Ambiente acústico y rendimiento en el trabajo
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- El 1 enero, 2000
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En este estudio se analizan los diversos tipos de relación causal que existe entre el ruido y las consecuencias que se producen en cuanto a rendimiento y producción de errores en el trabajo.
Se analizan las consecuencias en diversas tareas mediante estudios realizados y se enfoca una relación indirecta en el triplete ruido-rendimiento-errores en cuanto que probablemente se producen efectos fisiológicos y psicológicos. Veremos que la relación causal dependerá de varios factores (tarea, características intrínsecas de la persona, etc.) y que en algunos casos será poco clara.
Palabras clave
Ruido, rendimiento, errores, efectos fisiológicos, efectos psicológicos, comunicación, tarea, consecuencias.
INTRODUCCIÓN
El ruido es uno de los agentes contaminantes más frecuente en los puestos de trabajo. En la bibliografía reciente, cuando un estímulo sonoro es descrito como ruido, no solo es por sus características físicas (intensidad, frecuencia, periodo de las vibraciones, etc.), sino, de forma operacional, a partir de sus efectos sobre las personas. Algunos autores inciden en la interferencia del ruido con la capacidad de detección y discriminación de otro estímulo. Otros, en la perturbación de la actividad o del bienestar fisiológico y psicológico.
Los efectos no traumáticos del ruido se denominan frecuentemente “efectos no auditivos” o “efectos extra-auditivos”, para diferenciarlos de aquellos que se producen en el órgano acústico debido al desgaste de éste producido por las ondas sonoras, los “efectos auditivos”. Smith y Broadvent definen los efectos no auditivos del ruido como “todos los efectos sobre la salud y el bienestar provocados por la exposición al ruido, exceptuando los efectos sobre el órgano auditivo y los efectos de enmascaramiento de la información auditiva”. Así pues, el ruido es un estímulo sonoro indeseable que puede tener efectos traumáticos (lesiones en los órganos receptores del sonido) y no traumáticos, y todos ellos tendrán consecuencias en el trabajo en lo referente al rendimiento y a la producción de errores.
Veremos que relación existe entre el ruido en el ambiente laboral y el rendimiento de trabajo y producción de errores. Para encontrar la relación se estudiará en primer término la relación directa entre estos tres factores, en tanto que dependiendo de la tarea que se realice y el tipo de ruido presente se obtendrán unos resultados u otros y la relación causal será verdadera (positiva o negativa) o no existirá. Otro tipo de situación que relaciona los tres factores antes mencionados mediante una relación causal indirecta es los efectos que tiene el ruido en la comunicación, ya sea en la comunicación oral como en la comunicación hombre-maquina/s y el deterioro que se puede producir en el rendimiento como en la producción de errores, que puede llevar a accidentes laborales importantes. Finalmente encontraremos otra relación causal indirecta que podría relacionar los tres factores, los efectos fisiológicos y psicológicos en el trabajador y sus posteriores consecuencias en el rendimiento y la producción de errores.
AMBIENTE ACUSTICO Y ACTIVIDAD LABORAL
En un primer momento, el objetivo del estudio de los efectos directos del ambiente acústico de trabajo sobre el rendimiento fue definir los factores capaces de aumentar o disminuir la eficacia del operario. Promovidas por militares o por empresarios, numerosas investigaciones de psicología experimental han analizado los efectos de diferentes tipos de ruido sobre el rendimiento en diferentes tareas, a fin de extrapolar los resultados obtenidos en el laboratorio a las situaciones reales de trabajo.
Tareas
El tipo de tarea que se realice tendrá a ver en las repercusiones sobre el trabajador, así como la tipología de ruido que encontremos. Dependiendo de estos dos factores tendremos cambios (positivos, negativos o nulos) en el rendimiento y la producción de errores.
