De Río a Johannesburgo
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- El 1 enero, 2000
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En 1992 se celebró en Río de Janeiro la Cumbre de la Tierra, siendo la última reunión de carácter mundial para deliberar sobre el medio ambiente. En ella 172 gobiernos aprobaron importantes acuerdos con el propósito de promover el desarrollo sostenible, en los que llegó a establecerse los derecho y obligaciones de los estados en aras de la protección ambiental. Este año, en el mes de septiembre, se llevo a cabo en Johannesburgo, Sudáfrica, la cumbre Río +10, a 10 años de Río ´92 y convocada por Naciones Unidas, también conocida como la “Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible”, cuyo compromiso es como lo dice la Resolución que la convoca “revitalizar al más alto nivel político el compromiso mundial con el desarrollo sostenible, la asociación Norte – Sur y ejecutar el Programa 21, que es el Plan de acción aprobado en Río de Janeiro. Los resultados ambientales desde Río no son nada favorables, por lo que vimos la antes de su inicio la esperanza de que se retomasen los compromisos asumidos con el ambiente y que los países los ejecuten definitivamente .
DUDAS INICIALES
Como señalan los entendidos en la materia “La Cumbre de la Tierra estableció criterios de protección ambiental para gobiernos y empresas, sentó las bases para una gestión mundial del ambiente y aumentó la legitimidad de las pequeñas iniciativas de la sociedad civil”. Sin embargo las noticias de julio de este año no fueron nada alentadoras y la cumbre de Johannesburgo, se dijo “está destinada a fracasar si los países ricos y los pobres continúan sin mostrar voluntad para solucionar los problemas ambientales”. Su desafío es ir más allá de Río ’92, especialmente en el compromiso de los países mas ricos en la erradicación de la pobreza, la disminución de las emisiones contaminantes al ambiente y en la asignación de recursos para la conservación de los bosques y su uso sustentable.
ARRANCÓ JOHANNESBURGO
Según las primeras noticias, “muchos científicos, junto con casi toda los representantes de las Naciones Unidas, se muestran muy pesimistas sobre el futuro de nuestro planeta, para algunos expertos “nos encontramos justo en el borde de la mayor extinción en masa desde la que hace 65 millones de años acabó con los dinosaurios”. Es por ello, que en Johannesburgo “se tratará de encontrar estrategias aplicables para la reducción de la pobreza, la enfermedad y el hambre en los países en desarrollo, que deberán mejorar en los próximos años sus fuentes de agua potable, los sistemas sanitarios y las fuentes de energía”, estas acciones deben redundar en beneficio de biodiversidad
JOHANNESBURGO, FRACASO O COMPROMISO
Pues bien, al término de la Reunión de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sustentable, para muchos no fue sino un verdadero fracaso. Como hemos dicho, se esperaba los compromisos de los países, en políticas concretas para la protección ambiental y el desarrollo ecológicamente sustentable. Algunos pretendieron que los países suscribieran obligaciones, de rango internacional, como por ejemplo, la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera, fijando porcentajes precisos de reducción, o la disminución en forma precisa de la tasa actual de pérdida de la biodiversidad. Para otros incluso, se acordó un plan para implementar los compromisos adquiridos “sin fecha y sin metas específicas”. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que no resulta fácil poner de acuerdo a todos los países de la comunidad internacional sobre cuestiones concretas y mucho más difícil, precisar compromisos “standard” para todas las naciones, sin atender las realidades concretas de cada pueblo y al ejercicio pleno de su soberanía. Lo positivo a rescatar es el Compromiso en “construir una sociedad global humana, equitativa y conocedora de la necesidad de la dignidad humana para todos”, mediante “la erradicación de la pobreza y el desarrollo humano”, respetando los valores del ambiente.
J. Lucas Riestra*
*Abogado. Magíster en Gerencia Ambiental
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