Desarrollo Sustentable
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- El 1 enero, 2000
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Indicadores del Desarrollo Sustentable
El concepto de desarrollo sustentable es relativamente nuevo y su definición no ha estado exenta de controversia. Tiene bases en una realidad científica y está construido sobre un consenso basado en principios éticos y consideraciones de largo plazo. Actualmente, los países industrializados y en desarrollo presentan distintos grados de avance en cuanto a la aplicación de políticas para su implementación, aunque se puede decir que ningún país sigue cabalmente el camino de la sustentabilidad, con todo lo que ello significa. Sin embargo, en los países más industrializados se aplican indicadores que, analizados en forma conjunta, permiten medir sus avances en el desarrollo sustentable. Estos indicadores son:
Producto Nacional Bruto (PNB), que mide el crecimiento de la economía pero no toma en cuenta la degradación o destrucción de los recursos naturales;
Consumo de energía per capita, que mide el estado de desarrollo industrial del país y la cantidad de carbono que contribuye al calentamiento global;
Tasa de mortalidad de menores de 5 años, que mide la salud general y refleja el acceso a la salud, niveles de nutrición, educación y estado socio-económico general, midiendo así problemas ambientales;
Tasa de fertilidad, que mide el desarrollo humano al relacionar salud y bienestar de las mujeres.
Alcanzar la meta del desarrollo sustentable implica avanzar lo más simultáneamente posible en sus cuatro dimensiones: económica, humana, ambiental y tecnológica.
Como estrategia de desarrollo requiere manejar los recursos naturales, humanos, financieros y físicos con el fin de alcanzar una mejor calidad de vida para todas las personas y, al mismo tiempo, velar porque el consumo actual acompañado de una degradación de los recursos – suelo, bosques, pesca y energía – no afecte el bienestar de las generaciones futuras.
Conceptos y metas del Desarrollo Sustentable
El concepto de desarrollo sustentable establece una estrecha vinculación entre: crecimiento económico, equidad social y protección del medio ambiente.
La base de esta relación quedó definida cuando los países industrializados comenzaron a percatarse de que los patrones de consumo afectan significativamente la disponibilidad y calidad de los recursos naturales necesarios para vivir. Igualmente, comprometen la posibilidad de las generaciones futuras de contar con los medios para mantener o mejorar su estándar de vida.
El actual modelo de desarrollo económico no sólo ha provocado la degradación de recursos tan importantes para el hombre como son el suelo, el agua, el aire, los recursos marinos, forestales y energéticos. También ha contribuido a aumentar la pobreza y separar aún más la brecha que divide a los países más ricos de los más pobres. La principal meta del desarrollo sustentable es la calidad de vida basada en una armonización de las políticas económicas, sociales y ambientales, lo cual implica una cooperación entre los distintos actores de la sociedad. Al considerar la calidad de vida como centro del desarrollo, hay que prestar fuerte atención en consideraciones relativas al consumo: consumo de recursos naturales, que ha generado las controversias Norte/Sur respecto a patrones sociales e históricos y al enfrentamiento de la cultura del consumidor versus las necesidades básicas; la relación consumo de recursos naturales/desarrollo que obliga a prestar atención a los recursos no renovables y a los recursos renovables; a la relación consumo de recursos naturales/degradación ambiental, especialmente referidos a combustibles fósiles, metales y minerales, productos forestales y agrícolas; y a los patrones comerciales y las tendencias relativas a los recursos naturales, atendiendo a los patrones de consumo interno y de comercio internacional y a las consecuencias de éste.
El camino hacia la sustentabilidad plantea la urgencia de trabajar por el mejoramiento de los servicios de salud y educación y por el bienestar económico de todas las personas. De la misma forma, es importante que la oportunidad de acceder a los bienes y servicios sea en igualdad de condiciones para todos los miembros de la sociedad. Por lo tanto, el manejo óptimo de los recursos naturales se presenta como una condición sine qua non para asegurar el mantenimiento y calidad de estos bienes y servicios para el presente y para las generaciones futuras.
Algunos autores señalan que la aplicación del desarrollo sustentable depende también de la incorporación o rápida transformación de las tecnologías actuales, hacia otras más compatibles con el cuidado del medio ambiente. Esto implica que los países industrializados pueden transferir a los menos desarrollados tecnologías más limpias, eficientes y encaminadas a reducir la contaminación.
Manejo óptimo de los recursos naturales
En el manejo de los recursos naturales existen grandes contrastes entre países, quienes han aplicado diferentes políticas y acciones con éxitos, fracasos o retrasos en el camino hacia el desarrollo sustentable, posiciones pesimistas y optimistas, muchas veces conducentes a fundamentalismos ambientales, que pueden desembocar en severos conflictos o en la paralización del desarrollo de una localidad o región.