Tareas de vigilancia
Las tareas de vigilancia requieren una especial atención a señales concretas, son un tipo de tarea que exige atención continua. La diversidad de factores determinantes y la variedad de situaciones experimentales (tipos de ruido, particularidad de las tareas, criterios de medida, etc.) hacen muy difícil generalizar y realizar comparaciones , por ello los datos experimentales obtenidos no permiten realizar muchas afirmaciones con gran severidad respecto al operario expuesto al ruido en su puesto de trabajo. Sin embargo, algunos de los experimentos realizados nos pueden permitir avanzar conclusiones para futuros trabajos en los que se eliminen variables que puedan ejercer de confusoras.
Uno de los trabajos que pueden guiar a entender la relación en el triplete ruido-rendimiento-errores en actividades de vigilancia es el que se realizó con tareas de detección de señales auditivas, o de la vigilancia de señales en movimiento, los resultados del cual fueron muy negativos. Woodhead (1946) solicitó a los participantes a observar un monitor en el aparecían una serie de cartas que iban cambiando, con diferentes símbolos. La tarea consistía en encontrar una carta conectora en otro monitor, que también iba cambiando. Cuando se exponían a ruidos impredecibles y súbitos, los participantes cometían muchos más errores, la mayoría de ellos de omisión.
Otro trabajo científico importante se realizó en una planta inglesa de Kodak Ltd. que producía películas, los investigadores estudiaron a los empleados que hacían funcionar las máquinas perforadoras de carretes. Estos empleados trabajaban en dos compartimentos delimitados, y cada uno servía a unas máquinas que debían enfilar como proyectores: los trabajadores cobraban según la producción. La tarea era sensible a cualquier lapsus temporal de atención por parte del operador: si cometía un error al enfilar un carrete, era probable que este se rompiese o que otros estropearan la máquina. La mediciones demostraron que el ruido en esos departamentos era cercano a los 98 y 99 dBA. Los investigadores persuadieron a la compañía para que se produjese un tratamiento acústico en uno de los departamentos , reduciendo el nivel sonoro a 90 dBA. Los registros de carretes rotos y averías de máquina fueron tomados durante seis semanas antes y después del tratamiento. Los errores disminuyeron en frecuencia en el departamento tratado en comparación con el que no lo había sido. Con la reducción del ruido, probablemente se vieron afectados por el estrés en menor grado. (Broadbent y Little, 1960).
Teniendo en cuenta los experimentos mencionados y demás observaciones podemos avanzar las siguientes conclusiones, pensando siempre que se habrán de seguir estudiando para llegar una completa veracidad:
” Los efectos generales del ruido en tareas de vigilancia pueden tener consecuencias sobre el nivel medio de rendimiento y sobre la evolución de éste en el tiempo
” El rendimiento se ve afectado si existen varias fuentes de señal o si son frecuentes las señales. Cuando la frecuencia de las señales es baja, bien ejerce el ruido una influencia favorable en el rendimiento, bien no ejerce ninguna.
” El ruido deteriora el rendimiento en una tarea de vigilancia cuando dicha tarea no es la prioritaria de una tarea doble.
” El ruido continuo deteriora el rendimiento de detección cuando su intensidad rebasa los 95 dBA, la duración de la exposición es superior a 30 minutos y las señales o parámetros vigilados son difíciles de percibir.
” En general, los experimentos en este tipo de tareas encontraron efectos negativos del ruido irregular en las tareas de vigilancia. La excepción se refería a sonidos de baja intensidad (72 dBA) y tareas simples como detectar una sola luz en un monitor.
Tareas de aprendizaje
Un estudio realizado en la industria automovilística demuestra que, durante el aprendizaje, el montaje de un carburador se efectúa más rápidamente en condiciones ruidosas (75 ó 90 dBA) que en condiciones relativamente silenciosas (65 dBA). El número de errores aumenta si las dos tareas se efectúan en condiciones ruidosas, pero la diferencia de tiempos de montaje entre el ruido y la calma no es significativa más que en el caso del climatizador. Podemos pensar, pues, que el aprendizaje del montaje de un climatizador es más vulnerable a la acción del ruido que el montaje de un carburador, ya que este es menos complicado de montar.
