gasolina por etanol de las plantas. Más del 70 por ciento de la producción de biocombustibles en el mundo se encuentra en Brasil (a partir de la caña de azúcar) y en Estados Unidos (principalmente a partir del maíz). Los cultivos para biocombustible cubren aproximadamente el cinco por ciento de las tierras agrícolas en ambos países. En Europa, la colza es el principal cultivo de biocombustible.
Una preocupación es que la producción de biocombustible compite con el cultivo de alimentos por los recursos de la tierra y el agua. Los economistas vaticinan que los precios de los cultivos de yuca, azúcar, aceite y cereales se incrementarán como resultado de la producción de biocombustibles, lo que afectará directamente a la seguridad alimentaria de los pobres. En China y la India, que ya se enfrentan a la escasez de agua, es poco probable que se cumplan los objetivos que se establecieron hace algunos años para la mayor producción de biocombustibles, ya que el agua que se necesita no se puede utilizar sin afectar la producción de alimentos. La producción de maíz para etanol se ha incrementado de manera drástica en Estados Unidos. La proporción de maíz para etanol ha pasado de ser menos del 10 por ciento, a más del 20 por ciento entre 2003 y 2008. En el año 2008, la combinación de mal tiempo y alta demanda de biocombustibles más que duplicó el precio del maíz con respecto al año anterior. Los altos precios del maíz derivaron en altos precios de los alimentos en todo el mundo, precios que se hicieron sentir sobre todo en México, donde el maíz es el alimento básico.
Por: Frank Rijsberman
Enviado por: Carlos A. Ortiz
Frank Rijsberman, antiguo gerente de programas para el medio ambiente y la salud en Google.org, una fundación filantrópica fundada por Google Inc., es actualmente el director del programa de Agua, Sanidad e Higiene de la Fundación Bill y Melinda Gates. Fue director del Instituto Internacional de Gestión de Recursos Hídricos en Sri Lanka y profesor en el Instituto Internacional de Educación sobre el Agua.
(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://iipdigital.usembassy.gov/esp )
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