Agua segura y uso racional
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- El 16 abril, 2007
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El bienestar del ser humano en general y de los niños en particular es, y seguirá siendo, altamente dependiente de la accesibilidad que éstos tengan a agua de buena calidad y en cantidad suficiente.
Desde la antigüedad se reconoce y se valora la relación entre agua y salud. Hace más de 2.300 años Aristóteles le aconsejaba al Emperador Alejandro Magno que diera de beber agua hervida a sus soldados, porque las diarreas causaban mayor mortalidad que las batallas.
Lo cierto es que en el mundo actual el agua apta para beber es ya un recurso escaso. Por lo tanto, es imposible pensar sobre un escenario futuro que involucre a este vital elemento, sin tomar en cuenta ese dato de la realidad.
Argentina, por ahora, es una excepción, porque posee importantes fuentes superficiales y subterráneas de agua dulce.
Probablemente esta sensación de abundancia ha hecho que la cantidad de litros de agua tratada que se utiliza anualmente por persona en nuestro país sea uno de los más altos del mundo. Sin embargo este gasto excesivo no beneficia a todos por igual. Como en otros temas, también en la distribución del agua prima la inequidad.
Sirvan como ejemplo las siguientes cifras. Los que viven en la Provincia del Chaco no tienen la misma posibilidad de tener agua segura que aquellos que residen en la ciudad de Buenos Aires (61.6% vs. 99.9%, INDEC 2003), y la diferencia se agrava si comparamos la disponibilidad de desagües cloacales, tema estrechamente relacionado con el agua, la salud y la pobreza (18.6% vs. 96.6%, respectivamente).
La cantidad de agua utilizada en una familia excede largamente la destinada a beber, ya que es necesaria para lavar alimentos, cocinar, limpiar los utensilios de cocina, ropa y vivienda, además de la higiene personal y del baño.
La OMS estima que se producen anualmente en el mundo 1.3 millones de muertes en menores de cinco años que están relacionadas con la falta de agua en calidad y cantidad suficiente. Parte de esos niños son argentinos.
Las heces humanas y de animales, constituyen el mayor contaminante biológico de la fuentes de agua en los países subdesarrollados.
La agenda inconclusa nos ata a algunas enfermedades infecciosas del siglo pasado, entre las que se encuentran las relacionadas con el agua. |
A través de agua no segura se pueden transmitir diversos patógenos entre los que se destacan, por su frecuencia en la Argentina, algunas bacterias que producen infecciones gastrointestinales (diferentes especies de Shigellay de Escherichia coli, etc.), virus (diarreas y vómitos causadas por Enterovirus, hepatitis aguda por virus de la hepatitis A, etc.) y parásitos intestinales (diarreas por Giardia lambliay Cryptosporidium, etc.).
Cuando el agua es insuficiente en cantidad, obstaculiza la higiene personal y facilita las infestaciones por ectoparásitos (parasitosis de la piel), entre ellos se destacan las pediculosis ( Pediculus humanusvariedad capitis) y la sarna ( Sarcoptes scabieivar. hominis).
Pienso en los próximos años con esperanza. Con la esperanza de que hayamos dejado atrás lo que es conocido como “la agenda inconclusa”. Esa agenda que nos ata a algunas enfermedades infecciosas del siglo pasado, entre las que se encuentran las relacionadas con el agua. Enfermedades ya superadas por los países desarrollados.
Agua segura para todos, usada de manera más racional. Creo que ese es el desafío que debemos enfrentar, de cara a los próximos años.
Por: Daniel Beltramino
Jefe del Servicio de Pediatría del Hospital J.
B. Iturraspe, Santa Fe. Ex Presidente de la
Sociedad Argentina de Pediatría.
Fuente: Revista Hydria. Año 1 Nº4 Diciembre 2005
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