Artículo dirigido a la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados
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- El 1 enero, 2000
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Sr. Secretario de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados
Con motivo de la venta de un Reactor Nuclear de Investigación a Australia y la eventualidad de que se gestionen en nuestro país los elementos combustibles gastados, se han producido algunas declaraciones que, amplificadas por los medios, tratan de generar temor en la población, y suman nuevas preocupaciones a las que ya existen en nuestro país.
Creo que algunas afirmaciones que se hacen muestran un gran desconocimiento de las normas y criterios técnicos de protección radiológica que se aplican así como de los riesgos radiológicos involucrados por lo que considero conveniente aclarar alguna de ellas.
El Transporte:
1) El transporte de Material radiactivo se realiza cumpliendo los requisitos del Reglamento Internacional de Transporte Seguro de Material Radiactivo, que tiene exigencias especiales respecto a los contenedores, los que, de acuerdo a su destino, deben resistir pruebas de impacto en condiciones extremas y choques seguidos de incendios sin que afecten su contenido. Se han realizado pruebas en escala 1/1 de choques de camiones y de trenes y estudios analíticos de colisión de barcos en el mar, lo cual da una idea de las medidas de seguridad puestas en juego.
2) Se transportan diariamente miles de bultos en todo el mundo con resultados muy satisfactorios considerando que efectivamente ya han ocurrido choques reales de camiones en autorrutas y han caído y se ha producido el incendio de aviones con diferentes bultos radiactivos los que, a pesar de la ocurrencia de estos accidentes, han impactado sin diseminar su contenido. Estas medidas y su control son más restrictivas que las que se aplican en el transporte de otras substancias de riesgo como ser el petróleo, que determina la ocurrencia periódica de catástrofes ecológicas irreversibles. En cambio, el incendio y hundimiento de un barco con un contenedor de material radiactivo no debe afectar al público ni el medio ambiente.
3) La radiactividad de los elementos combustibles gastados de un reactor de investigación que se han dejado decaer varios años es muy pequeña si se la compara, por ejemplo, con las fuentes radiactivas que se usan en las Plantas de Irradiación de alimentos y dispositivos médicos o las que se usan en Radioterapia que se transportan entre los Hospitales de todo el mundo incluyendo los de nuestro país que es además uno de los principales productores de fuentes de Cobalto-60. La actividad de estas fuentes es cientos de veces superior a la de estos elementos combustibles.
4) De hecho ya se han acondicionado, embalado y exportado por barco a los Estados Unidos más de 200 elementos combustibles gastados y decaídos del Reactor de Investigación RA-3 con un enriquecimiento en Uranio mucho mayor que el de los elementos combustibles del Reactor de Australia sin que se produjeran incidentes. Las dosis de radiación recibidas por el personal que realizó tareas de corte y acondicionamiento de estos elementos combustibles en los contenedores de transporte son semejantes a las que recibe anualmente la población por radiación natural.
5) Países como Francia realizan también distintas tareas de gestión, acondicionamiento y transporte de elementos combustibles utilizados en otros países con una radiactividad miles de veces superiores a las que eventualmente podrán alcanzar los elementos combustibles del reactor de Australia cumpliendo los requisitos del mencionado Reglamento Internacional.
6) La hipótesis de caída de aviones terroristas sobre un transporte es considerada posible pero con menor costo de vidas humanas que la caída del mismo avión en un centro poblado o el ataque de fuentes con mayor radiactividad. Por otra parte el uso de explosivos sencillos puede provocar también daños ambientales en un barco de transporte de productos químicos o de combustibles por lo que este análisis debe ser realizado por especialistas en este tema.
En síntesis el eventual transporte futuro de elementos combustibles gastados de reactores de investigación no implica un riesgo que debiera preocupar a la población porque las medidas de seguridad que se toman son muy eficaces. Además, el riesgo es muy inferior al del transporte de otras substancias radiactivas que ya se realizan habitualmente en el país y todo el mundo.
Los organismos responsables de las regulaciones nucleares han establecido criterios estrictos con un control superior al que se emplea en el transporte de otras substancias peligrosas. Sería deseable que los criterios aplicados en el transporte de la industria nuclear se aplicaran y controlaran de la misma forma en otras actividades de riesgo como ser el petróleo y los productos químicos.
“Justificación de la Práctica”:
1) Por más pequeño que sea un riesgo el mismo no debe ser aceptado si no implica un beneficio mayor a cambio. Este principio es un criterio básico de Protección Radiológica que debe aplicarse antes de autorizar una práctica determinada. Es importante destacar este principio pues, aun en el caso que el riesgo sea extremadamente pequeño, no es aceptable si la sociedad no recibe a cambio un beneficio mayor y esto debe ser evaluado cuantitativamente antes de tomarse la decisión de autorizar una práctica.
2) Se pueden dar diversos ejemplos, uno de ellos es el caso de los pararrayos radiactivos cuyo riesgo radiológico es realmente muy pequeño pero la magnitud de los beneficios no justifican su autorización
3) El Radiodiagnóstico médico, ya sea por radiología general, tomografía computada o Medicina Nuclear es la principal fuente de radiación artificial del hombre. Los beneficios que se obtienen son muy importantes pero se reciben también dosis de radiación innecesarias. La Protección Radiológica realiza un esfuerzo muy importante para lograr que las dosis recibidas en Radiodiagnóstico estén justificadas y sean las mínimas necesarias para obtener una buena imagen eliminando las dosis que son prescindibles.
