El caso del calor desparecido
- Creado por admin
- El 17 diciembre, 2010
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Estudio revela misteriosa desaparición del calor generado por la Tierra.
Este es un sabroso artículo captado de una publicación mejicana. Es como una reseña de un estudio divulgado en “Science”, en el cual se informa de la “desaparición” del calor que debería estar agobiando al planeta. Los investigadores se muestran extrañados de que la Tierra no se caliente a pesar del “calentamiento global”, y plantean la suposición de que el calor está oculto en el fondo de mar. Estiman que “El Niño” puede ser manifestación de aquello, aunque reconocen no tener ni idea de como podría estar ocurriendo ni instrumentos para constatarlo.
Es tan extravagante la nota que bien podría tratarse de una hazaña del traductor, o del editor científico, o de ambos. En caso contrario se trataría de una muestra del lenguaje que deben usar los investigadores para pasar por el peer review de la revista “Science”.
“Alrededor de la mitad del calor que se genera en la Tierra desaparece misteriosamente y los instrumentos disponibles no han logrado determinar dónde se encuentra, reveló un estudio publicado hoy por la revista Science”.
http://www.informador.com.mx/tecnologia/2010/193753/6/estudio-revela-misteriosa-desaparicion-del-calor-generado-por-la-tierra.htm
Muy difícil parece que hayan podido cuantificar (confiablemente) el calor que se genera en la Tierra, que (sin contar el de las actividades humanas), a buen recaudo queda en el magma del que no tenemos más noticias que las que nos traen las erupciones volcánicas. Y no tiene nada de misterioso que ese calor esté encerrado ahí, en las profundidades del subsuelo; es bien sabido que la corteza terrestre constituye un magnífico aislante. Decir que “la mitad del calor que se genera en la Tierra desaparece misteriosamente”, es un grandísimo disparate entonces, y supongamos, debido a una traducción negligente.
Pero no es el único. Declaran que hay un “desequilibrio” entre la cantidad de energía que entra en la atmósfera procedente del Sol y la que abandona la superficie terrestre. Por lo tanto, estaríamos viviendo un tiempo de calentamiento global desbocado o vamos directo a la nueva glaciación.
Efectivamente, visto desde una perspectiva geológica, lo anterior podría ser rigurosamente exacto, porque durante al menos los últimos dos millones de años la Tierra ha estado pasando alternadamente entre períodos de glaciación y calentamiento, lo que signific que siempre se encuentra en una deriva climática, sea en un sentido o en el otro.
Esto podría ser parte de una nueva hipótesis sobre la dinámica glacial del Cuaternario, pero al parecer la intención de los autores no es ésa.
Según uno de ellos, lo que se observa desde los satélites es que los gases invernadero atrapan cada vez más energía solar, pero desde 2003 los científicos no han logrado establecer dónde está gran parte de ese calor. Admite la posibilidad de que las mediciones de los satélites puedan ser incorrectas..
Pero los gases de invernadero NO “atrapan” energía solar; y si lo hicieran serían gases de “sombreadero”, y enfriarían la Tierra, tal como lo hace la cubierta de nubes, o una ramada. o un parrón o una malla raschel, artificios utilizados justamente para aliviar las canículas del verano.
Asumiendo entonces que este disparate conceptual sea otro gazapo de traducción, y que en realidad se referían a la radiación infrarroja (calor) emitida desde la superficie terrestre, quedamos con una incongruencia peor: Los gases de invernadero “atrapan” cada vez más calor, pero desde 2003 los científicos no han logrado establecer dónde está gran parte de ese calor. O sea, el calor “atrapado” por los gases de “invernadero” (al menos la mitad de el) no está; desapareció, se perdió.
Obvio que esto no es posible; la energía no desaparece ni se destruye. Las moléculas de los gases acusan su contenido de energía mediante una variable llamada temperatura, que es perfectamente detectable por los satélites; si los científicos no han logrado establecer dónde está gran parte del calor que debiera estar “atrapado” en las moléculas de los gases de “invernadero”, es que en realidad nunca estuvo ahí.
