Calidad del Aire en Edificios Destinados a Oficinas. Parámetros y Estándares de Diseño y Gestión para una Ventilación Eficiente
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- El 11 noviembre, 2010
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RESUMEN
Nuestra experiencia en evaluación de sistemas de ventilación existentes en edificios destinados a trabajos de oficina nos ha permitido detectar con una frecuencia relativamente alta problemas relacionados con el diseño y gestión de estos sistemas, que dificultan la obtención de ambientes sanos y confortables. En cuanto al diseño, éste requiere considerar las bases, parámetros y estándares que permitan obtener de ellos las condiciones que las personas necesitan y, una vez logrado lo anterior, la gestión correspondiente para controlar su aplicación y existencia permanente, que implica la evaluación periódica de los parámetros a través de mediciones y dispositivos de observación, así como de regulación y mantención de sus elementos constituyentes. Los resultados de las mediciones de estos parámetros deben ser verificados con estándares nacionales o internacionales reconocidos, utilizados en el diseño.
(Ayala N, Oliver G, 2010. Calidad del Aire en Edificios Destinados a Oficinas. Parámetros y Estándares de Diseño y Gestión para una Ventilación Eficiente. Cienc Trab. Jul-Sep; 12 [37]: 349-354).
Descriptores: VENTILACIÓN/NORMAS, CONTAMINACIÓN DEL AIRE EN INTERIORES/ANÁLISIS; NORMAS DE CALIDAD DEL AIRE.
INTRODUCCIÓN
La vida moderna y las tecnologías y actividades asociadas han provocado un aumento significativo del trabajo en lugares denominados oficinas. Ello implica, en general, lugares con espacio compartido por cantidades variables de personas que realizan actividades similares –que se asocian por su equipamiento y actuación con labores de tipo administrativa– con un gasto energético bajo, lo que conlleva considerar una serie de factores que pueden afectar su salud e influir en su calidad de vida y bienestar, como en cualquier otra actividad, que van desde factores psicosociales, calidad lumínica, acústica y factores ergonómicos hasta de calidad del aire en los ambientes en que se realizan las actividades.
Abordar el factor calidad del aire en espacios destinados a estas actividades implica como primera necesidad la competencia profesional de los que diseñan, en el sentido de conocer y reconocer cuáles son los contaminantes que se pueden encontrar presentes, su origen y naturaleza, así como sus efectos sobre las personas y cómo se controlan. Al respecto, los contaminantes en estos ambientes son de naturaleza química, física y biológica y están constituidos por partículas, gases y vapores, temperatura y humedad, cuyas principales fuentes de origen son internas y externas.
La fuente interna más importante de agentes químicos y biológicos está representada por las personas, quienes, producto de su presencia y metabolismo, emiten anhídrido carbónico (CO2), humedad, olores (gases y vapores), microorganismos, etc., a la que se suman los provenientes de la habilitación y alhajamiento de los lugares de trabajo, que pueden constituir fuentes de vapores (olores), cuyo origen se encuentra en los adhesivos, barnices, etc., principalmente provenientes de muebles nuevos y sustancias empleadas en la fabricación e instalación de alfombras y recubrimientos murales, así como productos de limpieza, insecticidas y aromatizantes (aerosoles en general).
Las fuentes externas están asociadas a la contaminación del aire de la ciudad, constituida también por partículas, gases y vapores, cuyo origen se encuentra en vehículos, industrias y viviendas, que es transportada por el aire, con su carga térmica variable respectiva, que ingresa al interior de los edificios a través de puertas, ventanas, escaleras, ascensores, etc. en forma natural (ventilación natural) y/o por sistemas de ventilación forzada instalados.
El nivel de concentración que alcancen estos contaminantes en el interior de las oficinas depende de tres factores:
- La capacidad de generación de las fuentes, esto es, la cantidad emitida en un determinado lapso de tiempo.
- La velocidad con que éstos son retirados por el sistema de ventilación (tasa de renovación aérea).
- Las características de acondicionamiento previo del aire de renovación.
Lo anterior es particularmente importante, en relación con el control del material particulado en suspensión que ingresa contenido en el aire desde el exterior y sirve como medio de transporte para microorganismos como: virus, bacterias y hongos, facilitando su distribución en los ambientes de trabajo; además, el mismo material particulado se constituye como una sustancia de importancia higiénica, conteniendo partículas alergénicas como el polen o partículas de toxicidad variable como las producidas en la combustión de motores de los vehículos y otras descargas.
