Calzado de uso profesional : innovación en los materiales y las formas
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- El 1 enero, 2000
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El desafío que se plantea el sector del calzado de uso profesional es ofrecer a sus clientes lo mejor para el trabajo día a día, anticipándose a los cambios que se producen en su entorno. Dado que los pies sufren el 7% del total de los accidentes laborales, la calidad del producto para calzado de uso profesional es objeto tanto de gran atención en su concepción como de una realización que tiene en cuenta, antes de su puesta en el mercado, que se comporte como “calzado para ser utilizado cada día”
El mercado europeo estimado es actualmente de 30 millones de pares y aumenta cada año entre un 3 y un 5%. Los mayores consumidores de este tipo de calzado son los sectores de construcción y obras públicas, industria pesada, automóvil y transportes. Pero hay también otras profesiones que se van incorporando a este mercado, como es el caso de las telecomunicaciones, los servicios o la industria agroalimentaria, con nuevas exigencias de seguridad y confort.
La innovación, incentivo permanente, ha marcado de forma regular la evolución del concepto del calzado de seguridad, con un compromiso para poner el progreso de la tecnología a disposición de los usuarios de todas las profesiones.
A lo largo de la historia, las preocupaciones de los usuarios han evolucionado: en primer lugar se encontraba la seguridad; a ella, se añadieron después la comodidad de uso, y la higiene y la salud, hasta llegar a un momento, el actual, en el que la estética es una de las demandas de los trabajadores al elegir el calzado de seguridad.
AÑOS 50: LA SEGURIDAD COMO PRIMERA CONDICIÓN
En los años 50, se tiene en cuenta el riesgo más frecuente en el mundo del trabajo: las fracturas de los dedos de los pies como consecuencia de la caída de objetos. Inmediatamente, surge la idea de incorporar un refuerzo de acero en el zapato y es así como surge el calzado de seguridad. ¿Cuál es el secreto? Se trata de concebir el calzado de seguridad de manera que envuelva al pie y suministre el mayor confort posible y no de insertar una protección de acero en un calzado ya existente.
Desde estos inicios del calzado de seguridad, en los años 50, se pone a punto un procedimiento de fabricación que se denomina doble montaje y que consiste en unir la caña a la suela por medio de costuras (existen también otras técnicas como los cosidos Blacke, Goodyear o Ideal. Esta técnica se utiliza todavía actualmente, sobre todo para el calzado de montaña.
Las distintas profesiones irán definiendo nuevas formas de hacer por parte de los fabricantes. La necesidad añadida de seguridad que se da especialmente en los trabajos de construcción y obras públicas es inductora del desarrollo de la suela antiperforación. Posteriormente, al cabo de los años, aparecen nuevos oficios con riesgos laborales igualmente nuevos a los que hay que dar respuesta: deslizamiento, electricidad estática, corrosión…
CONFORT: LA REVOLUCIÓN DE LOS MATERIALES SINTÉTICOS
Rápidamente, una vez cubierto el capítulo de la “seguridad”, parece que los elementos de confort también deben evolucionar y favorecer de esa forma la utilización del calzado. La incorporación del poliuretano viene a dinamizar el mundo de la seguridad. El calzado se transforma así, convirtiéndose en un equipo más suave, más ligero, y la industria del calzado de seguridad da respuesta por adelantado a las demandas de los usuarios. A partir de este momento, las exigencias de confort, de vida útil y de seguridad dejan de ser contradictorias entre sí.
En los años 60 se desarrolla la vulcanización directa del bloque de la caña en caucho sintético, como el neopreno o el nitrilo. Esta vulcanización se realiza en prensas especiales de gran potencia y a temperatura elevada, en torno a los 150°C.
Con el lanzamiento del caucho de poliuretano se aporta aún mayor confort a los usuarios, además de gran polivalencia de uso. Es en las décadas de 1970/80 cuando aparece la inyección de poliuretano. La aplicación de este material se realiza por medio de inyección directa en la suela. La polimerización y la expansión se llevan a cabo en la muela, en el interior de la cual nace la suela. Gracias a esta técnica, el peso del calzado se disminuye aún más. Su resistencia a los hidrocarburos, a las grasas y a otros productos derivados del petróleo mejora así considerablemente.
La inyección de la suela de confort y de la suela de desgaste diferenciadas tienen como resultado dos ventajas a la vez: una vida útil más prolongada y mayor ductilidad para el usuario.
Esta técnica requiere la elaboración de un material muy específico en lo que se refiere a la regulación térmica y a la precisión de la dosificación.
En la última década, la investigación en el calzado de seguridad se orienta a la disminución de peso. La aparición, a finales de los 90, de las conteras en composites permite ganar decenas de gramos en el peso de un zapato de seguridad. Este desarrollo de los materiales composites en el calzado de seguridad se hace notar igualmente en la estabilidad térmica, ya que estos materiales no son conductores del calor o del frío. Además son antiéstáticos y se mantienen inalterados ante los ácidos de la transpiración.
HIGIENE Y MANTENIMIENTO
En las primeras épocas del calzado de seguridad, se constata fácilmente que es en la industria pesada, especialmente en las grandes empresas, donde hay mayor interés por su utilización. A partir de los años 80, su ámbito de aplicación se ampliará de forma considerable.
Por una parte, las pequeñas y medianas empresas, cada vez más numerosas, utilizan EPIs. Por otra, con las nuevas actividades emergentes, fundamentalmente en la industria agroalimentaria y la medicina, en las denominadas “salas blancas”, surgen nuevas necesidades específicas en cuestiones de higiene, mantenimiento y seguridad.
Es así como aparecen en el mercado cueros específicos y forros innovadores, nuevos materiales en cuyo desarrollo se tiene en cuenta por primera vez la preocupación por mantener una higiene irreprochable que va ligada a un mantenimiento fácil.
Pero la sociedad evoluciona sin cesar y, con ello, la preocupación por la estética y por la imagen en las actividades cotidianas incorpora una nueva dimensión en nuestras necesidades y, consecuentemente, en la innovación.
DISEÑO: CALZADO QUE SE PUEDE LLEVAR EN LA CALLE
La evolución de las condiciones de trabajo y la competencia cada vez mayor hacen que la imagen de las empresas de cara al exterior se cuide cada vez más. El uniforme de trabajo forma parte también de la evolución de esta imagen.
Los colores cambian, el “azul” característico del uniforme es sustituido por ropas con los colores de las compañías, creando así un valor de imagen corporativa en torno a la marca. El calzado también se ha adaptado a esta evolución. Los fabricantes hacen evolucionar la imagen de sus productos, personalizando sus gamas.
Estas gamas son estudiadas en función de los sectores de actividad en los cuales van a ser utilizadas y de forma que, además, armonicen con la ropa de trabajo. La presencia de la mujer en el mundo laboral será también una vía de innovación para los creadores. El calzado femenino nace de la voluntad de proponer modelos destinados específicamente a las mujeres, respondiendo a sus expectativas de estética y ligereza.
El calzado de seguridad puede llevarse ahora en cualquier lugar, además de en el de trabajo. La moda guía cada vez más el trabajo de los estilistas.
Jean Pierre Bresson – Jallate
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