El IPCC, Gran Bretaña y la Censura Climática
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- El 19 mayo, 2011
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Christopher Booker, que escribe para el UK Telegraph, me envió hace poco una copia de su libro de 2009. El Verdadero Desastre del Calentamiento Global. Aún no he llegado a la mitad, pero ya hay historias del IPCC que me hacen alzar las cejas en sorpresa porque no estaba advertida de ellas.
Por ejemplo, el relato de Booker (en páginas 114-119) sobre una conferencia de prensa realizada en Moscú en julio de 2004, es tan increíble que me empujo a buscar más detalles.
La versión corta es esta: El Protocolo de Kioto necesitaba de 55 países para ser ratificado antes de entrar en efecto. En 2003 y 2004 Rusia se encontró bajo una gran presión internacional para ratificar ese documento, pero los científicos rusos tenías sus reservas acerca de los hallazgos del IPCC sobre los se basaba el Protocolo, y los economistas rusos estaban espantados por los impactos económicos adversos.
El caballero que habló en la conferencia de prensa, Andrei Illarionov, era un asesor económico del Presidente Putin. Él comenzó quejándose que nueve meses antes Rusia había hecho al IPCC 10 preguntas específicas (están listadas aquí) pero estaban todavía esperado por las respuestas.
“Se nos dijo que las respuestas nos las darían en pocos días. Han pasado nueve meses desde entonces pero no hubo ninguna respuesta, aun cuando les hemos repetido nuestras preguntas sobre estas y el creciente número de otras cuestiones relacionadas.
En lugar de tener respuestas a nuestras preguntas, estuvimos escuchando que las respuestas no tienen importancia.
El jefe de la Academia Rusa de Ciencias había arreglado una reunión académica de dos días en Moscú de modo que tuviese lugar un diálogo. Cuando Ilarionov habló con la prensa al final de la reunión, sus comentarios en relación con el comportamiento de la delegación científica de la Gran Bretaña fueron sorprendentes.
Habiendo ratificado ya a Kioto, Gran Bretaña estaba entre aquellos países ansiosos de persuadir a Rusia para que hiciese lo mismo. De acuerdo con Ilarionov, sin embargo, más que conducirse de una manera que alentase la confianza en sus juicios, los británicos se comportaron como bárbaros.
En esencia, la delegación de Gran Bretaña trató de censurar las deliberaciones. La cabeza de la delegación, Sir David King (entonces el máximo asesor científico de Tont Blair), insistió en que las dos terceras partes de los asistentes a la reunión no se les permitiese hablar y propuso su propia agenda, comprendida de tópicos que consideraba más adecuados. Amenazó con que toda la delegación Británica se retiraría si sus exigencias no eran admitidas, aparentemente King insistió en que su atroz comportamiento estaba apoyado por los niveles más altos del gobierno Británico.
Cuando los rusos ignoraron este ultimátum, algunos miembros de la delegación Británica se comportaron como matones en cuatro ocasiones separadas –interrumpiendo a los otros oradores, hablando durante mucho más tiempo del permitido (impidiendo así que otras personas tuvieran acceso al podio para hablar), y abandonando la sala en lugar de responder las preguntas que se les hacía.
El texto de la conferencia de prensa está aquí. Vale la penas leerla toda. La lección importante es que esto no es el comportamiento que los científicos debe tener.
Si los verdaderos científicos estuviesen a cargo del IPCC, ¿habrían declinado responder esas diez preguntas?
¿Hubiesen los verdaderos científicos intentado censurar a dos terceras partes de los oradores en un evento organizado por la Academia Nacional de Ciencias de otro país?
Esto no es el sello de la ciencia honesta. Una nación donde el asesor científicos en jefe del Primer Ministro se conduce de esa manera es una nación que ha dado la espalda a la verdadera ciencia, eligiendo en su lugar usar el buen nombre de la ciencia para claros propósitos políticos.
Anthony Watts hizo ayer un post titulado Recen por Gran Bretaña. Después de leer el texto de esta conferencia de prensa de 2004, yo secundo ese pensamiento.
Fuente: Mitos y Fraudes
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