Con el estudio anterior podemos sacar la conclusión que el ruido afectará en las tareas de aprendizaje cuando ésta tarea sea de un grado de dificultad alto y requiera de una alta concentración.
El ruido es más molesto durante los periodos de aprendizaje que después, cuando el trabajo se vuelve más automático.
Tareas mentales
Este tipo de tareas requieren de una grado de concentración elevado que permita la buena elaboración de estas labores, ya sea resolución de cálculo y problemas, y demás tipología de tareas que requieran de una necesidad mental.
La mayoría de estudios que se realizan encuentran una relación directa entre el ruido y las tareas que requieran de memoria y resolución de problemas, y lo tratan como una fuente de distracción que elimina la concentración y provoca los errores.
Por otro lado, tres experimentos encontraron efectos beneficiosos en el rendimiento del test Stroop, consistente en ignorar información irrelevante, la cuál se ve ayudada por el estrés y la pérdida de atención. (Houston, 1969; O’Malley & Poplawsky, 1971).
En referencia a las tareas de cálculo, con alto contenido mental, se han realizado pruebas en las cuales se pudo apreciar un claro incremento de errores en un intervalo de treinta segundos con sonidos intermitentes. Así que encontraron una asociación entre el ruido impredecible y los errores en las tareas que implicaban cálculos mentales de rápida memorización. Una explicación del descenso del rendimiento puede ser que el ruido nos lleve a distorsiones de cálculo como consecuencia de la excitación. En dos estudios realizados, los participantes expresaron más confianza en los cálculos realizados bajo la presencia del ruido. Podría ser que el ruido lleve a la gente a tomar decisiones de un modo más rápido y descuidado como consecuencia de un exceso de confianza.
Algunos estudios no encontraron efectos del ruido en tareas mentales que ya estaban bien aprendidas, eminentemente prácticas y de retentiva a largo plazo, y en diversos tests de inteligencia no se apreciaron consecuencias sobre el aumento de la incidencia de errores.
En resumen, según los estudios realizados, concluyen que el ruido impredecible estaba asociado con tareas que implicaban cálculos mentales de rápida memorización, disminuyendo la atención y provocando errores. Sin embargo, no parece tener ningún efecto sobre tareas bien aprendidas, de retentiva a largo plazo, o eminentemente prácticas.
Se ha señalado que los efectos del ruido sobre el rendimiento en tareas mentales depende del grado de inteligencia; el ruido en personas de gran inteligencia disminuye el rendimiento en la realización de pruebas, mientras que en personas de inteligencia normal, es constante o ligeramente menor. Cabe también decir que no hay suficientes estudios significativos para afirmar la puntualización y se requiere de más experimentos.
Tareas de oficina
Aparte del descubrimiento de una disminución temporal del rendimiento debida a la repentina aparición-desaparición del ruido (Morgan, 1916) no parece que este ruido afecte en demasía a las tareas de oficina. Tales descubrimientos de la poca influencia de tales ruidos se apreciaron en diferentes experimentos como la transcripción de números, chequeo de números y otros, bajo condiciones de ruido irregular de incluso 100 dBA (Glass & Siger, 1972; Wohlwill, Nasar, DeJoy & Foruzani, 1976). En dos casos los ruidos se asociaron con una mejora del rendimiento durante sesiones breves de trabajo, quizá debido a la excitación temporal (Smith, 1951; McBain, 1961). Aún y los estudios realizados, no nos podemos aventurar a afirmar hipótesis sin consistencia, ya que los trabajos de oficina pueden ser muy variados y en cada uno de ellos puede actuar el ruido en mayor o menor grado, por ello precisaremos de más estudios que aíslen variables de confusión para aumentar la fiabilidad.
Tareas motoras
En el caso de las tareas motoras, los experimentos realizados concluyen que el ruido impredecible afecta negativamente al rendimiento.
En diez experimentos realizados, el rendimiento de la gente que se vio sometida a su tarea motora bajo condiciones de ruido intermitente descendió notablemente, como por ejemplo en el trabajo con tornos, tareas de rastreo y similares. El descenso del rendimiento se veía reflejado en una menor velocidad de trabajo pero no en un aumento de los errores.