Por otro lado, admiten que “las temperaturas del planeta se han nivelado en los años recientes, pero el deshielo de los glaciares y las plataformas del Ártico y la Antártida continúa y se elevan los niveles marinos, lo que indica que el calentamiento tiene efectos profundos sobre el planeta”, señaló.
Esto se puede interpretar como la constatación de que el calentamiento “de invernadero”, es decir, atmosférico, en realidad está detenido desde hace más de una década, y lo que efectivamente se estaría “calentando” sería la masa oceánica.
Si esto fuera así, (y es un “si” condicional muy grande), en realidad no habría como saberlo, como los mismos autores del paper se encargan de aclarar (dicen que los instrumentos con que cuentan actualmente no son adecuados), y por lo tanto, sólo nos queda el recurso último de la suposición.
Estos científicos suponen entonces, que el calor que les falta en sus cuentas estaría acumulándose en la profundidades del mar.
“Tarde o temprano este calor volverá para agobiarnos”, advirtió Kevin Trenberth, científico de NCAR y uno de los autores del estudio.
Extrañamente la emisión industrial de CO2 (el gas “contaminante” al que se atribuye el “calentamiento”), no ha cesado en estos años, aún con “protocolo” y todo, y la concentración de dicho gas en la atmósfera -dicen- no hace más que subir (con gran beneficio para la agricultura, la humanidad toda, y “el planeta”, dicho sea de paso).
En definitiva el efecto de invernadero al parecer estaría en receso, y el excedente de calor que debería detectarse en la atmósfera se estaría acumulando en las simas abisales; ¿cómo?, ni idea. Al parecer, entonces, ellos no suscriben la teoría de la circulación termohalina.
En todo caso, esto podría ser parcialmente congruente con lo que se les viene diciendo hace décadas: que la capacidad de captura de calor del CO2 está limitada a una banda estrecha del espectro infrarrojo, y que una vez saturada esa banda el gas no acumulará más calor aún cuando siga aumentando su concentración.
(En realidad son tres bandas estrechísimas, en trono a los 2,7 – 4,3 — y de 13 a 15 micrones, como se aprecia en la imagen).
También sabemos desde siempre que en el balance energético de la Tierra es el mar el que actúa como gran acumulador, dispensador y distribuidor del calor del sol, y que son los flujos superficiales de agua más cálida o más fría los condicionantes primarios de los climas. , Sin embargo, lo que no cuadra es que el mar recibe su calor sólamente del sol, y principalmente de la radiación visible, que puede penetrar hasta unos 19 metros en aguas cristalinas.
Si quisérase atribuir el supuesto calentamiento marino a la radiación de los gases de invernadero de la atmósfera, habría que suponer que dicha radiación no sería interceptada ni absorbida por la humedad atmosférica, -poderoso agente de invernadero,- antes de incidir efectivamente en la superficie del océano, lo que parece dudoso.
“El calentamiento global es impulsado por el desequilibrio de energía: hay más energía solar que entra que la que sale”, señaló uno de los autores del estudio.
Si lo anterior fuera cierto, ya se habría calcinado el “planeta”, nó ahora, sino hace millones de años.
Según los científicos, los fenómenos climáticos “inusuales”, como la ola de frío que se desencadenó durante el último invierno boreal en Estados Unidos, Europa y Asia, son más muestras de los efectos del calentamiento, y podrían ser anticipados si se supiera donde está oculto el calor perdido.
En fin, toda la nota puede leerse en este link: Haciendo la salvedad, eso sí, de que se trata de una traducción mejicana, y sin haber leido el orginal; más bien quiero hacer notar las licencias que se toma la prensa supuestamente “de divulgación”.
Si en el original estuvieran las mismas barbaridades, entonces habría que pensar que los autores tuvieron que escribir en sibilino para pasar el peer-review.
(escribir en sibilino significa que para dejar constancia de que las temperaturas no suben, hay que decir que el calor se perdió, que está escondido en el fondo del mar, y que tarde o temprano volverá para agobiarnos).
Autores citados: Kevin Trenberth, científico de NCAR.//John Fasullo, científico de NCAR y co autor del estudio.
Por: José Manuel Henriquez Parada
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