Por otra parte, es necesario señalar que el aire externo tiene dos propiedades que actúan como agentes físicos en él y que son de gran importancia para el ser humano, como son la temperatura y la humedad relativa. Ellas son variadas y variables durante el día y el año, y desde el punto de vista del funcionamiento y estado del sistema respiratorio, como del equilibrio y sensaciones térmicas de las personas, deben encontrarse dentro de ciertos rangos que permitan el desarrollo de la actividad en forma normal y de confort permanente en espacios interiores como son las oficinas. A lo anterior se suma su velocidad de circulación en los espacios ocupados y su influencia en la temperatura efectiva y la sensación térmica de las personas.
Desde el punto de vista del confort ambiental, en oficinas y lugares similares con ventilación deficiente y ocupadas por una alta cantidad de personas, se producirá un ambiente de aire “viciado”, que incide en que éstas presenten una serie de síntomas, entre los que se encuentran: dolor de cabeza, falta de concentración, adormecimiento, estornudos y tos, que se asocian con el denominado “Síndrome del Edificio Enfermo”.
En resumen, la calidad del aire se relaciona directamente con el contenido de contaminantes químicos, físicos y biológicos que se encuentran en el aire que ventila naturalmente los ambientes interiores, cuyo origen es interno y externo, en que resulta imposible su control. Los sistemas de ventilación forzada, reconocidos como eficientes para servir en estos ambientes, son aquellos que controlan la presencia de los agentes contaminantes, manteniendo su presencia y comportamiento dentro de estándares reconocidos, que se presentan a continuación.
PARÁMETROS Y ESTÁNDARES RECONOCIDOS A CONSIDERAR EN EL DISEÑO DE SISTEMAS DE VENTILACIÓN PARA AMBIENTES INTERIORES
El control de los niveles de ventilación en áreas interiores de trabajo tiene como objetivo principal mantener un control sobre las concentraciones de los contaminantes y sustancias que son producidas por las personas y/u otras fuentes internas o externas de generación, evitando que éstos ingresen, se trasladen y/o acumulen y generen molestia y malestar como los señalados a las personas, así como también la temperatura y humedad. A continuación se señalan los parámetros a considerar y controlar y mantener en rangos que resulten confortables, de acuerdo con estándares internacionalmente aceptados, los cuales especifican los requerimientos mínimos con los que debe cumplir el aire y la ventilación existente, en general, para instalaciones de trabajo interiores, que debieran considerarse en el diseño e instalación de sistemas de ventilación forzada eficientes.
Tasa de Renovación de Aire
La emisión de anhídrido carbónico (CO2) en la respiración humana tiene relación directa con la carga metabólica de las actividades que se realizan y está ligada a la generación humana paralela de otros contaminantes procedentes del metabolismo humano como agua, aerosoles biológicos, microorganismos y olores (vapores orgánicos y gases), por lo cual, puede utilizarse esta sustancia, que es un gas, como un trazador que nos permite determinar, al conocer las características de la actividad realizada, si la ventilación que se establece en una instalación de trabajo es suficiente para controlar la generación de aquellos otros contaminantes, incluidos los de procedencia biológica común que los acompañan. En base a lo anterior, para cada actividad realizada, existirá una carga metabólica asociada, la cual se relaciona con una tasa de emisión de CO2, que alcanza niveles de concentración que se relacionan con las tasas de ventilación existentes y la concentración de CO2 en el aire de reposición. A continuación se presenta la manera de relacionar dichos parámetros, a través del siguiente esquema simplificado de generación y ventilación en una oficina:
En estado estacionario, esto es, sin acumulación de CO2 en el interior de las instalaciones, se tiene que
De la ecuación (2) se desprende que, conociendo la tasa de generación interna de CO2 y el caudal de ventilación, puede obtenerse la diferencia de concentración de CO2 que en estado estacionario debe establecerse. Si no existen otras fuentes de generación de CO2 diferentes a las personas, se tiene que la tasa de generación interna está dada por:
En normativa y estándares internacionales [ASHRAE 1991; ASHRAE 2004; Comission of the European Communities 1992; España. MTAS 1997; Hernández (s.f.)], se especifican las cantidades de aire fresco y limpio de reposición que debe abastecerse por persona como mínimo en las instalaciones de oficinas, las cuales son del orden de 30 (m3/h) para ambientes no contaminados con humo de cigarrillo; esta cantidad se establece para diluir los bioefluentes emitidos por las personas y en particular, para no percibir olores molestos al interior de las mismas, lo que se basa en estudios para actividades sedentarias como las de oficina (carga metabólica del orden de 70 W/m2), en que se demostró que un caudal de aire de renovación igual o superior a 27 (m3/h) por persona permite que sobre un 80% de las personas inadaptadas al ambiente de trabajo evaluado (visitas) perciban el ambiente como satisfactorio desde el punto de vista del olor. Para obtener un porcentaje de insatisfechos de 10%, el caudal de aire fresco y limpio a inyectar por persona debería ser del orden de 60 (m3/h).