Tareas simultaneas
Las tareas dobles son muy sensibles a la acción del ruido. Su vulnerabilidad se manifiesta a nivel de componentes o aspectos que presentan menor interés para el trabajador o que, según la consigna recibida, no son prioritarias.
En las tareas dobles, el efecto final de ruido depende de la demanda relativa de las fuentes de atención por parte de las componentes cognitivas de las dos tareas.
En tres de seis experimentos realizados con tareas simultaneas, el ruido impredecible provoca un pobre rendimiento en la tarea secundaria. Otro concluyó que la tarea primaria era la que se veía afectada, mientras que los otros dos, con periodos de mayor exposición, no encontraron efectos (posiblemente debido a la adaptación del trabajador al ruido).
Marco teórico. Teoría del Arousal
Esta teoría postula que el estado de activación del individuo puede describirse como una posición en un continuo variable, que va desde la somnolencia en el punto más bajo hasta la extrema excitación en el más alto. Habría un nivel óptimo de activación para cada tarea, y cualquier nivel de arousal que estuviese tanto por encima como por debajo de ese nivel óptimo, sería estresante.
Cuando existe monotonía, bajo nivel de estimulación, se presuponen generalmente niveles bajos de activación, mientras que para estimulación intensa y variable se esperan niveles altos de arousal.
Desde esta teoría se ha supuesto que el ruido eleva el nivel de arousal.
Cuando el nivel de arousal es alto, se produce un estrechamiento de la atención. Debido a la sobrecarga de información, las demandas exceden de la capacidad total disponible, y la estrategia más empleada para enfrentarse a esta sobrecarga es la focalización de la atención disponible en los aspectos del ambiente más relevantes para realización de la tarea, a costa de los menos relevantes. Los niveles de atención cada vez son más selectivos a medida que el nivel de arousal se eleva.
Generalmente, las tareas complejas requieren la utilización de más fuentes de información, mientras que las más sencillas permiten una atención más selectiva sin que se altere el rendimiento, por lo que, si se produce un estrechamiento de la atención, en una situación de tarea compleja, es más probable que el organismo ignore señales relevantes para completar la tarea con éxito, que en tareas simples, en las que hay menos señales relevantes.
Por lo tanto, según esta teoría, bajo condiciones activantes habrá un descenso del rendimiento en las tareas complejas, mayor que en las simples, debido a que el nivel óptimo de arousal es más bajo para las primeras.
Se han hecho críticas a esta teoría unidimensional, ya que se sugiere que diferentes estresores afectan de un modo distinto al rendimiento y no a través de un mecanismo general y unitario de arousal, ya que cada agente estresor (entre ellos el ruido) tiene distintos perfiles de efectos. Sin embargo, esto no contradice el poder explicativo de la teoría.
Las tareas más sensibles a factores de bajo arousal son generalmente tareas simples, tareas monótonas que tienen fuertes demandas de atención sostenida (tareas de vigilancia) y que proporcionan al sujeto un escaso feed-back.
Los trabajos con altas demandas y estimulación ambiental intensa y variable (tareas con alta demanda y ruido) pueden tener el efecto opuesto, es decir, producir un arousal por encima del nivel óptimo. Las tareas más sensibles a factores de arousal elevado parecen ser las que tienen altas demandas de atención dividida (tareas simultaneas), de procesamiento de la información y de memoria, en las que, además, el descenso del rendimiento se manifiesta más en un incremento de la tasa de error que en una reducción de la rapidez de respuesta.
Otra crítica que se ha hecho a esta teoría es la relación mecanicista que la formulación tradicional establece entre arousal y rendimiento, abriendo una nueva vía de relación con la introducción del concepto de esfuerzo.
