El Aire Acondicionado puede ser una fuente de problemas para la salud
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- El 1 enero, 2000
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Los sistemas de aire acondicionado integral benefician a los ocupantes de un espacio en tres formas diferenciadas: mantenimiento del ‘bienestar térmico’, provisión de aire fresco (a través de los sistemas de ventilación), y eliminación de contaminantes del aire (en particular, del olor corporal).
Gozar de una buena temperatura
La percepción por parte de una persona de un ‘bienestar térmico’ depende de factores tan variados como la temperatura del aire, la velocidad de circulación del mismo, la temperatura del suelo, la humedad, la vestimenta personal, la actividad física a realizar por parte de una persona, la forma de penetración de la luz solar, etc. Pero entre todos estos elementos, hay tres que son los más importantes: la temperatura media del aire, la temperatura media del entorno y la velocidad de circulación del aire.
Sobre la temperatura del aire, lo primero que hay que resaltar es que existe una temperatura idónea ‘científicamente comprobada’ como tal. Normalmente, el personal de la mayoría de las oficinas se siente a gusto cuando la temperatura oscila alrededor de los 23ºC, y por tanto, la mayoría de los sistemas de aire acondicionado integrales están preparados para mantener temperaturas entre los 20ºC y los 26ºC.
La temperatura media del entorno no sólo depende de los elementos cercanos a una persona, sino que también está influida por la luz solar: las áreas cercanas a las ventanas de un edificio experimentarán oscilaciones de temperatura mayores que las alejadas (ejerciendo de esta forma una gran influencia en el bienestar térmico de los ocupantes de estas zonas cercanas al exterior). Para evitar esta influencia, se pueden aplicar remedios tan sencillos como la colocación de persianas o cortinas.
La velocidad de circulación del aire se deja sentir en múltiples formas (por ejemplo, como una corriente de aire que puede o no ser molesta). Una norma de sentido común indica que la velocidad de circulación del aire debe ser suficiente como para prevenir la posibilidad de formación de ‘puntos muertos locales’ en alguna área del entorno a acondicionar. Es decir, que no existan focos localizados donde los olores se estanquen o sean superiores al resto.
Otro factor a tener en cuenta es la humedad. En el caso de las personas cuyo trabajo no requiera un esfuerzo físico mantenido (caso normal de las oficinas), los efectos de la humedad no serán muy apreciables. Una alta humedad generalmente provoca una mayor sensación de calor, lo cual puede compensarse reduciendo un poco la temperatura. En aquellos casos en que la temperatura del aire es alta, o cuando la persona está realizando una actividad física considerable, la influencia de la humedad es muy apreciable.
Generalmente, las personas toleran una baja humedad sin efectos adversos; aunque si la humedad se encuentra muy por debajo de lo normal, se pueden producir casos de sensación de sequedad en los ojos, la nariz y la garganta. Esta sensación se resuelve inmediatamente cuando se retorna a una humedad normal
Medidas de prevención
Los “agentes contaminantes” y el aire acondicionado:
Siempre se tiende a pensar que los contaminantes proceden del exterior del edificio, pero realmente se pueden generar tanto por fuentes interiores como exteriores. Ejemplos de fuentes contaminantes interiores pueden ser las actividades de mantenimiento; las actividades de desinfección, desinsectación o desratización; las actividades de limpieza; la remodelación o renovación de equipos o mobiliario; e incluso las propias actividades de los ocupantes (contaminantes generados por las fotocopiadoras, impresoras, etc.; humo de tabaco…). Algunas de las categorías esenciales de agentes contaminantes pueden ser:
Contaminantes biológicos:
Concentraciones excesivas de bacterias, virus, hongos, ácaros del polvo, escamas animales, polen… Estos contaminantes pueden ser producto de un mantenimiento inadecuado, o de una limpieza poco eficaz, o de fugas en las canalizaciones de agua, o de un mal control de la humedad, o de la condensación, etc. También pueden ser transportados al interior; ya sea por infiltración, o por medio de los ocupantes, o por el aire de ventilación. Las respuestas a estos agentes causan síntomas de alergia, e incluso juegan un papel importante a la hora de desencadenar episodios de asma.