Considerando una ventilación de 30 (m3/h) por persona, trabajo sedentario de oficina (70 W/m2), y utilizando las ecuaciones (2) y (3) en conjunto se tiene que:
considerando que la concentración natural en el aire atmosférico externo del CO2, Ce, debería encontrarse en el orden de 400 [ppm], se tiene que:
Lo anterior indica que al realizar una medición de concentración de CO2 continua en el tiempo, si el nivel de ventilación es aceptable (mayor o igual a 30 [m3/h]), los valores de concentración máximos a obtener deberían ser menores o iguales a 1000 [ppm], que es la concentración límite que se establece como estándar para este parámetro en normas internacionales reconocidas [ASHRAE 2004; Hernández (s.f.)], para estimar como controlada la emisión de contaminantes por parte de las personas. No obstante lo anterior y considerando que la concentración exterior en ciudades muy contaminadas puede alcanzar valores de hasta 500 [ppm], la obtención de una concentración de hasta 1100 [ppm] puede ser el límite de un nivel de ventilación también aceptable.
Por lo tanto, en instalaciones de oficinas en que exista ausencia de otras fuentes de CO2 distintas a las personas, el parámetro anhídrido carbónico constituye el indicado a considerar en la metodología efectiva para determinar el nivel de ventilación que ellas presentan, así como los estándares de comparación establecidos en relación con su origen y representatividad como trazador y en relación con tasas de renovación en espacios ocupados por personas.
La medición de concentración de CO2 se efectúa mediante la utilización de equipos de lectura directa con capacidad de almacenamiento de datos como el que se presenta en la Figura Nº 1, que se instala durante un período representativo en el sector a evaluar, para luego estudiar su variación en el tiempo y relacionarla con niveles de ocupación, tasas de ventilación y el comportamiento del sistema de ventilación.
Durante la ausencia de personas, si la renovación del aire es suficiente, por ventilación forzada o natural, los niveles de CO2 disminuirán hasta valores de concentración cercanos a los del aire exterior antes de que vuelva a ocuparse el edificio; en caso contrario, los valores mínimos irán en aumento debido a la acumulación del contaminante citado.
Temperatura y Humedad Relativa
Para los ambientes de trabajo se pueden definir rangos para el parámetro temperatura que resultan confortables para la mayoría de las personas, que dependen del trabajo realizado (carga metabólica) y de la vestimenta utilizada y que permiten establecer el equilibrio térmico que el cuerpo necesita en forma convectiva y otras entre la piel y el ambiente en la mejor condición, con sensación de frío por debajo del rango establecido y de calor por sobre éste, sensaciones que serán mayores mientras más alejada se encuentre la temperatura de dicho rango.
De acuerdo con lo anterior, si bien es importante considerar la actividad física que realiza el individuo, que para este caso es de nivel bajo, ya que el trabajo en oficinas es considerado como sedentario, también es importante el nivel de arropamiento que presenta, por lo cual se han definido rangos de temperatura del aire que consideran la variación que presenta la vestimenta de acuerdo con la época del año; así, en época invernal, los individuos presentarán un mayor nivel de arropamiento que en época estival.
En relación a la temperatura de confort para trabajo relacionado con oficinas, de acuerdo con normativas internacionales reconocidas(5), los estándares de rangos propuestos son los siguientes:
Estos son aplicables considerando que las fuentes de calor radiante en las instalaciones –o como tales– son de aportes menores. Estos intervalos de temperatura pueden obtenerse además mediante la aplicación de la Norma Chilena NCh 2691.Of 2002 [INN (Chile) 2002], la cual considera que para obtener un ambiente térmico aceptable el porcentaje de disconformes al respecto no debe superar al 10%.