A pesar de las críticas, la teoría del arosual se puede utilizar como base
para explicar según que alteraciones en el rendimiento y la producción de errores con un ambiente acústico ruidoso. Aunque indudablemente hay efectos sobre el rendimiento que no pueden explicarse con la teoría del arousal (ruido más otros efectos estresores, especificaciones con según que tareas y ruidos) podremos utilizarla para realizar una generalización de la explicación de los efectos del ruido sobre el rendimiento.
RUIDO Y COMUNICACIÓN
La comunicación en el trabajo es un echo fundamental para el buen desarrollo y práctica de éste. Podemos diferenciar varios tipos de comunicación en el medio ambiente laboral. La primera y más conocida es la producida entre dos o más personas que forman parte del espacio de trabajo. Encontramos una segunda forma de comunicación y no menos importante, la comunicación que se produce entre el trabajador y la máquina, una comunicación en la cual encontramos un proceso de feedback entre los sonidos emitidos por la máquina y la actuación del operario. Veremos como afecta el ruido en los diversos tipos de comunicación en el espacio de trabajo.
Efectos en la comunicación oral
La interferencia causada por el ruido en la comunicación oral es básicamente un proceso de enmascaramiento o interferencia, donde un sonido vuelve inaudible o dificulta su comprensión a otro.
La conversación reposada al aire libre en una distancia de 1 m. entre dos individuos tiene una intensidad de voz aproximada de 55 dBA, la voz normal 66 dBA, y la voz elevada 72 dBA. La experiencia demuestra que con niveles de ruido superiores a 80 dBA es preciso hablar muy alto y por encima de 85 dBA hay que gritar.
A parte del nivel de ruido equivalente debemos considerar otra serie de parámetros físicos para medir la calidad de la comunicación son la distribución frecuencial y temporal del ruido, condiciones acústicas de la sala (reverberación producida por la reflexión paredes, pisos techos y objetos, etc.). También es importante tener en cuanta algunas características del proceso de la comunicación que puede afectar su eficacia, tales como la familiaridad del oyente con el dialecto o acento del hablante, la importancia y familiaridad del mensaje, la motivación del oyente y cualquier pérdida de audición que pueda degradar el sonido percibido.
Nivel de ruido ambiental en dBA < 50 dBA 50 - 70 dBA 70 - 90 dBA 90 - 100 dBA 110 - 130 dBA
Cara a cara Voz normal en distancias superiores a 6 m. Voz elevada en distancias superiores a 2 m. Voz muy alta en distancias superiores a 50 cm. Nivel de voz máximo en distancias superiores a 25 cm. Comunicación difícil o imposible en distancias superiores a 1 cm.
Vía telefónica Buena comunicación Comunicación satisfactoria o ligeramente difícil Comunicación difícil e insatisfactoria Usar modos telefónicos de escucha y cabinas Necesario uso de equipamiento especial
Capacidad de comunicación oral con niveles de ruido ambiental en dBA
Es bien sabido que el ruido que enmascara o dificulta la comunicación oral puede entorpecer la seguridad. Se han recibido numerosos informes que muestran que la ropa y las manos de los trabajadores han quedado atrapadas en máquinas y éstos han sufrido graves lesiones mientras sus compañeros de trabajo eran ajenos a sus gritos de auxilio debido a que el ruido anulaba la señal de auxilio emitida.
Un ejemplo claro es el de la aviación, Aviation Safety (EE.UU) declaró en un estudio que cientos de accidentes de aviación investigados llevan consigo el “repita otra vez” , es decir, un enmascaramiento o interferencias en la comunicación entre pilotos y controladores aéreos, que provoca una deficiencia en la comunicación y debido a la inteligibilidad del mensaje el piloto no recibe correctamente el mensaje del controlador y se provoca un error que cuesta vidas.
Efectos en la capacidad de distinción de ruidos o sonidos particulares
El ruido puede enmascarar o producir interferencias con sonidos útiles que nos son verdaderamente importantes. Los procesos de realimentación (feedback) producen una serie de sonidos particulares , como el clic que acompaña la presión de una tecla, que si se enmascaran pueden influir muy negativamente en el rendimiento en el caso de que el feedback sea indispensable para la velocidad o precisión de nuestra tarea. De acuerdo con un experto, el ruido puede, “no dejarse oír a uno mismo”, enmascarando su pensamiento interior.
