Aplicaciones y riesgos del plomo
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- El 3 enero, 2014
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Simbolizado como Pb, el plomo es un metal (perteneciente al grupo de los denominados “metales pesados”), de numero atómico 82 y peso atómico 207,19. Su principal fuente, en la naturaleza, lo constituye la galena (sulfuro de plomo, PbS), aunque también puede presentarse en sulfatos, carbonatos y -en menor medida- fosfatos, arseniatos y otras sales.
El plomo que se obtiene por extracción del mineral de la mina es tratado fisicoquímicamente para obtener el metal elemental, que constituye -por lejos- la forma industrial más utilizada de este elemento.
Se trata de un metal de características particulares. Cuenta, por caso, con un punto de fusión relativamente bajo (327° C) y es muy maleable, lo que permite su manipulación e industrialización con gran facilidad. Asimismo, es un buen conductor del calor y la electricidad, y posee una densidad relativa elevada de 11,3 kilogramos por decímetro cúbico (kg/dm3) a 20° C. Adicionalmente, posee un color plateado azulado, el cual se opaca al formarse una película gris de óxido de plomo, que lo protege de la corrosión.
El plomo ha sido y es frecuentemente utilizado en muchas aplicaciones industriales y domésticas, destacándose sobre todo las placas de los acumuladores eléctricos. Suele empleárselo en cubiertas de cables, debido a su ductilidad, que permite su extrusión y formación de una capa protectora continua. También se lo aprovecha en la industria de los pigmentos, aunque este uso está decreciendo en forma gradual por razones toxicológicas.
Se utilizan sales de plomo en la industria del vidrio, como estabilizadores en la industria plástica, como antidetonantes en combustibles (plomo tetraetilo), como detonadores de explosivos y como insecticidas.
El metal ha tenido, además, amplios usos en caños de conducción de agua potable. En efecto, aún existen hogares que poseen este tipo de cañerías, debido a la baja corrosión que sufre, lo que lo mantiene inalterado por largos periodos de tiempo.
En el ambiente
El plomo puede pasar al ambiente de diversas maneras, como por ejemplo formando parte del material particulado, a partir de combustión de combustibles que contienen tetraetilo de plomo, tal como ciertas naftas utilizadas en aviación (AVGAS, gasolina de aviación de alto octanaje). Otra fuente está constituida por las fundiciones de este metal, que pueden generar un problema local de calidad de aire importante en la zona de influencia.
También puede contaminar suelos y napas, fundamentalmente debido a prácticas industriales y de procesamiento incorrectas, a una disposición final inadecuada de residuos o a un mal manejo de estos.
Una gestión deficiente de los acumuladores eléctricos en depósitos de chatarra automotriz, donde las baterías se deterioran y pueden liberar el plomo, puede generar sulfato de plomo (II), de baja (pero no nula) solubilidad en agua.
Otra fuente de importancia toxicológica está constituida por las pinturas con contenido de plomo, las cuales -al deteriorarse- contribuyen a la formación de polvo de plomo, material particulado en suspensión en el ambiente. Estas pinturas y otros materiales con plomo pueden, además, ser una fuente directa de ingesta, sobre todo en niños pequeños.
La exposición laboral al plomo debe ser controlada y todos los trabajadores que puedan verse afectados deben someterse a los exámenes periódicos que exige la normativa.
Toxicología y riesgos
La enfermedad característica por exposición al plomo se denomina plumbosis o saturnismo (de Saturno, nombre dado al plomo por los alquimistas). Sus principales características están relacionadas con la anemia, bloqueando la síntesis de hemoglobina y alterando el transporte de oxígeno.
El plomo afecta al sistema nervioso, debido a su carácter neurotóxico, generando daños irreversibles al cerebro. También puede afectar los riñones y -en casos extremos- causar la muerte.
En mujeres embarazadas se han registrado casos de pérdidas de embarazos, y en hombres expuestos se ha observado una disminución en la producción de espermatozoides.
Los niños pueden ser particularmente sensibles a la exposición al plomo, al verse expuestos a su presencia ambiental (calidad de aire, suelos o aguas contaminadas) o bien a su ingesta (pinturas con plomo, polvo o tierra que lo contienen).
No existe evidencia de que el plomo cause cáncer, aunque ciertos estudios en animales han determinado un aumento en la incidencia de tumores de riñón. Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), el plomo es probablemente carcinogénico en humanos.
Según lo expuesto, se trata de un metal de importancia toxicológica. También es una materia prima industrial que posee diversas aplicaciones que lo hacen de difícil reemplazo.
La generalización del uso de naftas sin plomo en automóviles ha sido un gran paso para minimizar la exposición de las personas, por ser una fuente generalizada de partículas ambientales, principalmente en las grandes ciudades.
Las baterías de plomo poseen el metal aislado, y no deben generar pasajes al ambiente por su uso normal durante su vida útil. Sin embargo, pueden constituir un problema si no son dispuestas adecuadamente. El manejo ambientalmente racional de los vehículos fuera de uso debe constituir un desafío a resolver para el control de las emisiones de plomo al ambiente.
En muchos casos se proponen estrategias de devolución de baterías usadas por parte de las fábricas, tanto por cuestiones ambientales como por el beneficio económico en el recupero del metal.
El uso como pigmento se encuentra en retroceso, y debe tenerse especial cuidado en aquellos que puedan tener contacto directo con las personas (especialmente con niños pequeños, que pueden intoxicarse al llevar materiales con contenido de plomo a la boca).
Por último, es necesario destacar el control y la adopción de buenas prácticas por parte de las empresas que lo manipulan en todas las etapas económicas, teniendo en cuenta -además- que puede existir un mercado informal importante, tanto en la recolección como en el reciclado y valorización del metal, fundamentalmente en lo referido a baterías de automotores.
Vías de exposición al plomo
- Ingesta: constituye la principal vía de exposición para la población en general, incluyendo los niños. La pintura con plomo, polvo y suelos contaminados son los vehículos más importantes de este metal.
- Inhalación: es la segunda vía principal, y en algunos casos (principalmente en el ámbito laboral) puede ser la primera. El plomo inhalado es absorbido casi en su totalidad por el cuerpo.
La gasolina aditivada con plomo tetraetilo constituía la fuente principal de plomo en el aire antes de su sustitución. - Exposición cutánea: puede ser un problema para el personal de la industria del plomo, ya sea por absorción directa (mayor en los compuestos orgánicos de plomo) o bien por contaminación e ingesta.
Por: Lic . Alejandro Eiroa
Fuente: Revista Futuro Sustentable
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