Por otra parte, la humedad relativa del aire también es un parámetro importante a considerar, ya que una gran parte del calor que genera el cuerpo humano se disipa por evaporación de sudor a través de la piel, favoreciéndose con una humedad relativa del aire baja y retardándose si ésta es alta, por lo que ella ejerce una influencia importante en el confort y demás sensaciones físicas de las personas; en general, el valor de humedad relativa ideal es de 50%. Para valores de humedad relativa bajo el 30% pueden producirse reacciones fisiológicas perjudiciales por una sensación de resecamiento de las mucosas respiratorias, sequedad en la piel, etc., pudiendo originarse, además, descargas electrostáticas en los locales por efectos de fricción.
Por otra parte, para humedades relativas por sobre el 70% puede verse perjudicada la condición fisiológica de las personas, pudiendo causarles náuseas debido a la reducción de la capacidad de generar sudor del cuerpo, reacciones alérgicas y la modificación de las cualidades de muchas sustancias contenidas en el lugar como el crecimiento de microorganismos –muy particularmente– sobre la vestimenta, muebles, etc. Además, el exceso de humedad puede provocar la condensación de agua sobre las paredes frías, favoreciendo la reproducción de material fúngico y presencia de sus esporas en el ambiente, generando reacciones alérgicas en las vías respiratorias.
El estándar del rango de valores del parámetro humedad relativa recomendado (ASHRAE 1991), para temperaturas como las señaladas anteriormente y considerando lo señalado en los párrafos anteriores, se encuentra entre 30% y 50%.
La medición de estos parámetros, temperatura y humedad relativa, se realiza en forma simultánea con la medición de concentración de CO2, utilizando para ello el mismo equipo de medición presentado en la Figura Nº 1.
Velocidad del Aire
El movimiento del aire influye de manera directa en el fenómeno de transmisión de calor del cuerpo hacia el ambiente, tanto en la pérdida como en la ganancia, ya que el acercamiento del aire en movimiento al cuerpo y sobre la superficie de la piel, facilita, además de la transferencia de calor convectiva, la eliminación de transpiración como vapor de agua, generando con ello, en ambientes calurosos, una sensación de agrado y frescura aún cuando las condiciones de temperatura y humedad relativa ambientales no varíen. Relacionado con lo anterior existen velocidades del aire que bajan la temperatura efectiva que las personas perciben, esto es, modifican la sensación térmica de las mismas; al respecto y debido a que las temperaturas que son percibidas como confortables dependen de la actividad (carga metabólica) que la persona realice, se tiene que para personas normalmente vestidas, en una actividad ligera y con una temperatura ambiental de entre 20 y 24 ºC, un movimiento de aire a una velocidad cercana a 0.5 m/s les proporciona una sensación de frescor confortable, pero para personas con una actividad pesada, con gran esfuerzo muscular, esta sensación de alivio se producirá a velocidades del aire sobre 2.5 m/s.
De la misma manera que para la temperatura y la humedad relativa, las normas de organismos internacionales (ASHRAE 1991), establecen ciertos valores para que la velocidad del aire, por exceso o por defecto, no llegue a producir una sensación de incomodidad o malestar en las personas. De acuerdo con lo anterior, según ASHRAE (ASHRAE 1991), el rango de Velocidad del Aire de Confort de este parámetro para trabajo relacionado con oficinas, varía entre 0.13 y 0.23 m/s, para un nivel de recirculación del aire de entre 4 y 10 ciclos de circulación por hora.
Respecto de las velocidades del aire que se establecen en el interior de oficinas, éstas dependen, en general, de la recirculación del aire establecida en equilibrio con los equipos de acondicionamiento térmico, los cuales, en sistemas centralizados, toman una fracción de aire fresco proveniente desde el exterior, que se ha filtrado y corresponde al aire de renovación, lo mezclan con otra fracción de aire proveniente desde el interior (fracción recirculada), que también se filtra, lo acondicionan térmicamente y lo inyectan en las instalaciones a través de ductos ramales y difusores de distribución, diseñados y ubicados en relación con la distribución del personal, siendo importante la velocidad de inyección en los difusores, no mayor a 2 m/s, así como su distribución en relación con celosías del o los sistemas de extracción paralelos que deben existir en las instalaciones.