La comunicación con las máquinas y con los procesos de producción es otro tipo de comunicación en la cual el trabajador ha de estar receptivo a los sonidos útiles y no tener enmascaramientos ni interferencias. El echo de que el ambiente acústico enmascare la audición de una alarma que emite una máquina o circuito puede provocar errores y disminuir el rendimiento. Otro ejemplo claro es el de aquel trabajador familiarizado con una máquina, que por el ruido que emite ésta sepa si funciona correctamente o tiene algún tipo de alteración; en caso de enmascaramiento del ruido característico puede haber un error que disminuya el rendimiento.
RUIDO Y SALUD
Efectos fisiológicos
El ruido es un estímulo sonoro que puede tener efectos traumáticos (lesiones en los órganos receptores), y probablemente produzcan también efectos no traumáticos a nivel fisiológico (elevación temporal de los umbrales auditivos, disfunciones en los sistemas de regulación neurohormonal, etc.). Y digo probablemente debido a que tenemos gran cantidad de estudios realizados para demostrar una relación causal, pero también hay otros muchos que, como poco, la ponen en evidencia.
Los resultados de diversos estudios epidemiológicos demuestran que el ruido puede constituir un factor de riesgo para la hipertensión arterial, estos estudios explican que a partir de 60 dBA y hasta los 90 dBA aparecen las reacciones neurovegetativas como la vasoconstricción periférica y aumento de la tensión arterial. Esta hipótesis también la avala una serie importante de estudios de laboratorio que demostró la existencia de niveles crónicos de hipertensión arterial y demás efectos cardiovasculares en monos a consecuencia de la exposición a un nivel de ruido de 85 a 90 dBA, que no volvieron a la realidad al cesar la exposición (Peterson y cols. 1978, 1981 y 1983).
Sin embargo, según Dejoy, la mayor parte de estos estudios tienen un carácter meramente exploratorio y no permiten establecer una relación causal clara entre exposición al ruido y la hipertensión, por varias razones:
Falta de datos cuantitativos (dosis-efectos)
Diferencias entre los niveles de ruido tomados en cada uno de los estudios
Defectos metodológicos
Limitaciones inherentes a los estudios transversales
Diferencias de calidad entre los estudios
Van Dijk, de acuerdo con Dejoy, analizó 12 estudios (van Dijk, 1990) en los cuales no encontró efectos significativos. De los 12 estudios de tipo transversal, la mitad mostraban una relación causal positiva, y la otra mitad no mostraba efectos significativos. Considera que los resultados contradictorios provienen de las diferencias entre las poblaciones estudiadas (actividad profesional, carga de trabajo, influencia de otros factores de estrés..), la falta de control sobre los diferentes factores de riesgo de hipertensión (criterios genéticos, hábitos alimentarios, etc.), y otros factores importantes y que pueden actuar como confusores, ya sean la edad, altura, el grado de estrés que produce la actividad, la sensibilidad del trabajador, etc.
Estos estudios simplemente ponen en duda la posible relación causal entre ruido y efectos hipertensores en base a los estudios realizados. No podemos establecer conclusiones definitivas sobre la presencia o ausencia de riesgo de hipertensión arterial con exposición al ruido. Solo una cohorte prospectiva de 10 a 15 años y teniendo en cuenta los factores de confusión comentados pueden establecer una conclusión evidente.
Los estudios efectuados sobre los efectos hormonales del ruido muestran resultados variables y bastante contradictorios. Ello puede explicarse por las grandes diferencias entre las condiciones experimentales, y por el echo de que los efectos del ruido sobre las secreciones hormonales pueden variar en función de la actividad del sujeto, de las características de la tarea a efectuar y de otras molestias físicas y psicosociales.
