Desmintiendo falsedades de los ultra ecologistas
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- El 20 diciembre, 2007
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Uno de los más usuales infundamentados argumentos esgrimidos por los sectores del ultra ecologismo fanático e irracional, es sostener contra toda lógica y verdad que –según ellos manifiestan- ya no se construyen presas hidroeléctricas en el mundo.
Esa falsa afirmación suele “remacharse” con el también inconsistente calificativo que afirma que “la generación hidroeléctrica es una tecnología antigua y ya superada”.
Paralelamente se mantiene constantemente la campaña del “terrorismo ultra ecologista anti nuclear”, montándose sucesivas campañas para desacreditar ante la opinión pública a la tecnología nuclear como alternativa válida de generación eléctrica.
Todo ese conjunto de patrañas, repetidas hasta el cansancio para engañar y confundir a la población de los países subdesarrollados, no es producto de la casualidad ni del error inocente. Por el contrario, responde a una campaña de lavado de cerebros muy bien pensada y generosamente financiada a nivel transnacional; cuyos orígenes deben ser rastreados a partir de la creación del nada inocente “Club de Roma” en 1968, y la posterior difusión de su primer informe seudocientífico en 1972.
El Club de Roma es una de las más activas instituciones creadas para favorecer las políticas de globalización a ultranza (que implica la desaparición lisa y llana de la mayoría de los países mundiales como unidades políticas), y para difundir la filosofía del “pensamiento único” económico, que ha sido la metodología para imponer la siniestra escuela económica monetarista y neoliberal a escala planetaria; la cual tantos males, miserias e inequidades a escala masiva ocasionó a escala planetaria; pero sobre todo en el Mundo Subdesarrollado, y con Argentina y Ecuador como “ejemplos destacados” resaltados de ese modo por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
El verdadero objetivo del Club de Roma y del movimiento ecologista transnacional, es mantenernos en el subdesarrollo crónico a los hoy excluidos del Mundo Desarrollado. De esa forma, la apropiación de nuestras valiosas materias primas podrá concretarse por trueques de “espejitos de colores”, cuando no por la apropiación directa por medio de la fuerza bruta; en este último caso con las consabidas excusas de “la democracia”, “los derechos humanos”, o el nuevo argumento de “la conservación ambiental”. El último argumento es el esgrimido para fomentar la “internacionalización” (léase sustraernos y anular nuestras soberanías) del Amazonas, el Pantanal, el Iberá y la Patagonia.
Y como el fundamentalismo ecologista del tipo difundido por las transnacionales de la ecología tiende a anular todo sentimiento de patriotismo, reemplazándolo por un difuso concepto de “ciudadanos del mundo” (y adoradores del pagano culto a la seudo diosa Gea (La Tierra); todo resulta coincidente y perfectamente funcional a esos dictados del mega poder financiero mundial.
No debe soslayarse el hecho muy significativo que la Rusia de Putin expulsó bajo acusaciones de espionaje a más de un centenar de “ONGs ambientalistas”, las que trabajaban activamente para profundizar la crisis político económica rusa con el objetivo de favorecer la desintegración y balcanización del gigantesco país en un rosario de pequeños estados fragmentados y débiles.
En nuestros países de Sudamérica, las ONGs internacionales trabajan por nuestra desunión y para profundizar y hacer crónico nuestro subdesarrollo.
No debe olvidarse que la nada inocente Greenpeace ha sido muy activa para promover y exacerbar el prefabricado y vergonzoso conflicto de las papeleras, que absurdamente fomenta odios entre dos pueblos tan hermanos como el argentino y el uruguayo.
Por otra parte, como la energía eléctrica abundante, económica y sin condicionamientos externos es un factor clave para el desarrollo socio económico, tampoco puede ser casual la crudeza y persistencia de las campañas de ataques y desprestigios del fundamentalismo ecologista contra las centrales hidroeléctricas y nucleares, únicas alternativas viables y coherentes a la costosa generación termoeléctrica.
Sabiendo de donde provienen esas campañas tan activas, analicemos algunos casos concretos que demuestran la plena vigencia de la hidroelectricidad y el resurgir de la energía nuclear.
Las tres grandes potencias emergentes del momento: China, India y Brasil, tienen en conjunto casi un centenar y medio de centrales hidroeléctricas en construcción, varias de ellas de gran tamaño.
Lo propio sucede en Venezuela –que opta por las ventajas de la hidroelectricidad, a pesar de poseer enormes reservas de hidrocarburos.
En República Dominicana, sectores progresistas abogan por concretar varios proyectos hidroeléctricos, para favorecer el desarrollo y limitar la dependencia del petróleo.
En América Central existen numerosos proyectos hidroeléctricos en curso de activación o de construcción.
En México –país petrolero y gasífero- varios proyectos hidroeléctricos importantes están en vías de concreción.
En África, el propio Banco Africano de Desarrollo promueve activamente las construcciones de más centrales hidroeléctricas, para fortalecer los procesos de desarrollo y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles, además de ser la energía más barata y más limpia.
En Chile, Perú y Colombia también se están activando proyectos hidroeléctricos de importancia.
Lo mismo sucede en diversos países asiáticos, además de los gigantes China e India, ya mencionados.
Adviértase que muchas de esas obras y proyectos en ejecución se ubican en zonas tropicales, desmintiendo categóricamente otra de las mentiras propaladas por los ultra ecologistas, que con notable “desconocimiento” (o directa mala fe) afirman que “no se construyen presas en zonas tropicales “.
Por otra parte, en los países desarrollados, se construyen muy pocas presas hidroeléctricas por la sencilla razón que casi ya no les queda río o arroyo sin represar, ¡ya construyeron casi todas las que podían hacer!
Respecto a la energía nuclear, existen 31 nuevas plantas en construcción, y al menos 5 en procesos de extensiones de sus vidas útiles; y varios proyectos más están en camino. ¡Inclusive un ex militante de Greenpeace –James Lovelock-, alejado de la ONG por discrepar con sus posturas fundamentalistas, recomienda activamente que se prioricen la energía nuclear, para paliar efectivamente las necesidades energéticas mundiales, sin emisiones gaseosas!
En Argentina, la crisis energética, fue de hecho promovida conjuntamente por las políticas económicas de duro corte neoliberal, con el auxilio de las fuerzas de choque del fundamentalismo ecologista (que promovieron y avalaron las suspensiones de las construcciones hidroeléctricas y nucleares).
Si unos años atrás reactivar los proyectos hidroeléctricos y nucleares era importante, hoy es imprescindible para disminuir nuestra elevada y perniciosa dependencia de los hidrocarburos (petróleo y gas), crecientemente caros, muy contaminantes, y además casi al borde de su agotamiento en Argentina; agotamiento casi irreversible excepto que se reestaticen YPF y Gas Del Estado, y con ello se vuelvan a realizar inversiones importantes en prospección, pero al servicio de los Intereses Nacionales.
Pero la reestatización de nuestros hidrocarburos ya es otra historia, a analizarse separadamente.
Por: Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador – FCE – UNaM = Especialista en la Temática Energética
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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