Actualmente, las emisiones per cápita son mayores en los países industrializados que el promedio mundial. Se cree que en estos países se duplicarán los gases de efecto de invernadero y sus consecuencias, y que seguirán arrojando metales pesados, químicos peligrosos y gases ácidos a la atmósfera y al mar. Ante este panorama, se requiere mejorar la tecnología y generar cambios en los estilos de vida que estén más de acuerdo con las metas de un desarrollo sustentable.
Los países en desarrollo, por otro lado, enfrentan presiones que no sufrieron los países industrializados en el pasado cuando talaron bosques, construyeron fábricas y desarrollaron la minería. Estos países están influidos por su historia y algunas tendencias recientes (presión de población, colonialismo, riqueza de recursos vs. derroche), conversión de bosques en campos de cultivo, cambios acelerados, peso de la deuda externa, lecciones sobre sustentabilidad respecto al manejo de los recursos).
Actualmente existe un menor consumo de los recursos naturales per cápita y mucha degradación de los recursos agua, suelos y bosques. Esto se aprecia en la aguda contaminación del aire producto de las emisiones industriales y en la contaminación de las aguas por descarga de los residuos y desechos domiciliarios. Para estos países, es fundamental orientar un desarrollo que alivie la pobreza y establecer nuevos estilos de relaciones económicas entre el Norte y el Sur.
Las consecuencias de un consumo inadecuado de recursos naturales son un mayor impacto ambiental y degradación. En tal sentido, muchas veces las políticas económicas determinan el impacto que sufrirá el medio ambiente, dependiendo si ellas exploran respecto a distintas posibilidades científicas y económicas para llevar a cabo acciones sustentables. Dado que la meta principal del desarrollo sustentable es mejorar la calidad de vida, el hecho de fomentar una cultura consumista puede ser contraproducente ante la inmensa población que sufre necesidades básicas. De la misma manera, los patrones sociales e históricos de consumo pueden no ser los más adecuados desde el punto de vista de la sustentabilidad.
La aplicación de un manejo sustentable de los recursos puede verse dificultada debido a problemas de planificación en el tema ambiental, los cuales tienen que ver con la ausencia de estándares; negligencia o inseguridad; inadecuada atención a alternativas; entre otros. Respecto a los recursos renovables una política de desarrollo sustentable requiere asegurar la disponibilidad de aire limpio, agua limpia, suelo fértil, protección de la biodiversidad y servicios del ecosistema.
Algunos de estos recursos tienen valor económico identificable, pero muchos de los sistemas biológicos y físicos que los sustentan, producen y contribuyen a su renovación, están fuera del sistema económico. Otros recursos renovables aún son considerados tradicionalmente como bienes dados o libres de la naturaleza. En el caso de los recursos no renovables, el índice de reserva de vida (número de años de producción en tasas anuales actuales que comprueban la conservación de las reservas) indica que las perspectivas son más optimistas en la medida en que ocurran algunas de las siguientes situaciones:
que disminuya la dependencia de materias primas basadas en la explotación de recursos naturales;
que se descubran nuevos recursos;
que surjan perspectivas de sustitución;
que se inventen nuevos procesos tecnológicos;
que aumente la proporción de recursos que pueden ser económicamente recuperados.
La medida alternativa de abundancia de recursos se da por tendencias en el suministro y demanda, medidas por precios de bienes mundiales. Ahora bien, los precios de éstos son más volátiles que las reservas, porque reflejan la variedad de fuerzas del mercado. En esto también contribuyen las nuevas fuentes de suministro como son el reciclaje, una mejor gestión de la demanda, el uso eficiente de la energía, una política de impuestos sobre combustibles y algunos incentivos económicos. Junto con esto, la aplicación de nuevos procesos tecnológicos, como los de ciclo combinado (biomasa, solar, nuclear) aumenta la proporción de los recursos que pueden ser económicamente recuperados y manejados de manera sustentable.
Contabilidad ambiental
Actualmente, los países industrializados están incorporando la contabilidad ambiental (de recursos naturales) en sus mediciones económicas. Ella considera el daño económico de la contaminación sobre la salud humana, los recursos naturales y el ambiente construido. La contabilidad del ingreso nacional se constituye entonces en un marco que usan los países para analizar su economía y les permiten hacer comparaciones económicas entre años diferentes y entre países diferentes.
Estas cuentas se miden con el Producto Nacional Bruto (PNB), que suma los gastos en consumo personal de bienes y servicios más los gastos de gobierno en bienes y servicios más los gastos en inversiones. A éste se le resta una asignación por depreciación de bienes de capital, resultando el Producto Nacional Neto (PNN). Al aplicar la contabilidad de recursos naturales (cuentas ambientales), se resta una asignación por la depreciación de los recursos naturales, tales como minerales, suelos y bosques.
