El viejo truco de los estudios tontos y su difusión masiva
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- El 23 agosto, 2013
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Por Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
Todos los fraudes pseudocientíficos que se mantienen vivos lo hacen gracias a la difusión masiva que les acuerdan los grandes medios de comunicación que pertenecen a los grupos financieros y corporativos que los han promovido para adelantar su agenda de globalización y la imposición de un Nuevo Orden, es decir, el Gobierno Único Mundial.
La técnica es simple: publicar un paper en alguna revista científica más o menos seria, como lo eran en una época lejana las revistas Science y Nature, pasar el dato a las agencias de noticias que elaboran partes de prensa lo más alarmista posible, crear una intensa campaña de alarma y dejar que el miedo se vaya asentando en la conciencia de la gente. Será esa gente temerosa de las catástrofes anunciadas las que aceptarán la imposición de nuevas restricciones a las libertades y derechos individuales en aras de “salvar al planeta”, aunque los estudios que sirvieron de trampolín para las alarmas y las campañas carezcan de toda seriedad o base científica.
Una parte importante del proceso está en la reconocida y desgraciada manera en que las revistas “científicas” practican el sistema de “peer review” o la revisión previa del estudio por parte de otros científicos que se supone conocen del tema o se los considera “expertos”. Cabe aquí recordar la definición que el insigne físico Richard Feynman daba para el concepto de “conocimiento”: “Conocimiento es la creencia en la ignorancia de los expertos”. O el conocido caso del famoso Dr. Fox y su estudio sobre una teoría idiota expuesto a “expertos” para que opinen sobre la teoría. Sergio Parra, editor de Xatakaciencia lo describe de manera clara y concisa:
A menudo, todos nosotros somos víctimas de argumentos de autoridad: defender algo como verdadero porque quien lo afirma tiene autoridad en la materia. Es quizá una de las falacias lógicas más comunes, y resulta muy difícil de diferenciar su buen uso (cuando depositamos nuestra confianza como legos en una materia en un experto, como por ejemplo un abogado) de su mal uso (cuando nuestro único argu-mento válido para defender algo estriba en lo que dice un experto). Además, nuestro cerebro es muy permeable a la hora de adjudicar más o menos importancia a lo que diga alguien según su nivel de estudios o su CV. Es lo que se denomina efecto doctor Fox. Para probar este poderoso efecto, en la década de 1970 Donald Naftulin y sus colegas de la Universidad del Sur de California presentaron una conferencia que carecía de sentido sobre la relación existente entre las matemáticas y el comportamiento humano, solicitando luego a un actor que presentara la con-ferencia en un congreso sobre temas pedagógicos. Finalmente, se pidió la opinión sobre la conferencia al público asistente, integrado por psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales. Lo que hizo Naftulin, sin embargo, fue presentar al actor como el doctor Myron L. Fox e hizo un breve repaso a su espectacular currículum académico (aunque fuera falso). La conferencia no tenía demasia-do sentido y estaba jalonado de dobles sentidos, evasivas, neologismos, incongruencias y declaracio-nes contradictorias. Sin embargo, el 85 % del público indicó que el material expuesto por el doctor Fox estaba bien organizado; el 70 % elogió su buen uso de los ejemplos y casi el 95 % encontró la confe-rencia inspiradora.
Disparates, dislates y fraudes
Es conocido que los disparates pseudo científicos son más abundantes en las ciencias “blandas” como la psicología, la sociología, la antropología, o la economía) que en los campos de las matemáticas, la física, la química. Pero, aun-que la climatología está basada en ciencias “duras”, es tan poco lo que se sabe y se acepta sobre la manera en que funciona el sistema climático, que los disparates, dislates y fraudes abundan en cantidad similar a las de cien-cias “blandas.” Uno de los ejemplos más recientes ha sido el desgraciado estudio conocido como el ‘Palo de Hockey’ de Mann, Bradley y Hughes, 2000. Pero fue tanta la difusión que le dieron todos los medios de prensa, y poderosas organizaciones como las Naciones Unidas a través de su científicamente inoperante IPCC, o Panel Interguberna-mental del Cambio Climático que hasta el día de hoy se comprueba que hay científicos que apuestan su prestigio y el futuro de sus carreras a la validez de tamaño fraude científico.
