El Ecoterrorismo
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- El 9 marzo, 2012
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El ecoterrorismo es posiblemente la más reciente versión a escala masiva de las llamadas “guerras blandas” (soft war), que es la denominación actualizada –y ampliada- de las guerras psicológicas, estas últimas tan viejas como la historia misma.
Para su concreción se vale, entre otros, de medios masivos de comunicación; de la difusión de cadenas de mensajes de Internet muy bien elaborados, que apelan a la emotividad pura; de programas “enlatados” elaborados en el G 7, difundidos en los canales pseudo culturales, de pegajosos y repetitivos conceptos pseudo científicos cargados de emotividad; y como recurso final están los piquetes, con los que incluso amenaza de hecho a quienes puedan cometer “el grave pecado” de oponérsele.
El ecoterrorismo es la apelación a los miedos irracionales –instintivos y no meditados-, para lograr inculcar rechazos de corte absolutista, a distintas actividades puntualmente transformadas en blancos de destructivas críticas, mientras que guardan cómplices silencios respecto a otras tanto o más perniciosas que aquellas…pero estas últimas vinculadas de algún modo con los factores de poder que “esponsorean” al movimiento ultra ecológico transnacional.
Así puede constatarse que los blancos de los ataques son muy puntuales, y en general –con solo analizarlo- como constante buscan frenar actividades que, bien emprendidas, pueden ser puntales del desarrollo socio económico y con buenos efectos multiplicadores. Por caso, en Argentina, las transnacionales de la ecología y sus acólitos locales, han atacado al cultivo de la soja (“casualmente” principal fuente de divisas de Argentina), a las usinas hidroeléctricas y nucleares (“casualmente” competidoras directas de las usinas movidas a petróleo y gas), a las pasteras nuevas a instalarse (nada dijeron de las existentes, ni como mejorar sus funcionamientos, ni como prescindiríamos del uso del papel), a la minería en general –demonizando la actividad- (¿acaso no utilizamos metales y minerales en todos los órdenes de la vida?), a una usina a carbón en Río Turbio (bajo falso pretexto que afectará a los glaciares, siendo que en realidad molesta a Gran Bretaña el afianzamiento de población y el desarrollo en nuestra Patagonia), y los ejemplos siguen.
Por caso son evidentes los silencios o “los muy buenos modales” de Greenpeace, WWF – Fundación Vida Silvestre y otros, con relación a graves depredaciones ambientales cometidas por las petroleras anglosajonas, no por casualidad sindicadas como las principales aportantes de fondos a esas y otras transnacionales de la ecolatría.
¿Acaso hubo alguna crítica respecto a la búsqueda y explotación de petróleo y gas, en plenos parques naturales de Alaska? ¿Al derrame de petróleo cerca de las costas brasileñas, a los terribles derrames en el Golfo de México, o al que afectó las costas de Magdalena (Buenos Aires), y por supuesto a los cometidos en inmediaciones de Malvinas? Solo silencio, o puntualmente alguna “muy modosita” expresión de las transnacionales ecolátricas, y de sus seguidores o imitadores o mercenarios locales adheridos al ultraecologismo.
Grandes campañas por lejanas cacerías de ballenas o de focas, pero silencio total ante la depredación ictícola perpetrada en nuestro Atlántico Sur por los usurpadores británicos.
Los cientos de toneladas de bombas lanzadas sobre los sucesivos países agredidos por la OTAN (Libia, Iraq, Afganistán, Yugoeslavia), y los indirectamente agredidos en diversos lugares de África, mediante entregas de armas y otras operaciones encubiertas, sin duda provocaron enormes “daños colaterales” (léase matanzas masivas de civiles, destrucciones de infraestructuras varias, y de uno u otro modo, graves afectaciones al medio ambiente). ¿Algún reclamo o expresión condenatoria por parte de los usualmente vocingleros y acusatorios “ecologistas”? ¡Nada! Solo “mutis por el foro”. ¿Será simple casualidad, o será causalidad motivada por los orígenes de generosas donaciones y otras ayudas, volcadas a favor de diversas ONGs “ecologistas”? Recordemos que en Argentina la embajada británica es muy activa apoyando a ecologistas, indigenistas y derecho humanistas…¿alguien cree en su generosidad y altruismo?
