Efectos a largo plazo de agroquímicos sobre la salud
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- El 22 noviembre, 2013
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Nota de FAEC: Recibimos la sugestión de varios lectores para que publicáramos un artículo aparecido en el blog Patria chacarera.blogspot y lo hacemos porque lo consideramos un valioso aporte al tema de la contaminación que causaría el rociado -no "fumigación" como erróneamente lo creen los desinformados y desinformadores, como los miembros de la ONG Grupo de Reflexión Rural y Médicos de Pueblos Fumigados que activamente promueve denuncias penales a diestra y siniestra.
Por Mariano T., agrónomo
Todos sabemos que los químicos que se usan en la agricultura o en la industria son tóxicos. Algunos son más tóxicos que los productos hogareños de limpieza o los medicamentos más populares, otros, incluyendo al glifosato, menos.
Hay productos que matan un caballo con media cucharadita de café (antes de diluirlos para fumigar), otros necesitan que una persona consuma 300 gramos de producto concentrado, aunque empiezan a causar síntomas de toxicidad con 85cc.
Pero estamos hablando de toxicidad aguda, los agroquímicos en zona rural representaron menos del 2% de las intoxicaciones agudas en 2003.
La principal preocupación, últimamente, no es por este tema, sino la intoxicación crónica, o los efectos a largo plazo. La toxicidad crónica, así como los efectos teratogénicos (sobre embriones) o carcinogénicos, se determi-na cuando el producto se aprueba con estudios sobre animales, como ratones y conejos, que por tener un ciclo de vida más corto expresan estas consecuencia mucho antes que un humano. En el caso de los agroquímicos, la idea es que la posibilidad de contacto habitual con el producto, sea a una dosis inferior a la que se considera como peligrosa. Por ejemplo en glifosato se calcula que la exposición habitual de un aplicador es 500 veces menor que el límite de la toxicidad crónica diaria (2 mg/kg/día).
Después de esta introducción debo mencionar que un hecho me dejó siempre perplejo. Cómo puede ser que se denuncian tantos problemas en algunas zonas en la Argentina, mientras que en EEUU, que usan los mismos productos, en los mismos cultivos, no hay reportes? Hay que tener en cuenta que ellos son los inventores de la “industria del juicio”, con abogados “reyes del pleito” que inician “class actions“, o juicios colectivos, por miles de millones de dólares a las empresas que causan daños a sus clientes.
Qué hicieron allá? Lo que hay que hacer, hace 20 años empezaron un estudio a largo plazo sobre efectos cróni-cos de los agroquímicos. Es el “Estudio de salud agrícola”, “un esfuerzo de colaboración que involucra al National Cancer Institute (NCI) the National Cancer Institute (NCI), al National Institute of Environmental Health Scien-ces (NIEHS), a la Agencia de Protección del Ambiente (EPA)”
Ellos eligieron 2 estados con bastante agricultura (Iowa, un estado norteño maicero y sojero, próspero con buenas tierras, y Carolina del Norte, un estado sureño, con minifundio, donde el principal cultivo es la soja pero hay mucho algodón y tabaco). La idea era estudiar la salud a largo plazo de la población más expuesta. Sobre un universo de 120.000 explotaciones, tomaron una muestra de 52.394 que aplicaban sus propios agroquímicos, 32.436 cónyuges de los mismos, y 4.916 aplicadores profesionales, (contratistas al estilo argentino). Hay que destacar que allá es más común que cada productor, que vive en su propiedad y tiene las latas en el galpón frente a la casa donde habita, tenga su propia fumigadora y aplique personalmente (la mano de obra calificada es muy cara).
Primero compararon la tasa general de mortalidad entre la población general y la población expuesta. El resulta-do es que los aplicadores tienen menor tasa de mortalidad, eso se atribuye a la mayor calidad de vida en el medio rural. Sin embargo, cuando se toman en cuenta las causas de muerte (esto divide el número de casos) vemos que la población expuesta tiene más tendencia a morir por algunas causas, y menos por otras causas, que la población en general. Se estudiaron 2.055 fallecimientos en 5,3 años.