La medición de la velocidad del aire, para el rango señalado anteriormente, se efectúa mediante la utilización de un equipo termo-anemómetro, que es de lectura directa, el cual se presenta en la Figura Nº 2. El equipo citado sólo indica en forma cuantitativa la velocidad del aire; el sentido y forma de desplazamiento que éste tenga puede ser observado mediante la utilización de un trazador de movimiento del aire o fumígeno.
Material Particulado en Suspensión
El material particulado que ingresa con el aire externo a través de los sistemas de ventilación o en forma natural, constituye un parámetro que guarda directa relación con la contaminación microbiológica en ambientes interiores, ya que microorganismos como las bacterias se sustentan en él, resultando ingresadas, transportadas y distribuidas de esta manera, lo cual puede ser perjudicial para la salud de las personas, siéndolo también el propio material particulado diverso que es acompañado también por esporas de hongos, pólenes y otros alergénicos o irritantes, cuya importancia higiénica reconocerá el profesional competente, considerando también el sector en que las instalaciones de oficina se encuentran insertas. Lo anterior hace necesario considerar en el diseño este parámetro y estándar asociado, que implica la necesidad de filtrar todo el aire previo a su ingreso a las instalaciones, condicionando, para poder obtener su control, a hacerlo a través de sistemas de ventilación forzada que, además, tendrán que mantener una condición de sobrepresión interna respecto del exterior que impida el ingreso de aire externo contaminado sin filtrar a través de aberturas o fallas de hermeticidad, que constituye una regla básica a considerar en el diseño de estos sistemas. Los filtros para polvo a utilizar deben ser de una eficiencia de retención suficiente para que, considerando las características de las partículas de la contaminación ambiental exterior, la concentración de material particulado en el interior de las instalaciones sea igual o menor que 50 mg/m3, estándar recomendado por la normativa internacional (ASHRAE 2004), para un tamaño de partícula inferior a 10 mm, o sea para polvo PM10, que corresponde a tamaños de partículas que originan el mayor riesgo para la salud de las personas debido a que son bastantes pequeñas y penetran en las defensas naturales del sistema respiratorio, siendo, por su pequeño tamaño, difíciles de retirar de dicho sistema.
Un sistema de ventilación bien diseñado contará con medios filtrantes de retención mayoritaria de estas partículas que permitirá a la vez la retención de material biológico (bacterias, esporas), impidiendo su ingreso y reteniéndolo con las demás partículas del aire de renovación y del que es recirculado.
La medición de este parámetro se puede realizar mediante equipos de lectura directa y dotados de un filtro para polvo conectado en paralelo para calibrar gravimétricamente la medición y de un ciclón separador de partículas, cuya función es separar del polvo ambiental una fracción de partículas que poseen una cierta distribución porcentual respecto de sus diámetros aerodinámicos y que es la que se necesita cuantificar. En la Figura Nº 3 se muestra equipo de medición.
Otros Contaminantes
Cuando existe la certeza o la sospecha de la presencia de gases de combustión o sus derivados en el interior de las instalaciones, ya sea procedentes desde el exterior o desde el mismo espacio interior (calefacción, estacionamientos conectados y otros), una forma de evaluar su presencia es a través de la medición de los niveles de concentración de Monóxido de Carbono (CO), cuya presencia y concentración sirve, además de determinar al contaminante más peligroso, como trazador en relación con los procesos de combustión y lo que puede ocurrir con la presencia de otros agentes presentes en los humos y gases que se producen.
La concentración de CO permitida como estándar en oficinas de acuerdo con normativa internacional (ASHRAE 2004) puede alcanzar hasta 9 ppm.
La medición de este parámetro se realiza en forma simultánea con la medición de concentración de CO2, utilizando para ello el mismo equipo de medición presentado en la Figura Nº 1, el cual deberá contar con el sensor respectivo.
Otro tanto puede ocurrir con otros productos que se utilicen y/o puedan incorporarse al aire del espacio interior de distintas formas como puede ocurrir con el Ozono, Formaldehído, Isocianatos, etc., muchos de los cuales no debieran existir en espacios interiores ocupados por personas como oficinas.
