Atlas argentino de emisiones a la atmósfera
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- El 15 febrero, 2022
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Durante abril de 2020, y por efecto de la cuarentena producida por la pandemia de COVID-19, las emisiones se redujeron en más del 50 por ciento respecto de igual mes de 2019.
La contaminación del aire es responsable, según diversas estimaciones, de entre el 5 y el 9 por ciento de las muertes prematuras asociadas a enfermedades respiratorias y cardiacas, dependiendo de los niveles de polución, y alcanza a 4.9 millones de habitantes por año en todo el mundo.
La calidad del aire que respiramos está influenciada por tres elementos principales: la meteorología, la topografía y las emisiones a la atmósfera, tanto naturales como antrópicas. Para determinar la concentración de contaminantes que nos rodean se usan monitores continuos de gases y partículas (aunque en Argentina son demasiado pocos los de uso perma-nente), y se complementa el análisis con datos satelitales y modelos de dispersión que ayudan a predecir la calidad del aire en aquellos lugares donde no hay mediciones disponibles.
Un insumo básico de estos modelos son los inventarios de emisión, que podrían equivaler a un catastro o atlas: indican la cantidad y el lugar donde se emiten gases y partículas a la atmósfera. Los modelos e inventarios también nos ayudan a establecer estrategias ambientales nacionales y globales, por ejemplo, para determinar políticas de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Argentina le ha enviado un inventario nacional de GEI al Panel Intergubernamental de Cambio Climático, indicando los totales sectoriales disponibles para varios años, pero no especifica en detalle el lugar donde se produce cada emisión. En cambio, presentamos aquí un inventario nacional de emisiones que afectan la calidad del aire y GEI para todo el país, en alta resolución (2,5 km x 2,5 km), con una variación temporal mensual desde 1995 a 2020 para la mayor parte de los sectores emisores: energía (centrales térmicas, refinerías, cementeras, industrias), transporte (carretero, trenes, aviones, barcos), agrícola y ganadero, residencial, comercial, de residuos y de quema de biomasa (por incendios naturales o pro-vocados). Este material incluye las siguientes emisiones de GEI: CO2, CH4, N2O; precursores del ozono: CO, NOX, COVNM; gases acidificantes: NH3, SO2; y mate-rial particulado: PM10, PM2.5, TSP, BC.
La Tabla 1 muestra las emisiones nacionales totales por sector del año 2016, mientras que la Figura 1 presenta una participación de cada sector en cada tipo de emisión y la Figura 2 expone la distribución espacial del inventario de metano, también de 2016. Un detalle de la metodología y los principales resultados de este atlas ha sido publicado en Atmospheric Environment.
SITUACIÓN ACTUAL
Es interesante remarcar que, debido a la pandemia de COVID-19, muchas ciudades del mundo experimentaron una mejoría en la calidad del aire con motivo del cese de muchas actividades, lo que produjo un alivio pasajero en la salud de sus habitantes. Argentina no fue la excepción. Las Figuras 3 y 4 muestran la variación mensual (desde enero de 2005 hasta abril de 2020) de las emisiones de GEI y de la calidad del aire provenientes del sector de transporte carretero, donde se aprecia una reducción importante producida en marzo y abril de 2020. De acuerdo a los registros, la reducción fue de 29 y 56 por ciento (97 y 56 mil tn CO2eq, respectivamente) respecto de los mismos meses de 2019 (135 y 127 mil tn de CO2eq) y de 19 y 51 por ciento (respectivamente) si consideramos los valores medios de marzo-abril 2005-2020 (120 y 112 mil tn de CO2eq). Estas disminuciones se aprecian también en el sector industrial; en cambio, hay un leve ascenso en el sector residencial, como era de esperar debido a la cuarentena domiciliaria.
Esta reducción importante de los GEI y otros contaminantes nos hace reflexionar sobre los siguientes puntos:
- Se produjo luego de un confinamiento social preventivo y obligatorio fruto del temor de un contagio de un virus que para algunas personas resulta mortal.
- Estuvo vinculada a una reducción del consumo, la actividad comercial, la industrial y el transporte.
- El confinamiento trajo consigo una retracción importante de la economía, con la consiguiente pérdida de empleo, disminución en las consultas médicas y cierre de las escuelas, lo que implica para el autor un menor bienestar y una limitación en las libertades individuales.
Estos puntos nos dan la oportunidad de medir la dificultad y calibrar el costo que conlleva aplicar planes de reducción mundial de GEI tendientes a lograr un freno en el aumento de la temperatura global. Sin una disminución voluntaria del consumo vinculado a un cambio cultural y tecnológico importante, la reducción de los GEI estará asociada a profundizar las desigualdades y asimetrías entre zonas de alto consumo, con mejor educación y mejor salud que el resto. De aquí el fracaso de las actuales estrategias ambientales.
ATLAS
Los resultados y la metolodología del atlas están disponibles en: https://doi.org/10.1016/j.atmosenv.2019.117248
Fuente: Revista Pulso Nº 15
Por: Salvador Enrique Puliafito
Doctor en Ingeniería (Universidad de Braunschweig, Alemania). Especialista en temas de calidad del aire y cambio climático. Investigador del Conicet. Docente y director del Centro de Estudio para el Desarrollo Sustentable en la Facultad Regional Mendoza (UTN).
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