Bio-remediación de suelos

Lo primero que hay que saber es que la bioremediación de suelos no es un proceso instantáneo, es decir, el suelo no queda descontaminado nada más aplicarle los microbios precisos. Cuando esta tecnología se presentó a la opinión pública en los comienzos de la década de los 80, los responsables de su comercialización y de su patente, hombres de negocio sin escrupulos, lo presentaron como “un milagro curativo” que eliminaba de los suelos todas las sustancias contaminantes en sólo unos días de tratamiento. Además, este tratamiento, muy a menudo en aquella época, consistía en nada más que agua y una barata pulverización del suelo afectado. En la actualidad, conocemos que la bioremediación es, obviamente, un proceso mucho más complicado.

Los resultados de su aplicación varían dependiendo del nivel de contaminación, del tipo y duración de los contaminantes implicados y de las propias condiciones ambientales del terreno, como son la temperatura, el clima y la presencia de sustancias químicas, tanto sólidas como líquidas. Una expectativa realista, por ejemplo para conseguir una reducción razonable en los niveles de contaminación producida por hidrocarburos, sería de un período comprendido entre 90 y 150 días, aunque dependiendo de los factores anteriormente citados ese período podría alargarse hasta los 18 meses.

Existen dos métodos de bioremediación: aumentada y no aumentada.

En la bioremediación aumentada el proceso de tratamiento consiste en estar continuamente añadiendo microbios que eliminen los residuos contaminantes.

En la no aumentada se utilizan sustancias químicas para activar a los microbios locales que ya estén presentes en el suelo y que eliminarán los residuos no deseados, es decir, los contaminantes. Este método está en fase experimental y aún no se conocen bien sus resultados. Entre los problemas que presenta este nuevo método se pueden citar: que los microbios necesarios no se encuentren en el suelo afectado y que las sustancias químicas aplicadas sean dañinas tanto para ese suelo como para las personas que lo manipulan. La aplicación de sustancias químicas para la limpieza de suelos contaminados se utilizó en el desastre ecológico producido por el vertido de petroleo del buque petrolero Exxon Valdez en las costas de Alaska, desafortunadamente algunos trabajadores de las tareas de limpieza sufrieron quemaduras en sus brazos y caras debido a esas sustancias químicas.

Es fundamental que antes de implementar cualquier actuación de bioremediación se lleve a cabo una auditoría ambiental, que trate sobre las características del terreno implicado, para determinar el tipo de contaminantes y si en verdad la aplicación de esta tecnología ofrece una “cura” apropiada. En la actualidad, los contaminantes que se pueden tratar con la bioremediación son: todo tipo de grasas y aceites, hidrocarburos, petroleo, anticongelantes, líquidos de freno, pinturas y algunas sustancias químicas tóxicas. La escala y los niveles de contaminación son cruciales para la evaluación del terreno. También, en la auditoría se debería establecer el plazo de tiempo necesario para la limpieza del suelo contaminado.

Los microbios utilizados tienen que ser activados antes de su aplicación, generalmente mezclándoles con agua. Esta solución resultante es entonces añadida al suelo, pudiéndose utilizar para ello varias técnicas. Estas técnicas van desde la simple pulverización sobre la superficie contaminada hasta la dispersión en el subsuelo mediante tubos plásticos perforados. También se pueden usar técnicas propias de la agricultura como puede ser el remover primeramente toda la tierra para después aplicar dicha solución tratante. Para la utilización de uno u otro método hay que tener en cuenta si existen capas de suelo impermeables.

Uno de los más importantes aspectos de esta técnica es su bajo coste. La bioremediación tiene un coste estimado entre el 30 y 50% más bajo que otras técnicas convencionales de limpieza. Hay también otro importante factor ambientalmente hablando: la bioremediación ofrece una mejor solución en la limpieza efectiva y completa de residuos contaminantes que el simple transporte a otro lugar de las tierras afectadas o la liberación de las sustancias tóxicas a la atmósfera.

Con los actuales avances en ingeniería genética pronto se podrán crear “super microbios” que aumenten la velocidad de limpieza y sirvan de estándar a esta biotecnología.