Obviamente una de las preocupaciones sobre causas de muerte es investigar la incidencia de cáncer, y eso fue una de las materias que más se investigaron. Lo primero que se determinó es que los aplicadores privados y sus esposas tenían menos probabilidad (12% y 16% menos) de contraer cáncer que la población en general, y que los aplicadores profesionales tenían la misma probabilidad que el resto de la gente.
Cuando se diferencia el tipo de cáncer, en algunos tipos obviamente los aplicadores tienen menos probabilidad, y en otros, como cáncer de vejiga en aplicadores hombres, mayor probabilidad. Lo mismo sucede en melanomas en esposas de aplicadores, o cáncer de ovarios en aplicadoras femeninas (que las hay). No sólo se debe tener en cuenta la incidencia de pesticidas, sino también cigarrillo, sol (rayos ultravioletas), polvo ambiental, otros quími-cos, actividad física, vida al aire libre, etc., que tienen incidencia positiva o negativa en la probabilidad de cán-cer.
También se hicieron subestudios sobre varios pesticidas en particular. Básicamente dividen a los aplicadores en nula, media, baja y alta exposición a un producto determinado, y lo comparan con diferentes tipos de cáncer.
El primero que miré fue el de glifosato, aunque se estudiaron más de 20 sustancias. En el estudio de glifosato se usó una muestra de 57.311 aplicadores con un seguimiento de 6,7 años. El 25% no estuvo expuesto a glifosato, el resto con una exposición variable que fue medida y correlacionada con la incidencia de 12 tipos de cáncer en un total de más de 1300 casos.
El resultado es que no se encontró ninguna asociación entre glifosato y todos los tipos de cáncer sumados. Cuando se vio cada tipo de cáncer por separado, no se ve relación en ninguno de ellos (incluyendo leucemia y linfoma no Hodgkin). La única excepción es el Mieloma múltiple, donde se ve una correlación aunque los autores no quieren sacar conclusiones porque sólo se basa en 19 casos. En poco tiempo, tal vez uno o dos años, se publicará la continuación del estudio, en el que se verán efectos a más largo plazo. Pero lo interesante es que una parte son aplicadores comerciales, que tienen una exposición casi cotidiana al glifosato.
Otros plaguicidas han salido peor parados. Hay una relación entre la exposición al Imazetapir (acá Pivot) y mayor frecuencia de cáncer de vejiga y colon. El pendimetalin y el EPTC (ya no se usan acá), inciden en la frecuencia de leucemia y cáncer de colon y páncreas.
En otro trabajo, donde estudiaron 300 casos de cáncer de pulmón declarados en entre casi 90.000 aplicadores (la mitad de la tasa que entre la población general), encontraron que la alta exposición (más de 100 días) a insecticidas como clorpirifos o diazinon incrementaba la frecuencia de esa dolencia. La menor tasa general en la población de aplicadores se atribuyó a una menor tasa de fumadores. Recuerdo que estamos hablando de gente que se dedica a fumigar, 14% de ellos tuvo alguna vez un accidente que le causó una “exagerada exposición”. Cuando lo comparamos con la histeria local, donde se dice que hay pueblos enteros afectados por las fumigacio-nes, hay que ver como se hace la “epidemiología” en nuestras latitudes:
Probablemente el lector haya escuchado hablar de La Leonesa, que es un pueblo del Chaco supuestamente asolado por los agroquímicos. Originalmente hablaban de glifosato y soja, pero se comprobó que en esa zona no había soja, sino arroz, y no mucho.
Los “médicos de pueblos fumigados” clamaban al cielo por la triplicación de los casos de cáncer infantil en esa localidad comparando el período 2000-2009 vs 1990-99. Lo esperable por el tamaño de la población “estudiada” es 0,4 casos por año
Veamos la cantidad de casos verificados en 20 años:
¿No da vergüenza ajena presentar estos datos, en los que el número total de casos es 8?
¿Usted sacaría alguna conclusión con esta cantidad de datos?
Y esto tuvo repercusión en medios nacionales y extranjeros, pero sin mostrar los datos. Se supone que los médicos deberían, por formación académica y por sentido común, darse cuenta que esto no es serio.
Fuente: Mitos y Fraudes
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