Los estudios de química sanguínea muestran aumentos de los niveles de las catecolaminas adrenalina y noradrenalina debidos a la exposición al ruido (Rehm, 1983) y una serie de experimentos realizados por investigadores alemanes se halló una relación entre la exposición al ruido y el metabolismo del magnesio en seres humanos y animales (Ising & Kruppa, 1993).
El ruido puede aumentar la motilidad gastrointestinal y esto explicaría la alta prevalencia de úlcera péptica entre los expuestos.
Se han atribuido a la exposición al ruido numerosos síntomas y signos clínicos que incluyen nauseas, disminución del impulso sexual, somnolencia anormal y anorexia.
En trabajadores expuestos a niveles de ruido entre 110 y 124 dBA se encontró que presentaban estrechamiento del campo visual y disminución de la percepción de colores, mejorando la vigilancia visual a 72 dBA.
El ruido interfiere en la función recuperadora del sueño. Tiene, por lo tanto, efectos negativos sobre la salud y el bienestar. El ruido aumenta el tiempo de adormecimiento, despierta al sujeto dormido o le impide volver a dormirse, afecta la duración relativa y la pauta de estados electroencefalográficos del sueño y, por consiguiente, afecta la calidad del sueño.
Repercusiones en el rendimiento y la incidencia de errores
Suponiendo que en los estudios realizados hubiera una relación causal clara entre el ruido y las repercusiones fisiológicas, podríamos hablar de otras causas para aumentar la incidencia de errores y disminución del rendimiento. Estas causas serían indirectas, ya que no las produciría el ruido en si mismo, sino que los cambios fisiológicos perjudiciales producirían un malestar importante para el trabajador, este malestar haría disminuir los niveles de atención y una aumento del tiempo de reacción, aumento la incidencia de errores y disminución del rendimiento.
Encontraríamos una relación causal indirecta entre el aumento de la tensión arterial (en caso de haber relación causal entre ruido y hipertensión arterial) y la producción de errores ya que la ansiedad, palpitaciones y demás sintomatología que produce, puede provocar una disminución del rendimiento provocada por el malestar. Lo mismo sucedería con la relación entre el ruido y los aumentos de los niveles de catecolaminas y el metabolismo del magnesio.
Los problemas gastrointestinales también pueden provocar indirectamente un aumento de la producción de errores y una disminución del rendimiento. Las dolencias gastrointestinales como las gastritis, úlceras pépticas, etc. provocan algias intestinales, ardores i demás sintomatología molesta que seguramente incidirá en la producción de errores.
De igual modo habría una relación causal indirecta entre el estrechamiento del campo visual y la disminución de la percepción de colores, y el aumento de errores y disminución del rendimiento. El estrechamiento del campo visual producirá una insuficiencia visual que podría evitar que el trabajador viese según que cosas imprescindibles para su trabajo (provocando errores por falta de información), o tuviese que hacer más movimientos para poder ver con claridad (disminución del rendimiento).
Efectos psicológicos
Se considera que existe una asociación entre niveles elevados de ruido ocupacional y el desarrollo de neurosis e irritabilidad. Otros autores sugieren que acelera e intensifica el desarrollo de una neurosis latente, pero no se ha podido comprobar el resultado en investigaciones.
Algunos psicólogos afirman que el ruido puede alterar el equilibrio psíquico, ya que los trabajadores, en ambientes ruidosos, son más agresivos, desconfiados e irritables.
Se ha visto que los trabajadores de turno nocturno, donde el ambiente laboral es menos ruidoso, tienen mejores relaciones interpersonales y conviven después del horario de trabajo. La posibilidad y el deseo de la interacción social en el turno diurno son menores porque los obreros de una fábrica ruidosa no pueden oírse unos a otros; tienen que gritar y se enojan rápidamente.
Algunas investigaciones indican que en los ambientes ruidosos es menos probable que las personas se ayuden unas a otras y más probables que se presenten comportamientos antisociales (Suter, 1992).
