El futuro de la gestión de la prevención
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- El 1 enero, 2000
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A finales del 2001, la revista Professional Safety, de la Asociación Americana de Ingenieros de Seguridad (ASSE), publicó un estudio Delphi con el sugerente título “Proyectando la Próxima Década de la Gestión de la Seguridad” (Projecting the Next Decade in Safety Management). En el estudio, realizado entre mediados del año 2000 y el primer trimestre de 2001, participaron los 120 presidentes de las distintas divisiones (capítulos) de la sociedad a los que se les pidió que identificasen “hasta un máximo de 10 tendencias que creían que la profesión de la seguridad podría experimentar entre el momento actual y el 31 de diciembre de 2001”. Tras las distintas rondas de depuración que impone el proceso Delphi, quedaron 46 predicciones.
Es obvio que son muchas las diferencias existentes entre el sistema estadounidense y los que encontramos en otras partes del mundo, particularmente en Europa. No obstante, creemos que puede ser útil para todos tener una visión de cómo ven estos profesionales su futuro. Por ello, presentamos un resumen interpretado de estas tendencias, agrupándolas en 10 encabezamientos clave que pueden tener un mayor sentido desde el punto de vista europeo.
1. El status y las responsabilidades de los profesionales: desde el punto de vista profesional, los expertos en prevención quedan relegados frente a otros expertos en las áreas de ingeniería, informática y medio ambiente; en el ámbito de las responsabilidades, éstas aumentarán (aunque no el presupuesto dedicado al capítulo de la seguridad) y los profesionales se harán cargo de cuestiones tales como la planificación de respuestas en caso de emergencia. Serán unos expertos más especializados, por áreas divisionales o funcionales, con mayor movilidad laboral y jugarán un papel de asesores; la tendencia hacia la subcontratación tendrá “efectos negativos” y se les exigirá con mayor rigor una titulación.
2. Ergonomía y psicosociología: se aprobará un estándar ergonómico, aunque con menores exigencias y rigor que las propuestas actualmente existentes; no obstante, los trastornos músculo-esqueléticos seguirán siendo mayoritarios y será necesario abordar la problemática del estrés laboral; el enfoque hacia el comportamiento seguro perderá preponderancia, mientras aumentará la utilización del término “cultura preventiva”, el conocimiento y la gestión de dicha cultura. En definitiva, puede afirmarse que el ergónomo tendrá una mayor relevancia.
3. Higiene: la separación tradicional entre expertos en higiene y expertos en seguridad se hará más difusa; de hecho es previsible una mayor unidad de criterio, y también es previsible que las dos grandes asociaciones de éstos profesionales, la AIHA (Asociación Americana de Higiene Industrial) y la ASSE, se fusionen.
4. Tecnología informática: una gran cantidad de la información que manejen los profesionales estará digitalizada, por lo que se dará por supuesto que estos profesionales tendrán los conocimientos necesarios; se espera un crecimiento “significativo” de la formación especializada y de las herramientas para los profesionales mediante estas tecnologías, así como un aumento de la robótica que planteará nuevos retos en el campo de la seguridad.
5. Formación: además de lo dicho en el punto anterior, cada vez se hará mayor utilización de medios audiovisuales y presentaciones en la formación presencial; los sindicatos jugarán un mayor papel en la formación de trabajadores y se incrementará el número de universidades que ofrecen titulaciones para formar profesionales de la prevención.
6. Empresas: los Estados Unidos perderán presencia en la industria pesada, que se desplazará hacia países en desarrollo; se prevé que sigan aumentando las fusiones entre grandes empresas multinacionales y que sea necesario adoptar un enfoque más global de la profesión.
7. Trabajadores: continuará la tendencia de delegación de autoridad a los empleados; los sindicatos se mostrarán más colaborativos como resultado de una “mayor cooperación entre trabajadores y directivos”; los profesionales tendrán que afrontar el reto de una población de trabajadores de mayor edad.
8. Administración de Seguridad e Higiene Laboral (OSHA): los nuevos registros de información serán más eficaces, y los requisitos de la Agencia más orientados a las prestaciones pero exigirán unos mayores conocimientos en materia de seguridad por parte de los profesionales; la Agencia requerirá a las empresas para que realicen auditorías internas y permitirá que auditores cualificados ayuden en este logro hacia la auto-regulación; aunque habrá pocos cambios en las formas de actuar de la Agencia, mejorarán sus relaciones con los empresarios y éstas se verán materializadas en un “aumento de los programas voluntarios”; también se prevé una “colaboración creciente con las empresas de los sectores de alto riesgo”.
9. Costes de la falta de prevención: los costes de las lesiones aumentarán debido a “cambios en el sector sanitario”, como consecuencia, los costes (en aumento) de los tratamientos y de los seguros “serán los que tengan la mayor influencia en las políticas preventivas de los empresarios”, y el deseo de reducir éstos costes, será el mayor impulsor hacia una buena gestión preventiva; por todo ello, los profesionales seguirán mostrando a los directivos que una buena prevención puede afectar a los beneficios de la empresa.
10. Medición de resultados: entre los especialistas, se tiende a un abandono de los índices de incidencia como medidas de la prevención; por consiguiente, las propias empresas cambiarán la forma de medir la prevención, de indicadores reactivos “tales como los índices de incidencia” a “indicadores proactivos de los actos y condiciones inseguras, y de sus causas-raíz”.
En el fondo, ¿somos tan diferentes?, ¿o no …?
PREVENCIÓN INTEGRAL
Fernando Terrés de Ercilla
Profesor Asociado de la Universitat Politècnica de Catalunya
Centre d´Ergonomia i Prevenció de Riscos Laborals
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