Contaminación ¿Industrial?
- Creado por admin
- El 1 enero, 2000
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Efluentes líquidos. Impacto Ambiental
Los impactos ambientales provocados por vuelco de efluentes líquidos en condiciones no aptas, ya sea a curso hídrico o a las redes cloacales o pluviales, son, con mucho, los peor vistos y los más condenados por la sociedad.
Esto no es casual; se debe fundamentalmente a que sus efectos (mal olor, decoloración del agua, animales muertos, etc.) se manifiestan mucho más rápidamente, aumentando con esa misma rapidez la conciencia del impacto ambiental provocado.
Si bien es cierto que ante hechos como el vuelco de metales pesados al curso hídrico en enormes concentraciones, como los vistos recientemente en programas televisivos, uno no puede menos que expresar su indignación, es también muy cierto que la contaminación provocada por las industrias con un incorrecto tratamiento o sin él, es por lo menos del mismo orden de magnitud que la generada por el vuelco cloacal considerado perfectamente legal.
Para poder adentrarnos en este análisis corresponde analizar qué es lo que provoca la contaminación, o mejor dicho, qué es contaminar. Para esto se deben introducir dos conceptos muy importantes: concentración y biodegradación.
Concentración:
Nuestro organismo, el de los animales y plantas se ven afectados por la presencia de algunas sustancias. Los grados de afectación tienen que ver con los tipos de exposición o contacto y con las cantidades.
Si una persona se toma un vaso de ácido sulfúrico no diluido, es decir de una concentración de un 100%, muy probablemente muera, o por lo menos la experiencia le dejará secuelas irreversibles. Ahora bien, si esta misma persona vuelca este mismo vaso de ácido sulfúrico en un tanque de 10.000Lts de agua, espera un tiempo prudencial para asegurarse de la homogeneidad de la mezcla y luego vuelve a llenar el vaso y lo toma, la única posibilidad de que muera es que se caiga de la escalera del tanque mientras baja.
Esto ocurre porque la cantidad de partículas nocivas en el vaso ha disminuido considerablemente por la dilución y nuestro organismo puede absorber hasta un cierto límite de concentración de algunos compuestos sin ser afectado; cuando ese umbral de concentración es superado, comienzan los problemas.
Podríamos afirmar que la contaminación se produce cuando, por alguna razón, alguna sustancia alcanza niveles de concentración superiores a los admisibles por los seres vivos que entran en contacto con ella (esto podría ocurrir indirectamente si, por ejemplo, la presencia de la sustancia hace disminuir el oxígeno disuelto en el agua).
Biodegradación:
Si los contaminantes volcados al agua permanecieran inalterables en el tiempo, por una simple cuestión de acumulación cuantitativa, rápidamente se llegaría al umbral crítico de concentración.
Afortunadamente, la realidad es algo más compleja: los microorganismos que viven en el agua se “alimentan” de las sustancias contaminantes, transformándolas químicamente (degradación).
La velocidad de biodegradación depende de la sustancia considerada.
Hay sustancias altamente biodegradables como la materia fecal y otras poco o nada biodegradables como una lata de gaseosa o el plomo.
Afirmamos que se está contaminando cuando las cantidades volcadas de un contaminante en un período de tiempo son mayores que la cantidad biodegradada en el mismo lapso. El remanente queda disuelto en el agua y si las cantidades volcadas no disminuyen, pronto el recurso se contamina.
Podemos decir entonces que la mayor fuente de contaminación de los recursos hídricos son la cantidad de vuelcos cloacales sin tratamiento, sumados a los pozos ciegos que filtran a las napas superiores.
Solucionar esto es técnicamente sencillo y económicamente oneroso: Debemos extender la red cloacal para disminuir la cantidad de pozos ciegos y tratar los efluentes cloacales. De esta forma, la gran rapidez con que se biodegradan estos semisólidos, hace que sólo deba apostarse al tiempo para que el recurso se recupere.
Si bien este tratamiento importa una inversión económica inicial para la construcción de la planta y otra permanente para su mantenimiento, también implicará un mayor ingreso por el uso de las costas para esparcimiento, el resurgimiento de la actividad pesquera, una disminución de los costos de potabilización del agua y, por supuesto, una mejora en la calidad de vida.
La otra parte del problema son los vuelcos industriales inadecuados, ya que si bien los volúmenes son mínimos comparados con los efluentes cloacales, están compuestos de sustancias de gran diversidad, muchas de ellas no biodegradables.
En este caso, la legislación es clara respecto a los parámetros de vuelco adecuados aunque persisten problemas respecto a la competencia de los distintos entes en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires.
Pero la experiencia reciente demuestra que la presión horizontal provocada por los proveedores, consumidores y la competencia, exigiendo una correcta política ambiental puede más que cualquier presión vertical ejercida por las Autoridades de Aplicación.
Son importantes en este sentido las certificaciones ISO 14000 que acreditan una gestión ambiental correcta e importan una ventaja competitiva.
El Industrial que contamine y no haya entendido que debe dejar de contaminar, desaparecerá, no porque lo clausure la Municipalidad o la Secretaría de Política Ambiental, sino porque nadie querrá comprar sus productos. Deberá demostrar tener una política ambiental correcta, porque si él no lo hace, lo hará su competencia.
Hoy por hoy, cumplir con las leyes ambientales, es negocio.
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