La última expresión de este fenómeno que hemos dado en llamar, “Ciencia por Partes de Prensa” es un estudio de miembros del Instituto Postdam para la Investigación del Impacto del Clima (PIK) de Alemania, donde trabaja el conocido alarmista Rahmstorf. En este caso particular, hace cuatro años un Dr. Anders Levermann afirmó en su estudio que las Plataformas de Hielo de la Antártida estaban derritiéndose y que hacia fines del Siglo 21 la mayor parte del hielo de la Antártida se deslizaría hacia el mar provocando un ascenso catastrófico del nivel del mar. Tema que asusta a los ignorantes, a los crédulos y a los débiles de espíritu y los deja en un estado propicio para seguir ingiriendo desinformación, inventos y mentiras bien o mal urdidas. Pero, sobre todo, gente dispuesta a acep-tar políticas restrictivas y aumento de los impuestos con tal de que, como lo había notado ya en la década de 1920 el periodistas H. L. Mencken: “Todo el objetivo de la política práctica es mantener alarmado al populacho –y así clamoroso para ser conducido a la salvación- amenazándolo con una interminable cantidad de fanta-sías, todas ellas imaginarias.”
Voy a dejar que sean el Dr. Sebastian Lüning y el Prof. Fritz Vahrenholt, los que nos expliquen este disparate mayúsculo y nos aporten las últimas informaciones sobre lo que en verdad –de acuerdo a observaciones y registros irrefutables- está ocurriendo en la Antártida y en el Ártico:
Las Plataformas de Hielo de la Antártida Son s Estables de Lo Que Se Creía
Las noticias alarmistas del Instituto Postdam son obsoletas
Dr. Sebastian Lüning and Prof. Fritz Vahrenholt
www.kaltesonne.de
Las plataformas de hielo de la Antártida están formadas por enormes placas de hielo que flotan en el mar y firmemente conectadas al hielo en tierra firme. Hay dos principales plataformas: La Ronne-Filchner y la Ross (figura 1). También existen una cantidad de otras plataformas más pequeñas (Larsen, Wilkins, etc).
Figura 1: Plataformas de hielo en la Antártida.
Fuente: Wikipedia Las plataformas actúan como un bloque que detiene y frena a las placas de hielo del continente. ¿Qué tan bien funciona hoy este bloque de seguridad? ¿Tenemos que preocuparnos de que la capa de hielo de la Antártida se deslice hacia el mar y cause un gran aumento del nivel del mar?
Ese escenario de horror fue presentado al público hace cuatro años por el científico del clima Anders Lever-mann del Instituto Postdam para la Investigación del Impacto del Clima (PIK). En un artículo del blog Klima-lounge-Blog –muy amigable del PIK- colegas del instituto de Rahmstorf sugirieron consecuencias dramáticas para la capa de hielo de la Antártida si no ocurría un rápido y fundamental cambio en la provisión de la ener-gía global. Leverman también está estrechamente asociado con el IPCC y es un autor principal en el actual informe de evaluación del clima. En una artículo reciente él aumentó la apuesta y añadió:
Luego viene su segunda “gaffe”. ¿Se ha calentado la Antártida? A esta pregunta Martin responde que sí, pero con una referencia a una supuesta información limitada de mediciones de la temperatura, dejando abierta una puerta trasera. Echemos una mirada a esta supuestamente “información limitada” (Figura 2) De acuerdo con la información de los satélites RSS, la Antártida no se ha calentado sino que se ha enfriado un poco desde que comenzaron las mediciones con satélites en 1979. Obviamente, la científica del PIK está muy errada en sus sospechas. .Su referencia final al colapso pasado de una barrera de hielo no es exactamente aclaradora. Ese tipo de calving [o desplome de frentes de hielo] es parte de la cinta transportadora que lleva nieve que se convirtió en hielo en el interior de la Antártida hasta depositarlo en la costa. El colapso de la plataforma que ella menciona tiene tanto valor informativo como el derrame de una bolsa de arroz en China.
Figura 2: Desarrollo de las temperaturas desde 1979 de datos de los satélites RSS (curva inferior). La curva superior ilustra el desarrollo en el Ártico. Fuente: climate4you)
La declaración final en la campaña de colapso catastrófico de las plataformas de hielo del Instituto Postdam, fue hecha el 11 de mayo de 2013 en el diario online Neuen Postdamer Nachrichten (PNN) [Noticias del Nuevo Postdam, en alemán].