Dimensiones del Desarrollo Sustentable
Trabajar por la aplicación del desarrollo sustentable implica avanzar simultáneamente en cuatro dimensiones: económica, humana, ambiental y tecnológica. Este proceso tomará distintas características dependiendo de la situación específica en que se encuentre un determinado país o localidad. Generalmente se habla de grupos de países para señalar de una manera más precisa la aplicación de las dimensiones del desarrollo sustentable:
Países industrializados, con ingresos y desarrollo humano elevados (Ej.: Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania)
Países de rápida industrialización, con sectores industriales fuertes pero cuyo desarrollo humano es proporcionalmente menor (Ej.: Tailandia, Indonesia, Malasia, México, Brasil, Chile)
Países en desarrollo, con ingresos y desarrollo humano bajos, principalmente rurales (actualmente más de 40 países viven en esta situación).
En términos económicos, los países industrializados utilizan mayor cantidad de recursos naturales y consumen más energía que los países en desarrollo. Estos últimos comprometen sus recursos naturales para lograr una mejor calidad de vida (superar la pobreza, mejorar el acceso a los servicios básicos e igualar los ingresos). Los países en vías de rápida industrialización, como Chile, pueden aprovechar las experiencias de los países industrializados, incorporando nuevas tecnologías, eficientes y limpias, en el desarrollo de sus sectores industriales.
La dimensión humana bajo el concepto de desarrollo sustentable orienta el desarrollo hacia la satisfacción de las necesidades básicas humanas y reasigna los recursos económicos para atender estas necesidades.
La dimensión ambiental se preocupa del cuidado, protección y restauración del medio ambiente, junto con la conservación básica y el uso eficiente de los recursos renovables como son el suelo, el agua y los bosques, base de la economía de los países en desarrollo.
La dimensión tecnológica implica la búsqueda y cambio hacia tecnologías más eficientes en el caso de los países industrializados y el desarrollo de tecnologías más eficientes y limpias en países en vías de rápida industrialización. En los países en desarrollo con economías basadas en la agricultura, es necesario desarrollar tecnologías apropiadas y de pequeña escala para el incremento de la productividad agrícola.
Estrategias para alcanzar un Desarrollo Sustentable
Cada país aplica sus propias estrategias de desarrollo sustentable, las cuales dependen de las prioridades asignadas por los gobiernos y la población en su conjunto.
Las estrategias económicas se orientan a reducir y racionalizar sus niveles de consumo de energía y de otros recursos naturales; a cambiar sus patrones de consumo; a utilizar recursos financieros para el desarrollo de tecnologías más limpias y menos intensivas en el uso de los recursos naturales; a comprometer dinero para el continuo mejoramiento de la calidad de vida; a reducir la creciente disparidad en salarios; a desarrollar un sector de producción más eficiente que genere más fuentes de empleo y mayor productividad para el consumo y los mercados locales y regionales.
Las estrategias humanas se focalizan en estabilizar la población y disminuir la migración hacia las ciudades fomentando un desarrollo rural sustentable; adoptar medidas que minimicen las consecuencias de la urbanización; generar políticas de acceso más igualitario a los programas de salud y educación; proteger la diversidad cultural y estimular la participación ciudadana y combatir la pobreza absoluta.
Las estrategias ambientales están enfocadas a conservar la biodiversidad deteniendo la extinción y destrucción de hábitats y ecosistemas; usar con mayor eficiencia las tierras de cultivo; mejorar la calidad del agua y del air y gestionar adecuadamente los residuos domésticos e industriales.
Por último, las estrategias tecnológicas buscan cambiar a tecnologías más eficientes y limpias, minimizando el consumo de energía y de otros recursos naturales; reducir las emisiones de carbono para limitar el aumento global de gases de invernadero y estabilizar concentraciones de gases en la atmósfera; reducir el uso de combustibles fósiles y sustituirlos con otras fuentes de energía; suprimir el uso de CFC para prevenir la degradación de la capa de ozono; preservar las tecnologías tradicionales de poca contaminación; apoyar políticas gubernamentales para la rápida adopción de tecnologías mejoradas e instrumentos para acciones que las fomenten. Las estrategias para un desarrollo sustentable pueden apuntar a varias perspectivas tales como:
Atender a cuestiones básicas y empezar desde lo local mediante descentralización de las responsabilidades, el compromiso de la comunidad y el cambio de las prioridades.
Aplicar un manejo adecuado de los recursos de propiedad pública.
Fijar precios adecuados de los recursos (recursos escasos), incorporando el costo de aumento de su suministro (mercados competitivos, incentivos económicos).
Mejorar la gestión de la demanda para una mayor eficiencia (co-generación para regulación).
Aplicar un diseño de eficiencia para recuperación total (sistemas de tratamiento, procesos industriales limpios, recuperación, reciclaje y reutilización).
Modernizar la gestión institucional, especialmente en países en desarrollo, con personal técnico, sistemas de información, mecanismos legales y administrativos para planificación cuando los incentivos racionales son insuficientes (beneficios de gestión y sistemas de control).
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