Crecimiento vs. Ambiente
- Creado por admin
- El 1 enero, 2000
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En algunas regiones de Bali cuentan con algunos de los sistemas de irrigación más complejos en el mundo a través de una serie de presas, canales y acueductos interconectados que garantizan el suministro de agua a los campos de cultivo. Desde hace más de mil años los trabajos de ingeniería proyectados proveen de recursos hidráulicos a los campos de cultivo permitiendo la obtención de hasta 3 cosechas al año. En un contexto como éste, propio de una sociedad eminentemente agrícola, algunas regiones de Indonesia deben hacer frente a los desafíos inherentes a determinados modelos de desarrollo, especialmente del desarrollo del turismo de masas. Este modelo ha propiciado la llegada de cada vez más turistas favoreciendo el crecimiento la economía local, amén de generar empleo entre los habitantes de la región y mejoras en la educación y nivel de vida.
La otra cara de la moneda que viven esas mismas regiones es el progresivo aumento de la demanda turística. A medida que ésta aumenta, son mayores las necesidades que han de cubrirse con cargo a los recursos naturales, especialmente de terrenos y agua para hacer frente a los requerimientos de un nuevo mercado. A su vez, paralelamente a este fenómeno, se acusa una paulatina disminución de los miembros de las cooperativas de riego locales. Fruto del desarrollo del turismo, las necesidades de mano de obra vinculadas a este sector hacen que cada vez sean más los que dejan las tareas agrícolas, perdiéndose parte del conocimiento adquirido y el control sobre la tierra cultivable. En regiones como Denpasar, algunos grupos dedicados a la protección del medioambiente han alertado sobre los riesgos de un crecimiento económico descontrolado y de cómo la escasez de agua pueda afectar a la población en los próximos años, en caso de no revisarse el modelo de desarrollo emprendido (RICHARDSON, 2002).
En tal sentido, el objetivo del desarrollo sostenible y de las cumbres políticas realizadas con tal motivo es el de construir un marco que, garantizando un desarrollo respetuoso con nuestro entorno y el medioambiente, permita eliminar la pobreza. Todo ello en un marco en el que mientras los recursos tienen un carácter limitado, una población creciente precisa sustento alimenticio, refugio, agua, energía, sanidad, servicios de salud y mayor seguridad económica.
La manera de ilustrar este desafío podría ser el anuncio emitido por la CNN durante los días previos a la cumbre celebrada a partir del día 26 de agosto y hasta el 4 de septiembre en la ciudad de Johannesburgo (Sudáfrica). El mensaje transmitido recordaba como en 1950 la población mundial era de 1000 millones de habitantes, para a continuación señalar que hoy, pasados poco más de 50 años, esa cifra ni tan siguiera llega completar la totalidad de la población de China. Lo que representaba esa cifra hace 52 años y lo que representa ahora es lo que podría darse en llamar el “Teorema de Johannesburgo” (ROMANO, 2002). En este caso, el mismo número de personas, con una diferencia de 50 años tiene importantes consecuencias a la hora de abordar el desarrollo, y especialmente el desarrollo sostenible. Tras esta cifra – 1000 millones – se esconden muchos más datos, muchas más cifras relacionadas con una manera de concebir el desarrollo y el papel que en él han jugado las nuevas tecnologías, el uso de los hidrocarburos, las explotaciones agrícolas, la medicina y las ciencias en general. Del uso y generalización de estas herramientas son tres, a grandes rasgos, los desafíos que se le plantean al desarrollo sostenible en los próximos años:
1º) La equidad, que permita conciliar los aspectos sociales con el crecimiento económico. Decir desarrollo es promover acciones decididas contra la pobreza y el hambre, permitiendo que todo ser humano pueda gozar de la protección de sus derechos fundamentales y ejercer su derecho a vivir una vida digna.
2º) El riesgo consiguiente que un desarrollo fuera de control pueda ocasionar en el medioambiente, mermando los recursos del planeta y procediendo a su agotamiento progresivo. Este es un desafío mayor, pues la presión demográfica y la necesidad de recursos naturales tienen una incidencia directa en las condiciones del planeta.
3º) El papel que el libre comercio está llamado a jugar en el desarrollo sostenible. En la medida en que mayor sea la apertura comercial y arancelaria de los países ricos, aumentarán las posibilidades de alcanzar mayores cotas de desarrollo de los países más pobres al poder acceder a mercados con mayor potencial económico.
En ocasiones, ambas dimensiones – crecimiento versus medioambiente – han sido incluso abordadas de forma contingente, como si se tratase de dos opciones excluyentes de forma que el crecimiento económico siempre tuviera que ir en detrimento del medioambiente o que el fortalecimiento de éste sólo redundase en perjuicio de aquel.
Extraído de ” Desarrollo sostenible y el ‘teorema de Johannesburgo’ “
autor : Joaquín Támara Analista del Instituto Internacional de Gobernabilidad de Cataluña (IIGC).
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