En síntesis, una decisión sobre una práctica que afecte la protección radiológica debe incluir un análisis de la relación costo radiológico / beneficio económico-social
La comparación con Chernobil:
1) Permanentemente, y en cualquier circunstancia, la prensa hace comparaciones con el accidente de Chernobil. Si la comparación no está realmente justificada es una irresponsabilidad atemorizar a la población provocándole angustia y daño psicológico solamente con el objeto de lograr sensacionalismo.
2) Es bien sabido que el accidente de Chernobil no puede ocurrir en los reactores de occidente, primero porque existen exigencias reglamentarias de seguridad que impiden la operación en esas condiciones, segundo porque el accidente fue fruto de una experiencia irresponsable consistente en “inhabilitar los sistemas de seguridad” que, dadas las consecuencias ya conocidas por todos, no parece probable que alguien desee repetirlas, y tercero, porque en las centrales de occidente, aún en el caso que se decidiera provocar en forma voluntaria un accidente de ese tipo sería imposible lograrlo por las profundas diferencias de diseño que impiden que un reactor pueda alcanzar los valores de potencia que originaron el accidente.
3) La evolución de la seguridad en las Centrales Nucleares a partir de Chernobil fue muy importante y en particular en nuestro país. En marzo del año 1986, algunos meses antes del accidente de Chernobil, se había elaborado un informe técnico muy extenso donde se hacían una serie de observaciones y recomendaciones para mejorar la seguridad de la Central Nuclear de Atucha. Dicho informe, que fue considerado un documento antinuclear, tomó estado público y fue publicado en los diarios del país e incluso en algunos diarios extranjeros como el Washington Post.
4) Con posterioridad a Chernobil, la Central de Atucha realizó una serie de cambios radicales en el diseño y en la forma de conducir la operación que determina que hoy en día, el “análisis probabilístico de seguridad” ( una herramienta cuantitativa utilizada para evaluar el riesgo de un accidente grave con daño del núcleo del reactor), indica que el riesgo es 50 veces menor de lo que era en ese entonces. Naturalmente que esta nueva situación, documentada en diversos informes técnicos, y presentada en foros internacionales no despertó el mismo interés en los medios, que habitualmente prefieren publicar informes sobre Chernobil aunque no sean aplicables a nuestras Centrales Nucleares.
5) Actualmente los análisis de seguridad evalúan no solo los accidentes previstos en el diseño sino también aquellos accidentes en los cuales todo se rompe, ningún equipo de seguridad funciona y además los operadores no ejecutan ninguna acción para proteger la Central. Incluso en estos escenarios, llamados de Accidentes Severos, no se pueden dar situaciones semejantes a Chernobil y en todo caso el operador cuenta con muchas horas de tiempo para decidir distintas medidas de recuperación que impidan un impacto importante en el medio ambiente.
Las dosis bajas de radiación y los criterios de Protección Radiológica.
1) Es conveniente aclarar que el conocimiento que se posee actualmente sobre los efectos de las radiaciones ionizantes en la producción de cáncer fue determinado sobre la base del estudio de las poblaciones irradiadas con altas dosis y en forma instantánea como resultado de las bombas atómicas caídas en Hiroshima y Nagazaki. Esto quiere decir que no existen datos epidemiológicos que permitan afirmar que los efectos de la radiación a bajas dosis recibidas en períodos largos de tiempo, son comparables a los efectos a mayores dosis de radiación.
2) Como resultado de esta situación que no permite ni afirmar ni negar los efectos de la radiación a bajas dosis se considera prudente asumir una posición conservativa y considerar que la relación causa / efecto de la radiación es igual a altas dosis que a bajas dosis (hipótesis de respuesta lineal sin umbral)
3) Dada la imposibilidad de demostrar los efectos de la radiación a bajas dosis algunos científicos han polemizado sobre la hipótesis de respuesta lineal sin umbral y afirman que los efectos a bajas dosis no existen e incluso que tiene un efecto beneficioso (hipótesis de la hormesis). Esta postura no es compartida ni por la Comisión Internacional de Protección Radiológica ni por las Sociedades que agrupan a los profesionales de la Protección Radiológica.
4) Esta situación de falta de información de los efectos a bajas dosis es común a los riesgos no radiológicos. En el caso de los gases de combustión de los vehículos, de los tóxicos químicos o de las radiaciones no ionizantes se pueden determinar los niveles de exposición por encima de los cuales aparecen efectos letales o agudos mensurables. A bajas exposiciones no es posible asegurar si existen o no efectos biológicos debido a la exposición.
5) Las dosis naturales de radiación que recibe la población son variables dentro de ciertos márgenes. Por ejemplo las dosis que se reciben por los nucleidos naturales que están en la tierra varían de acuerdo al terreno, y es habitualmente mayor en regiones rocosas que en terrenos sedimentarios. Por otra parte, la exposición a la radiación cósmica aumenta con la altura, por lo que subir montañas o viajar en avión representa un aumento importante de dosis.
En síntesis, si bien se debe asumir que pueden existir efectos incluso a muy bajas dosis de radiación, no parece prudente provocar el miedo o la aprensión en la población cuando los niveles de dosis recibidas están justificados y los valores corresponden a las variaciones propias de la radiación natural.
La actitud recomendada en estas circunstancias es aplicar los principios de la Protección Radiológica y tomar las medidas de seguridad, control y prevención que recomiendan las Organizaciones Internacionales como las de la Organización Mundial de la Salud, la Organización Internacional del Trabajo y la Comisión Internacional de Protección Radiológica y en todo caso contar con el apoyo de personal técnico capacitado y con experiencia en el tema.
Sin otro particular y quedando a su entera disposición lo saluda,
Dr. Rodolfo E. Touzet
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