Vinculado al tema, ¿acaso cabe cubrir con un manto de silencio, que la Rusia de Putin (que evitó la balcanización y empobrecimiento brutal de su país, hoy vuelto a transformar en gran potencia), expulsó a más de 100 ONGs que bajo falsos rótulos de “ecologistas”, “derecho humanistas”, y otras; expulsión concretada sin vueltas bajo las fundadas acusaciones de realizar tareas de disolución social y de espionaje a favor de las potencias anglosajonas?
Resulta muy claro que los objetivos a ser atacados mediante las campañas de ecoterrorismo “están en la agenda” que sin inocencia ni candor, les dictan los “intereses creados” transnacionales, siendo fácilmente perceptible que los objetivos últimos son evitar que los países excluidos del otrora todo poderoso G 7, podamos salir del subdesarrollo, y de esa forma seamos fácilmente manipulados y saqueados, tal como históricamente siempre sucedió desde el expansionismo europeo comenzado en los siglos XV y XVI; ayer como colonias, luego como colonias económicas con gobiernos títeres o débiles, a futuro como partes del “Estado Mundial” que proyectan los globalizadores a ultranza (si triunfan en sus oscuros designios).
Siguiendo “la agenda” dictada sutilmente desde el G 7, “miran para otro lado” en groseros temas ambientales –como diversos desastres producidos por las petroleras anglosajonas; los estragos ambientales ¡y humanos! “colaterales” producidos por las agresiones e invasiones armadas; los terribles flagelos de la miseria crónica; los venenos usados en las plantaciones de tabaco; etc.; mientras en cambio “baten el parche” en puntos focales, los cuales ¡oh casualidad! por lo general tienen efectos multiplicadores capaces de transformar la realidad socio económica de los países en los que se realizan o planifican esas actividades.
Para complicar más la cosa, en varios casos los reclamos de las ONGs se montan sobre verdades parciales, o aspectos verdaderamente criticables o mejorables de los temas enfocados, a los adicionan “agregados” de todo tipo y de dudosa o nula realidad, con lo que conforman un cóctel de enredos, con los que complican la comprensión, enredan a la buena gente que suele ser crédula y no experta en temas tan complejos. A todo eso suelen sumarse prestamente diversos oportunistas políticos, mercenarios de la comunicación, resentidos “anti sistema” diversos, artistas y músicos con nulos conocimientos sobre los temas “protestados”, y otros componentes diversos, con lo cual se montan escándalos que terminan siendo aquelarres de violencia, descontrol, e incluso desvíos groseros de los objetivos inicialmente planteados. Lamentablemente arrastran en sus protestas a gentes de buena fe, pero cuya candidez o desinformación no les permiten ver los siniestros objetivos de los fundamentalistas de la ecología.
En la mayoría de los casos, es una pequeña o minúscula fracción de la población la que se pliega a los estentóreos reclamos, y los mismos agitadores no trepidan en usar la violencia de distintas formas, para impedir que se expresen libremente quienes no adhieren o incluso están en contra de los planteos montados en el “no a…” respectivo.
Es bueno recordar que el movimiento ultraecologista mundial fue creado por el Club de Roma, entidad poco conocida con siniestros objetivos a escala planetaria, entre ellos la reducción compulsiva de la población mundial –verdaderos genocidios planificados sin tiempo definido-, y la exclusión de los beneficios del desarrollo a “los periféricos” (léase “los otros” no incluidos en la triada del poder conformada por Norteamérica (EEUU y Canadá), la UE y Japón.
Claramente esa concepción geopolítica excluyente está haciendo agua por todos lados, tanto por los siderales costos de las brutales intervenciones armadas, la crisis económica del liberalismo económico, el avance de las Potencias Emergentes (el BRIC, su versión ampliada del E 12 –Doce Emergentes, dentro de los que calificamos-), y el desplazamiento del meridiano del poder mundial al Asia, las masivas protestas en contra de las tiranías financieras (en la UE y EEUU) entre otros.
Pero como sea, el ecologismo ultra sigue siendo funcional a esos intereses transnacionales, y no por casualidad, las dos ONGs mencionadas, son manejadas desde y para los intereses no confesos pero claramente visibles, del vetusto pero siempre agresivo imperio de Gran Bretaña.
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mboror
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