Contaminantes químicos:
Incluyen agentes como el humo del tabaco, las emisiones generadas por productos usados en el edificio (como por ejemplo el material de oficina, el mobiliario, las coberturas de suelos y paredes, los productos de limpieza, los consumibles, etc), las fugas accidentales de productos químicos (como el monóxido de carbono y el dióxido de nitrógeno, ambos productos de combustión).
Partículas:
Sustancias sólidas o líquidas lo suficientemente ligeras y reducidas como para mantenerse en forma de suspensión en el aire. Las más grandes pueden incluso apreciarse en los rayos de sol que entran en una habitación; pero en cualquier caso, las más dañinas para la salud suelen ser las más pequeñas. Estas partículas de polvo, suciedad, u otras sustancias pueden entrar en el edificio desde el exterior; pero también ser producidas por actividades del interior (desgastes o trabajos relacionados con la madera del mobiliario, parquet, etc; desgastes o trabajos relacionados con las paredes; actividades de impresión, fotocopia, operación de los equipos de oficina; fumar, etc).
Efectos de los agentes contaminantes
Existe una gran variedad de factores que tienen influencia sobre la forma en que los ocupantes de un edificio se verán afectados por los agentes contaminantes. Algunos contaminantes, como el radón, amenazan la salud si se mantiene la exposición a altos niveles de dicha sustancia durante prolongados periodos de tiempo. En el caso del radón, esta exposición se concreta en un serio riesgo de cáncer de pulmón, por ejemplo. Otros contaminantes -como por ejemplo pueda ser el monóxido de carbono- pueden causar la muerte en pocos minutos si la concentración es elevada.
Ciertos contaminantes pueden causar problemas de salud tanto a largo como a corto plazo; el ejemplo clásico es el del tabaco, que puede causar cáncer de pulmón a largo plazo, e irritación y problemas respiratorios a corto plazo.
Un caso espectacular: la legionella
Esta enfermedad está caracterizada por una neumonía debida a la infección de dicha bacteria. La enfermedad es potencialmente mortal, especialmente cuando ataca a personas ancianas, a niños, o a personas cuyo sistema inmunológico está reducido (por efecto de otra infección, o del consumo de drogas o medicamentos, etc…). Con todo, el índice de desencadenamiento de la infección es bajo. Los síntomas incluyen la aparición brusca de fiebres altas, tos seca, escalofríos, dolor de cabeza, y dolor muscular.
Si las condiciones son apropiadas, la bacteria de la legionella crece rápidamente en los sistemas de aire acondicionado, baños, algunos sistemas de agua caliente, etc. En el caso de infección de legionella por medio de los sistemas de aire acondicionado, se suele producir desde una torre de refrigeración hasta una zona habitada. Esto ocurre generalmente cuando las entradas de aire fresco han sido defectuosamente colocadas con respecto a la zona de salida de la torre de refrigeración; y/o también cuando el aire procedente de una torre de refrigeración contaminada alcanza una toma de aire fresco.
El control de la legionella es relativamente simple: en el caso del agua caliente, la temperatura del agua caliente debe ser lo suficientemente alta como para eliminar la bacteria (cosa que realizan los calentadores normales); y en aquellos otros sitios o equipos que almacenen agua (como las torres de refrigeración) se debe realizar un mantenimiento periódico de limpieza y descontaminación.
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Cómo mejorar la calidad del aire en el puesto de trabajo
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Cumplimiento de la normativa sobre el uso del tabaco.
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Cumplimiento de la normativa sobre almacenamiento y uso de productos contaminantes.
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Cumplimiento de la normativa sobre limpieza del área habitada.
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Cumplimiento de la normativa sobre mantenimiento de los equipos de aire acondicionado.
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Eliminación adecuada y rápida de los desechos y basuras.
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Almacenamiento adecuado de alimentos.
Distribución adecuada del personal, del mobiliario y del material de trabajo; con relación a los sistemas de circulación del aire, control de la temperatura, y eliminación de contaminantes. En este sentido, se deben seguir las directrices de funcionamiento y diseño de dichos sistemas, tanto a la hora de la distribución inicial como a la hora de posibles subsiguientes redistribuciones. La creación de nuevos despachos, la acotación de áreas, etc. … debe tener siempre en cuenta estas directrices.
Con relación al punto anterior, se debe tener en cuenta especialmente evitar bloquear las tomas o salidas de ventilación.
Autor: Agustín Tirado
Centro Médico Virtual
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