Se teme una reacción en cadena en la Antártida Ya en este siglo se teme que ocurra un gigantesco deslizamiento de hielo en la región Antártica, que hasta ahora casi no ha jugado ningún papel en el cambio climático. Esta es la conclusión a la que llegaron científicos alemanes en dos simulaciones computadas simultáneas. A diferencia de lo que se suponía, el cambio climático también impacta al Mar de Weddel, la mayor área de hielo del Océano del Sur en el continente Antártico, según informan científicos en la revista ‘Nature‘. Las masas de agua cálida están ejerciendo un impacto masivo sobre la plataforma de hielo Filchner- Ronne […] la gigantesca capa de hielo comenzará muy pronto a derretirse con rapidez y desapa-recerá hacia fines de ese siglo, escriben los dos científicos con respecto a sus cálculos. Como consecuencia, gran cantidad de hielo en tierra firma podrían deslizarse hacia el océano porque la plataforma oceánica que actúa como una barrera desaparecería. A su vez, est llevaría a un ascenso del nivel del mar. “El hielo marino es la tierra firme lo que un corcho a una botella,” explica el oceanógrafo de AWI y principal autor del estudio, Hartmut Hellmer. “Ellas frenan el flujo de hielo porque quedan atoradas en todas partes en las bahías, por ejemplo, se instalan en islas.”Otros medios saltaron gustosos sobre la historia, tal como Ausburger Alegemeine y el Spiegel. Sin embargo, en el ínterin, las cosas se han aquietado en relación con la catástrofe de la plataforma de hielo de la Antár-tida. Por alguna razón sus institutos asociados han perdido el interés por el asunto. ¿Qué sucedió?También, un segundo estudio publicado en ‘Nature Geoscience‘ apunta a un desarrollo similar. Científicos liderados por Martin Siegert de la Universidad Británica de Edimburgo analizaron el espesor de dos flujos de hielo que alimentan a la plataforma Filchner-Ronne usando Georadar (Radio Echo Sounding, RES) –y las propiedades de terreno debajo. De acuerdo con los análisis hay una gran bacía de inclinación empinada con una base lisa que difícilmente podría contrarres-tar un deslizamiento.
La tasa de derretimiento aumentará desde 5 metros por años hoy a unos 50 metros anuales hacia el final del siglo, como lo estima el oceanógrafo Jürgen Dtermann. La manera en que reaccionará el hielo a la mega-barrera en derretimiento es algo que permanece ignorado. Sin embargo, los científicos asumen que se mueve y que lo hará cada vez más rápidamente. En caso de que el hielo derretido sea completamente compensado por el subsiguiente flujo de hielo de tierra firma, esto llevaría a un aumento adicional del nivel del mar de 4,4 milímetros por año.”
Apenas había pasado un mes desde que terminó la campaña del Postdam cuando los primeros científicos aparecieran en público con palabras muy inconvenientes. Un equipo de científicos liderados por Tore Hatter-mann, del Instituto Polar Noruego publicó un estudio mostrando los groseros errores cometidos en los modelos teóricos de las barreras de hielo usados. Hattermann y sus colegas instalaron un equipo de perforación de 12 toneladas en la superficie de la plataforma de hielo Fimbul de la Antártida y perforaron 200 metros en tres ubicaciones. Debajo del hielo ellos midieron la temperatura y produjeron un conjuntos de datos que fue único en su tipo. Aquí encontraron resultados sorprendentes: los modelos del hielo habían asumido una tem-peratura demasiado alta bajo el hielo. En realidad el agua debajo del hielo era considerablemente más fría. La pérdida de masa postulada por los modelos ya no podía ser aceptada frente a las nuevas mediciones y la nueva información calibrada. Además, la masa de hielo de la plataforma parece no estar cambiando para nada, como lo demostró el equipo de Hattermann en un paper en el Geophysical Research Letters.
Luego, apenas unas pocas semanas más tarde, las cosas se pusieron mucho peor para los científicos del Postdam: en septiembre 2012 un estudio en el journal The Cryosphere, se publicó un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de California Irvine, dirigido por Brend Scheuchl. Aquí los científi-cos compararon las mediciones con radar de las plataformas Ross y Ronne desde 1997 y desde 2009. Los científicos determinaron los cambios en la velocidad del flujo de la barrea durante un período de 12 años.
Tanto los grandes flujos Mercer y Whillans de la barrera Ross habían reducido su velocidad 50m/año y 100 m/año, respectivamente. también la mayor parte del flujo de hielo que alimentan a la plataforma de hielo Filchner-Ronne muestran una reducción moderada de su velocidad.
Los resultados no están cooperando para nada con la postulada catástrofe del Postdam Institute para las plataformas de hielo. Justo ahora aparece publicado otro paper que estuvo impreso desde fines de junio 2013; Earth and Planetary Sciences. Un equipo internacional liderado por Christina Hulbe, de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, extendió el estudio más atrás en el pasado. Usando mediciones de velocidad en superficie desde 1970 e imágenes espectroradiométricas en resolución moderada (MODIS) desde los años 2000, Christina Hulbe y colegas pudieron mostrar que la porción más grande de la plataforma Ross se había frenado en su movimiento durante los últimos 30 años.
En Postdam reaccionaron cambiando el foco a los monzones indios. Esto le atraerá la Atención de los medios durante un par de meses –por lo menos hasta que científicos serios echen una mirada más cuidadosa a las bases de nueva historia de horror.
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