Apoyo tecnológico nuclear para Misiones
- Creado por admin
- El 28 diciembre, 2009
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Hace varios años -en épocas de violenta exaltación del fanatismo ecolátrico y de vigencia arrolladora del neoliberalismo (procesos que han ido “de la mano”)-; a consecuencia de presiones de grupos ultra ecologistas de Eldorado, previamente impulsados por una activista antinuclear foránea, el Concejo Deliberante de esa ciudad sancionó una insólita y absurda ordenanza que declaró a Eldorado “ciudad libre de instalaciones nucleares”.
Conociendo los recientes acuerdos de La Provincia con la CNEA, ¿qué dirán o harán ahora esos militantes de obtusos enfoques, y aquellos concejales que virtualmente –según los hechos- se habrían dejado “llevar de las narices” para sancionar ese brulote.
El 10 de diciembre de 2009 se firmó en la ciudad de Montecarlo, Misiones, un muy importante convenio –puede decirse trascendental por los alcances y por el nivel de apoyatura tecnológica- entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Provincia de Misiones.
Si bien ambos proyectos están en la etapa de obtención de financiamiento, es de desear que se concreten a la brevedad, lo cual es muy factible tanto por las positivas implicancias para esta provincia estructuralmente pobre y postergada, como por el alto nivel científico y reconocida seriedad profesional de la CNEA.
En el área de medicina el Centro de Diagnóstico, Tratamiento, Investigación y Docencia del Bocio Endémico (tal su denominación) será a no dudar un significativo avance para erradicar uno de los males crónicos, típicos de estructuras socio económicas subdesarrolladas, que aquejan a Misiones, como patologías estructurales. Analicemos que los sectores ultra ecologistas imputan como “males de las represas” a diversos males que son endémicos de regiones pobres y postergadas de Argentina, como parte de sus habituales acciones de “ecoterrorismo”.
En lo socio económico, el Plan para la Erradicación y control de la Mosca de la Fruta será un aporte a las actividades agrícolas que en esta provincia de estructura primaria, tienen una incidencia mayor en el Producto Bruto Geográfico (Provincial) respecto a las provincias de la Gran Región Central, mucho más industrializada, tecnificada y diversificada.
El tema puede ser analizado desde diversos ángulos, todos válidos y complementarios, dentro de las complejidades que el todo de la realidad siempre presenta.
Por una parte, es muy positivo el grado de apertura que está evidenciando la CNEA, ente que evidencia interpretar la enorme importancia de hacer conocer su accionar a lo largo y ancho de todo el país, y de mostrar presencia efectiva en todas las provincias; con lo cual el efecto multiplicador altamente positivo de su accionar científico y productivo irá abarcando más tangiblemente a toda nuestra enorme geografía (excepto claro está –al menos por ahora- las extensas áreas usurpadas por Gran Bretaña, pero esa es otra historia).
En el Sector Nuclear hace algunos pocos años se entendió ¡por fin! la importancia de no solo hacer –que por cierto hacen muchas y muy buenas cosas- sino también de difundir ampliamente las acciones. Y a la vez, esta apertura al “país marginado”, conformado por el Norte Grande (NEA más NOA) y el Sur despoblado, está ubicando al Sector Nuclear en toda nuestra vasta extensión geográfica. En la misma línea de acción puede ubicarse la anunciada instalación del primer reactor nuclear CAREM en Formosa, lejos de la Pampa Húmeda, y justo allí donde se necesita inyectar Potencia y Energía en uno de los extremos de las redes del SADI (Sistema Argentino de Interconexión).
También es una muestra saludable de descentralización provincial que en Misiones se haya seleccionado la pequeña ciudad de Montecarlo como sede de estas concreciones y avanzadas nucleares, evitándose al menos en parte acentuar la macrocefalia provincial.
Montecarlo –la sede de estos acuerdos- es una pequeña y muy pintoresca ciudad, ubicada junto al Río Paraná, casi en la mitad del trayecto entre la capital provincial Posadas, y Puerto Iguazú. Se formó originalmente como una colonia de inmigrantes alemanes, mayoritariamente provenientes del sur del Brasil.
A escasos cincuenta kilómetros al norte de Montecarlo, está ubicada la ciudad de Eldorado, que es la tercera ciudad provincial en orden de importancia, y a la sazón también originalmente constituida en base a inmigración germana, pero en este caso proveniente directamente del viejo continente.
Pocos años atrás, el Concejo Deliberante de Eldorado, presionado por grupos ecologistas fundamentalistas locales, sancionó una absurda Ordenanza, declarando a Eldorado “ciudad libre de instalaciones nucleares”, todo a consecuencia de alguna incoherente disertación de una militante ecolátrica foránea, que despertó las fáciles adhesiones de dichos grupos pseudo ambientalistas ultras.
Además de las diatribas habituales cargadas de prejuicios contra la generación nuclear (que por cierto es mucho más limpia y “amigable” con el entorno que la generación termoeléctrica, lo que esos fanáticos jamás parecen darse por enterados), el dislate fue mayúsculo, pues pretendieron prohibir “toda” actividad nuclear…por lo que sin duda las aplicaciones medicinales y productivas, como las aprobadas en Montecarlo –a las puertas de Eldorado-, entran dentro de esas inusitadas “prohibiciones”.
Ese fue otro más de los tantos disparates divorciados de todo basamento científico y fuera del contexto de la realidad; solo existente en esas “realidades virtuales” que las mentes afiebradas de algunos grupos de fanáticos pueden concebir; que en el marco del negacionismo psicológico que evidencian, les hacen cerrarse a todo razonamiento sistemático y a no reconocer la realidad palpable y demostrable, reemplazándola por sus “paraísos cavernarios” a los que pretenden condenarnos por la fuerza de las mentiras, las presiones patoteriles y los discursos apocalípticos, herramientas cotidianas de esos grupos, algunos de los que pueden considerarse “terroristas ecolátricos”.
Son los mismos fanáticos que hoy se enrolan en la oposición total a nuevas –y en realidad imprescindibles- usinas hidroeléctricas, mientras que esos mismos fanáticos con discursos cargados de odios e irracionalidades, parecen no ver los múltiples males de la miseria, y los estragos que los venenos químicos utilizados en las plantaciones de tabaco, producen en todo su entorno, con sus secuelas de malformaciones congénitas, muertes prematuras, atrasos mentales, etc.
Por: Carlos Andres Ortiz
Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – F.I. UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate De Mbororé
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