Algunas comparaciones entre las energías eólica e hidroeléctrica
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- El 1 septiembre, 2010
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En el plan de diversificación de las fuentes de producción de energía de Argentina, recientemente ENARSA aprobó las inversiones de 17 usinas eólicas a ser instaladas en diversos puntos de La Patagonia.
Además del cumplimiento de requisitos técnicos, un tema fundamental que definió las adjudicaciones de esas inversiones fueron las propuestas tarifarias, habida cuenta que –para hacer viables los proyectos- se garantiza a las empresas adjudicatarias, la compra de toda la energía producida durante 15 años, a tarifas dolarizadas y a un precio de venta a CAMMESA (la operadora mayorista eléctrica) a un precio cuatro veces mayor que el precio de la energía spot (energía de punta, la más cara de operar).
Dicho en “castizo vulgar”, la energía eólica es carísima, y solo puede sostenerse en base a fuertes subsidios (que terminamos pagando todos los contribuyentes y usuarios). El precio promedio acordado para las eólicas, es de US$ 120 el MWh, mientras que el precio del mercado eléctrico SPOT (de horarios de punta de demanda) está en el orden de US$ 30 el MWh.
Pero además, al estar contractualmente atadas al dólar, los costos de la energía eólica fluctuarán con cada variación de la cotización de esa divisa, mientras que los costos de los otros tipos de generación eléctrica (incluida la hidroeléctrica), son funciones de variables internas, mayoritariamente cuantificables en moneda argentina.
Dicho más claramente aún, esos “paquetes” de energía eólica se convierten en una pesada carga financiera para todo el sistema eléctrico, que pasa a subsidiar la falta de competitividad económica de la tecnología eólica. Y no se piense que eso es por una supuesta “ineficiencia argentina” o por una excesiva dadivosidad concedida a esos curiosos “empresarios de riesgo cero” (nada que ver con la “competencia”, el “libre mercado” y “el riesgo empresario” que pregonan los voceros del neoliberalismo).
En España, hoy acosada por la crisis sistémica que afecta profundamente a su economía, el Estado tomó la decisión de limitar drásticamente las generosas subvenciones que hicieron posible el rápido crecimiento del parque de energía eólica hispano.
También solo los programas de fuertes subsidios estatales son los que permitieron el crecimiento y mantenimiento de los muy promocionados parques de energías eólica y solar, en Alemania, en Dinamarca, en EEUU y otros países.
Todo esto demuestra una vez más que las muy publicitadas energías eólica y solar, siguen adoleciendo de muy serias limitaciones económicas, que las tornan no competitivas, y que solo en base a muy fuertes subsidios pueden operar en mercados interconectados.
A esas profundas dificultades económicas, se le adicionan los limitantes técnicos que son propios de estos sistemas de generación. La solar depende del sol (muy obvio pero no advertible por los ultras de la ecología), lo cual torna aleatorio su funcionamiento de día, variando incluso su rendimiento en función de las horas y de la ubicación geográfica (menos eficientes cuanto más elevada sea la latitud, o sea menos eficiente al alejarse de la Línea del Ecuador). Para el pico del consumo (a la noche) la solar “se borra”…La eólica depende totalmente de la aleatoriedad de los vientos, los cuales además son variables permanentemente, lo cual altera la calidad de la prestación del servicio, debiendo ser estabilizado por una central convencional (hidro, nuclear o termo –esta última quemando hidrocarburos). Con ello no solo se perjudica la ecuación económica sino también ambiental.
Pero otra comparación aparece como sumamente interesante. 17 proyectos eólicos sumarán 754 MW de Potencia Instalada, no especificándose en la información el rendimiento medio –Energía Media Anual- esperable. Por su parte, la suba de la cota operativa de Yacyretá, de tan solo 31 cm, provee 856 MW, (un generoso 13,52 % adicional de Potencia Instalada, operable desde un solo lugar, mucho más eficiente) con 3.102 GWh de Energía Media Anual.
Datos concretos de la realidad como estos, son contundentes demostraciones de la falta de sustento técnico de las agresivas campañas anti hidroeléctricas y pro solares y eólicas, de las nada inocentes transnacionales de la ecología fundamentalista, y de la irracionalidad de los planteos de militantes ecologistas de base, muchas veces honestos, pero obnubilados por tergiversados razonamientos solo sustentados en emotividades falaces y hábilmente inculcadas por “los poderes detrás del trono” que “dictan letra” para fomentar el fanatismo, de forma tal que el conservacionismo a ultranza sea la excusa que nos impida encauzarnos en la senda del desarrollo socio económico autosustentable y autoinducido.
Similares irracionalidades son inculcadas para que los desprevenidos “perejiles” del ultra ecologismo, se opongan incoherentemente al desarrollo de la tecnología y los proyectos nucleares, pero esto ya amerita otro artículo separado.
Fuente de datos: El Inversor Energético y Minero – Junio y julio de 2010.
Por: Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – F.I. UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – EN10
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – ICM
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