Estrés
En condiciones reales de trabajo el ruido está asociado a otras molestias o factores de carga y estrés. Por ello de impone una extremada prudencia a la hora de interpretar datos subjetivos. En los casos de estrés, el ruido puede aparecer como el chivo expiatorio de problemas que no tienen con él más que una relación lejana; como, por ejemplo, problemas ergonómicos, psicosociales u organizacionales. Sin embargo no es conveniente subestimar la contribución del ruido a la carga de trabajo y al estrés profesional.
Insatisfacción
El ruido ha sido a menudo una fuente de insatisfacción en oficinas. Varias encuestas realizados sobre oficinistas norteamericanos incluían una pregunta en que los participantes elegían entre una lista de diecisiete características de su entorno las dos o tres más importantes a la hora de desempeñar sus correspondientes tareas. Las más escogida era “la habilidad para concentrarse sin ruido u otras distracciones” (Louis Harris y Asociados, 1978). En este estudio se puede observar como el ruido es una de las características de trabajo más valoradas, y de las primeras en hacerse notar cuando se sobrepasa un cierto nivel.
En un estudio realizado (Boyce, 1974), los empleados se mudaron de cinco edificios a otro teóricamente mejor y más nuevo, en el cual más de la mitad de ellos se veían afectados por los ruidos, a pesar de su relativamente bajo nivel de sonoridad en el ambiente, 54 dBA. De igual modo, el estudio de Kraemer, Sieverts (1977), incluía mediciones de sonido ambiente en diecinueve oficinas, pero no encontraron ninguna relación entre los niveles de sonido y la molestia ocasionada por el ruido. En quince oficinas ellos tomaron más de 8000 lecturas de sonido ambiente con sonómetros y no supieron relacionar dichas mediciones y la molestia existente en 519 empleados.
No estaremos utilizando al ruido como chivo expiatorio en los problemas de insatisfacción?
CONCLUSIONES
Como hemos podido observar a lo largo del estudio, no encontramos una respuesta clara a como afecta el ruido en el rendimiento y la producción de errores. Si nos basamos en el prototipo de empleo de la sociedad actual encontramos un trabajo con múltiples tareas, en el que se realiza gran variedad de actividades (labores de vigilancia, mentales, motoras, etc.) que hace resulte bastante difícil saber como afectará el ruido en un tipo de trabajo debido a la gran complejidad de éste, ya que los estudios realizados resultan sumamente específicos como para extrapolarlos al empleo actual. Aún así nos pueden dar una idea según la actividad que predomine en el trabajo.
No obstante encontramos numerosas contradicciones en según que estudios que pueden hacer dudar acerca de la veracidad éstos. Quizá por eso encontramos la necesidad de seguir investigando y realizando nuevos estudios con parámetros similares que ayuden a encontrar un consenso.
En otro aspecto como las interferencias en la comunicación encontramos con claridad una disminución del rendimiento y un aumento de la producción de errores con posibilidad que causar grandes destrozos y pérdidas de vidas.
En lo que concierne a los efectos del ruido sobre la salud física también encontramos una falta de consenso que puede ser debida a la diferencia entre los estudios realizados (diferencias metodológicas, falta de datos, etc.) y la necesidad de unificación de criterios para estudios posteriores, así como la necesidad de realizar estudios de cohorte que den más veracidad que los estudios transversales realizados. Seguramente así encontraríamos una respuesta en consenso, probablemente una relación causal positiva, que daría una visión más clara del tema.
Para encontrar una respuesta factible entre la relación ruido-salud psíquica, también será necesario encontrar respuesta, no tanto a las diferencias metodológicas, sino a la inmersión de variables de confusión (estrés, insatisfacción, etc.) que hacen dudar de que la relación sea clara.
En general, pensamos que desde el marco general de todas las causas que afectan a la relación ruido, rendimiento en el trabajo y producción de errores requerimos de nuevos estudios basados en el enfoque actual del trabajo, con unificación de criterios entre investigadores y eliminando las variables de confusión.
Autor: Martín i Vilanova, David
Graduado Superior en Prevención de Riesgos Laborales por la Escuela Superior de Prevención de Riesgos Laborales (UB-UPC-UPF-INSHT). [email protected]
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