Corpus o el lampium
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- El 7 mayo, 2007
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El “lampium” era un candil que se usaba en la región en las décadas del ’40, ’50 y se lo fabricaba caseramente con un botellita de una gaseosa de esa época, haciéndole un agujerito en la tapita de la misma, colocándole un cañito y por dentro un trapo que se mojaba por dentro en el kerosén o aceite usado que contenía la botellita.
“Piancho” las fabricaba y las vendía. ¿Se acuerdan? Los que como yo ya peinan canas, se recordarán. Lo que les voy a decir no es apocalíptico ni de ciencia-ficción: en pocos años podemos tener un retroceso y volver al lampium. No es para asustarse, es para que tomemos conciencia.
No hay crisis aún, pero en poco tiempo tendremos una crisis que será desastrosa. ¡Debemos construir las grandes obras hidroeléctricas ya! Corpus es de imperiosa necesidad. No lo digo yo, lo expresan nuestras necesidades cotidianas, lo vemos en el día a día. Si ignoramos esto, estamos viviendo otra realidad. No nos engañemos. No sólo seamos inteligentes, sino también prácticos y utilicemos lo que la naturaleza nos dio tan abundantemente: el agua y el desnivel necesarios.
Tenemos los materiales, la ingeniería, la mano de obra, los proyectos, las empresas constructoras, etcétera; todo nacional y no nos decidimos. ¿Qué nos pasa? Y cuando digo Corpus, digo Garabí, Roncador, etcétera. Las obras se pueden construir bien sin que el impacto ambiental produzca daños. Esto se controla y morigera, se logra que sea mínimo.
Hoy en día las técnicas tienen métodos que se aplican y permite que las obras (o cualquier otra acción humana que se concrete) sean “limpias”. Los que hablan del dengue, la fiebre amarilla, leishmaniasis, ignoran que estas son endemias, son enfermedades que estuvieron siempre, antes que el hombre y que las represas. Termínenla con los “males de las represas”.
Las represas no son culpables, como tampoco de las sequías o de las inundaciones. Acábenla con eso. Todo el mundo sabe que eso es una falacia, una burda mentira que las autoridades deberían enseñar en las escuelas primarias y secundarias, de esa forma nadie los engañará nunca. Sólo así vamos a tener industrias en nuestra región.
Actualmente hay empresarios que no se instalan por falta de energía abundante. Nos toca a los misioneros obligar a que las obras se hagan bien, que nos den las regalías que nos corresponden, que nos resarzan por los posibles daños, que nos restituyan las obras de infraestructura que se dañen (escuelas, caminos, puentes, líneas de transmisión eléctrica, etcétera). Esta es tarea de los misioneros gobernantes como política del Estado Provincial, sin interesar qué partido está gobernando en ese momento. Debe ser una “política” común de todos los misioneros, sin banderías políticas. Esto es de todos, no de un grupo o sector. Los partidos políticos, como un tema supremo, deberían pactar la ejecución de las obras gane quien gane y continuarlas cuando haya cambio en el partido gobernante, como un mandato popular a ser respetado por todos, dando continuidad a esta política energética.
Deberá existir una legislación especial para que los fondos que vengan de estas obras vayan directamente a los municipios involucrados; por nombrar a un tema.
Hay otros, muchos, pero muchos más. No esperemos que llegue la crisis para empezar a debatir estos temas. Hablemos ya de la situación que existe. No debemos esperar. Una obra de esta naturaleza no se construye de la noche a la mañana. Lleva tiempo y tiempo no tenemos.
A los que oponen a estas necesarias obras les pido que por favor digan qué alternativa concreta ofrecen a cambio. ¿Qué proponen? Pero sin fantasear. Con los pies sobre la tierra. Con oferta de energía abundante, segura, económica, duradera, renovable. Hablemos del SÍ A CORPUS. Yo no quiero volver al lampium. ¿Y Usted?
Por: Ingeniero Héctor Manuel Mayol
Presidente Comité Argentino de Presas
Enviado por: Carlos Andrés Ortiz
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