COCEPA, las posiciones ultraecologistas y la defensa de los Intereses Nacionales
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- El 1 junio, 2006
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La Comisión del Centenario del descubrimiento del Petróleo Argentino fue creada con el noble y loable propósito de recordar el acontecimiento y luchar por retomar el pleno dominio por parte del Estado Argentino de tan importante y estratégico sector como es el de los hidrocarburos, y por lógica extensión, todo el Sector Energético.
En tal sentido es justo otorgar el reconocimiento a quienes desde antes vienen bregando denodadamente por estos Objetivos Nacionales, dentro de los que cabe destacar al Grupo MORENO (dirigido por Fernando “Pino” Solanas, Gustavo A. Calleja, Félix Herrero y un importante y muy destacado grupo de colaboradores); al conjunto de profesionales de la Facultad de Ingeniería de la UBA, comandado por el Ing. Rubén Fabrizio y todo el entusiasta y destacado grupo que trabajosamente edita la excelente revista que es Industrializar Argentina; a Andrés De Dicco, Gustavo Lahuod y todos los investigadores del IDICSO de la Universidad Del Salvador; al grupo de la Cátedra Arturo Jauretche de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA; al Movimiento Nacional Oro Negro; y muchos otros embarcados en diversas facetas de la Defensa de Los Intereses Nacionales.
En su dinámico accionar, tal como suele suceder, se van incorporando otros temas, y en las sucesivas opiniones volcadas suele ser muy frecuente que se introduzcan conceptos que de uno u otro modo no condicen total o parcialmente con los objetivos iniciales de la auténtica Causa Nacional.
El propio Don Arturo Jauretche –que de estas cosas sabía y mucho- advirtió acerca de los desvíos del pensamiento político, y la incorporación de preconceptos que la “maquinaria de impedir y confundir” permanente está generando y difundiendo. Al respecto caben citar los libros “Manual de Zonceras Argentinas” y “Los Profetas del Odio…” de la inigualable pluma de Don Arturo.
En eso mucho tiene que ver el periodismo mercenario, los opinantes económicos también mercenarios y cipayos, y ese variopinto conjunto de neocipayos disfrazados de “ambientalistas”, verdaderas jaurías de lobos travestidos en seudo “ovejas verdes” que con tanta saña atacan puntualmente diversos proyectos de desarrollo, mientras que guardan densos silencios en temas muchas veces más negativos al medio ambiente, pero respecto a los cuales sus “mentores” y financistas del Primer Mundo no quieren que “se hagan olas”. Al respecto, caben recordar las claras denuncias del accionar de Greenpeace, WWF y otras, manejadas por los sutiles hilos de intereses estratégicos y económicos del G 7 (o países de la Sociedad Postindustrial), incluso con la intervención del MI 5 (Servicio Secreto Británico)
Algunos ejemplos de los temas “casualmente” ignorados por las transnacionales de la ecolatría son: el derrame de petróleo en Punta Lara (claro que ahí la empresa culpable es la señalada como principal soporte financiero de Greenpeace); los “misteriosos” derrames de petróleo que empetrolan pingüinos en la Patagonia; los desastrosos efectos de los venenosos agroquímicos utilizados en los cultivos de tabaco; los efluentes de las usinas termoeléctricas; los ominosos efectos de la miseria extrema y su consecuente terrible polución ambiental y degradación humana; y un largo etcétera.
Recientemente –sin duda sin ninguna mala fe- una activa militante del COCEPA difundió una advertencia con carácter de denuncia, acerca del supuesto irreversible efecto contaminante de una explotación minera, en este caso de oro, por el uso de cianuro en el proceso.
Esa preocupación con visos apocalípticos, es similar al escándalo muy bien publicitado por Greenpeace respecto a la posible instalación de una empresa minera extractiva de oro. No caben dudas que los dirigentes y asesores rentados de Greenpeace son expertos en fuertes impactos mediáticos, que por lo general son distorsivos de la verdad, pero como casi nadie se detiene a analizar en profundidad esas “denuncias”, los miedos subconscientes quedan en la población.
Por ello, más que embarcarse en una irracional campaña por el “no a todo” o una oposición a ultranza, que de última es una postura antiindustrialista y anti desarrollo que resulta afín a los intereses antinacionales que nos quieren mantener en el subdesarrollo crónico, resulta mucho más coherente exigir que se tomen todas las precauciones ambientales como condición para cada nuevo emprendimiento, pero sin caer en la irracionalidad de la oposición sistemática, tal como está derivando el grosero brulote del enfrentamiento argentino – uruguayo por el tema de las pasteras – papeleras.
En el caso de la minería, el uso del cianuro y otros componentes tóxicos, puede perfectamente trabajarse en un circuito cerrado, evitándose el volcado a la tierra, a las napas y a los cursos de agua.
Por otra parte, en relación a los objetivos de COCEPA, comprenden todo lo referente a la recuperación de los Sectores Estratégicos de la Economía Argentina; por lo que queda muy en claro que la mención de referentes insoslayables de la Causa Nacional, como Mosconi, Savio, Perón, Jauretche y Scalabrini Ortiz; de hecho excluye a posturas marxistas, neo anarquistas y radicalizadas a extremos conceptuales como “la lucha de clases”, “necesarios enfrentamientos entre el proletariado y la burguesía” y otros preconceptos dogmáticos de quienes a la hora de la verdad, estuvieron contra los Intereses Nacionales, como cuando optaron por Braden en lugar de Perón en 1945.
Por ello, al menos en mi caso –y estoy seguro en los de muchos militantes de la Causa Nacional- los preconceptos filo marxistas o filo anarquistas son considerados incompatibles con los Intereses Nacionales de la República Argentina.
Por añadidura, en lugar de seguir fomentando odios y divisiones en el lastimado tejido social argentino, se impone una labor de reconciliación, sin perjuicio del merecido castigo a los traidores a La Patria, que regalaron el Patrimonio y la Soberanía Nacional, poniéndonos al borde la disolución nacional, e implementando el brutal genocidio económico que fue la imposición del modelo socio económico neoliberal; para lo cual la guerrilla fue un instrumento de provocación y violencia, necesario para provocar más violencia y sumir al país en sus años más aciagos.
Por: Carlos Andrés Ortiz
Adherente al COCEPA
Ex Docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNaM
Investigador de temas económicos, energéticos, geopolíticos y ambientales
Especialista Universitario en Gestión de Producción y Ambiente
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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