GESTIÓN DE SISTEMAS DE VENTILACIÓN
En el punto anterior se abordan los parámetros más importantes a considerar en el diseño de sistemas de ventilación forzada y los estándares aplicables recomendados respectivos, indicando la forma de medición de los mismos. Un diseño o instalación que los haya considerado deberá, para que su obtención sea posible, contar con los elementos capaces de producir los estándares señalados, para lo cual estos sistemas deberán estar constituidos por circuitos de ductos de inyección y extracción en relación con la distribución de las personas y sus respectivos difusores y celosías, filtros apropiados para partículas del aire de renovación y del recirculado, acondicionadores térmicos y de humedad (si fuera necesario) con capacidad de enfriamiento y calefacción suficiente, motor ventilador con características de presión y caudal necesarios, toma de aire externo desde lugar apropiado, descarga de aire extraído al exterior, etc.
Un sistema que cuente con todos los elementos necesarios, como los señalados, bien diseñado y con sus especificaciones correctas, permite obtener el nivel de confort necesario. Pero, por ser las necesidades de confort variables y también el comportamiento de los elementos constitutivos del sistema, para obtener condiciones de confort apropiadas en forma permanente es necesario que se realice una gestión orientada a que se mantengan o regulen, dependiendo del caso, las condiciones o nivel de funcionamiento de todos sus elementos, complementando el sistema con instrumentos que permitan o faciliten el control apropiado. Por ejemplo, los manómetros diferenciales, que permiten observar el nivel de saturación de los filtros para polvo que afectan el caudal de aire inyectado y de renovación especificados, los sensores térmicos (y de humedad cuando son necesarios) conectados entre el recinto o recintos ocupados y el acondicionador respectivo para regular la temperatura y set point de acuerdo con las condiciones externas del día a día, reguladores de paso de aire que permiten actuar sobre las tasas de renovación y recirculación en relación con el nivel de ocupación o necesidades térmicas. Junto con la logística anterior y acciones respectivas en relación con su respuesta operativa, la inspección y revisión del estado de funcionamiento y lubricación del sistema de impulsión motorventilador de la inyección como de la extracción y sus transmisiones, la regulación de la velocidad, la mantención de diferencias entre inyección y extracción, la atención a observaciones y requerimientos de los usuarios en el día a día, acciones específicas en relación con hallazgos y modificaciones que pueden afectar el comportamiento del sistema o la percepción de los usuarios, la mantención de registros de inspecciones realizadas, hallazgos, mantención, intervenciones sobre el sistema y sus elementos, constituyen algunas de las principales prácticas que permiten evidenciar y asegurar que el sistema produce y entrega en forma permanente las condiciones de confort que el personal necesita. La gestión debe encontrarse inserta dentro de la organización de la empresa a cargo de personal competente capaz de ejecutar acciones y controlar responsablemente estos sistemas.
Finalmente, para verificar y asegurar el buen funcionamiento integral de los sistemas de ventilación, diseñados y gestionados como se ha señalado, la empresa debe considerar la realización de Evaluaciones de Calidad del Aire orientadas a verificar los parámetros y estándares señalados con ocasión de su instalación y recepción; y luego de modificaciones al sistema en relación con las instalaciones y/o la distribución de las personas en su interior u otras que lo pudieran justificar. Para estos efectos es necesario contar con los planos del sistema, especificaciones de su funcionamiento y características de sus elementos constitutivos, que permitan un análisis más exhaustivo.
REFERENCIAS
- American Society of Heating, Refrigerating, and Air-Conditioning Engineers. 1991. ASHRAE handbook: heating, ventilating, and air-conditioning applications. Atlanta: ASHRAE.
- . 2004. ASHRAE Standard: Ventilation for acceptable indoor air quality. ANSI/ ASHRAE Nº 62.1
- Comission of the European Communities. 1992. European Concerted Action “lndoor Air Quality and Its Impact on Man “. Report No. 11: guidelines for Ventilation Requirements in Buildings. Luxembourg: Office for Publications of the European Communities.
- España. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. 1997. REAL dECRETO 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo. BOE nº 97 23/04/1997. España: MTAS.
- Hernández A. (s.f.). NTP 742: Ventilación general de edificios. España: INSHT.
- Instituto Nacional de Normalización. (Chile). 2002. Ergonomía – Medioambientes térmicos moderados – determinación de los índices PMV y PPd y especificación de las condiciones de comodidad térmica. NCh2691.Of2002. Santiago: INN.
Por: Nelson Ayala A.1, gonzalo Oliver R.2
1. Ingeniero Civil Químico. depto. de Ingeniería Ocupacional, Asociación Chilena de Seguridad
2. Ingeniero Civil Químico. depto. de Ingeniería Ocupacional, Asociación Chilena de Seguridad
Fuente: Ciencia y Trabajo
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